
¿Por qué se equivoca Feijóo acercándose, dejándose engatusar, pactando con Junts? Elijan la modalidad que gusten, todas son facturas que acabará pagando caro.
Pedro Sánchez necesita los 7 votos de Junts para aprobar los presupuestos; y Puigdemont recuperar la capacidad de chantaje perdida que esos votos le dieron para lograr la amnistía a cambio de su investidura. Perdida esa capacidad de chantaje, la amenaza de no votarle los presupuestos podría ser real con otro presidente y otras circunstancias políticas, nunca con éste y con su desprecio contrastado a cualquier forma decente de ejercer el poder y respetar las formas democráticas. Si no le vota los presupuestos, Sánchez seguirá gobernando sin presupuestos. Antes muerto que sin poder. A costa de lo que haga falta. Pero en ningún caso, y bajo ninguna circunstancia, caerá en la trampa de Puigdemont de someterse a una cuestión de confianza. ¿Por qué?
Porque la moción de confianza volvería a dar a Puigdemont la ventaja que tuvo tras las elecciones. Sin sus 7 votos, Pedro Sánchez no podría haber logrado la investidura. Con la moción de confianza volvería a estar en manos de Junts (y del resto de reptiles que componen su coalición de gobierno). Puigdemont, en este interinage volvería a tener en sus manos la posibilidad de pedirle cualquier cosa (Acuérdense del chiste del dentista). Y cuando digo cualquier cosa, es cualquier cosa. Quienes sufrimos a diario el cáncer nacionalista en Cataluña sabemos el alcance de sus delirios.
Bueno es Sánchez para que alguien le chulee si no tiene en la manga una amenaza real. Puede concederle lo que ningún español de bien le concedería, pero jamás la posibilidad de una amenaza real a su permanencia en el poder. Y la moción de confianza sería una amenaza real.
Dibujado el escenario, Feijóo está haciendo el primo. Puigdemont le está utilizando como señuelo para amenazar a Pedro Sánchez con la moción de censura que barrunta Feijóo. Pobre ingenuo. ¿Cuándo iba a tener Puigdemont un escenario más atractivo para sus delirios nacionalistas que el que detenta hoy con Pedro Sánchez en el poder? Y eso, Pedro lo sabe. Feijóo está a un paso de recibir en plena boca un peneuvezazo, como el que el PNV le dio a Rajoy.
Pero hay una razón más para objetar este mariposeo de Feijóo con Puigdemont. Está legitimando, o cuando menos, blanqueando la relación del Gobierno de España con un delincuente. Si tan mal nos parecía que Pedro Sánchez pactara en el extranjero con un golpista, si tan mal nos parecía que amnistiara a un delincuente, ¿por qué nos habría de parecer razonable que lo hiciera el líder de la oposición? ¿Qué razón moral le asistiría?
Alberto Núñez Feijóo, como todos sus antecesores en el cargo del PP (a excepción de Alejo Vidal-Quadras) comete un error con Cataluña. 45 años han demostrado que si no tienes un partido de centro derecha liberal español porque crees que ese espacio lo ocupa la derecha catalanista (por cierto, xenófoba, antiespañola y chantajista) con la que tienes que pactar, habrá que perder toda esperanza. Con el chantajismo catalanista no se puede pactar. Hay que vencerle. En Cataluña C´s demostró que se podía hacer, pero la traición a las raíces que lo originaron frustraron el esfuerzo.
Feijóo, como los sorayistas, deberían escuchar más a Cayetana Álvarez de Toledo. Al menos conoce a Cataluña. Y ama a España.
CODA: El PP habría de confiar en la línea del PPC de Alejandro Fernández y abrir brecha, paso a paso, sin prisa, pero sin pausa ni titubeos para consolidar un espacio de centro derecha liberal español en Cataluña. Confundir la burguesía catalana con el catalanismo es un cliché, y reclinarse ante él, una rendición sin haber dado batalla. Sin complejos. Como la está dando Izquierda Española en su espacio de centro izquierda. Hay caldo de cultivo y ciudadanía constitucionalista de sobra esperando que la respeten y mimen. Pero para eso hay que tener un proyecto de país y ningún complejo. Incluso reparar que el objetivo de la política son los ciudadanos de carne y hueso, no los juegos florales de los políticos ni sus delirios nacionalistas o de poder. Eso que de forma pedante denominaba Marx, superestructura. Qué buen vasallo si hubiere buen señor, decía el clásico. Pues no sabe el PPC qué extensa infraestructura tendría a su alcance, si ésta contara con un buen Feijóo.
PD: Mucho se especula con los pies de barro de este Gobierno Frankenstein. Y lo atribuyen a los nacionalistas. Error, son los más fieles, la fidelidad de los delincuentes. Mientras haya botín, habrá estabilidad. Pero sí, el Gobierno tiene un flanco débil, exactamente el que lo hizo posible, Podemos. Para ser más exactos, Pablo Iglesias, el asaltacielos. Este hacedor de Yoyolandas, apartado de la vida oficial, tiene una ventana de oportunidad para recuperar el espacio robado por Sumar a Podemos: derribando al Gobierno con la excusa de propuestas más populistas que las de Sumar. El resentido Macho Alfa rumia la venganza en silencio mientras evalúa encuestas. A esto se reduce la nueva política, a ombligos. Y ella nos puede devolver de nuevo a la vieja. Justicia poética.
