Menú

Rusia no aceptará la derrota... sin responder en el futuro

Ucrania ha conseguido sobrevivir y demostrar su coraje y su convencimiento de que quiere estar con Occidente. Esta es su gran victoria.

Ucrania ha conseguido sobrevivir y demostrar su coraje y su convencimiento de que quiere estar con Occidente. Esta es su gran victoria.
Una foto facilitada por el Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania (SES) muestra el lugar de un ataque con drones en Krivii Rih, Ucrania, el 12 de marzo de 2025, en medio de la invasión rusa en curso. | EFE

La propuesta de alto el fuego en Ucrania acordada entre en el país agredido y los Estados Unidos siembra las bases para un potencial acuerdo definitivo que, básicamente, consistiría en que Rusia se anexiona los territorios invadidos sin que ello implique un reconocimiento oficial de su ocupación, y que Ucrania, reducida en un 20% en su territorio y un 10% en su población, sobrevive sin garantías militares de seguridad de la OTAN ni de los Estados Unidos.

El acuerdo definitivo de paz, si es que se alcanza, o nos quedamos con un alto el fuego permanente, que siendo lo más probable sería el peor escenario para Ucrania y Europa, establecerá las condiciones de seguridad que Europa deberá aportar en términos de despliegue militar para garantizar que Rusia no vuelve a atacar Ucrania, o que si lo hace deberá enfrentarse a las tropas europeas. Un simple alto el fuego no sería condición suficiente para un despliegue de tropas de interposición y dejaría la ventana abierta para un retorno al conflicto en unos meses.

Es difícil determinar quién gana en esta tregua y todo depende de los objetivos que cada una de las partes se fijaron al comienzo de las hostilidades y de los resultados actuales.

Rusia, y así lo declaró Putin en el día de comienzo de la invasión, quería anexarse Ucrania, a la que negaba el derecho a existir. Ucrania quería mantener su territorio íntegro recuperando incluso las posiciones perdidas en 2014. Desde este punto de vista, las dos partes han fracasado y esto hace posible el acuerdo. Pero, ¿quién ha perdido más?

Rusia, después de tres años de guerra y un enorme coste en material y sobre todo en vidas humanas –las cifras más conservadoras hablan de 200.000 jóvenes muertos en el Frente–, ha conseguido ocupar un territorio un poco mayor que Castilla-La Mancha, con una población de apenas unos tres millones de habitantes.

El objetivo territorial estratégico más importante conseguido por Rusia ha sido llegar por el sur, a través de las regiones de Zaporiyia y Jerson al río Dniéper, lo que garantiza la supervivencia física de Crimea, el verdadero activo militar de Rusia en Ucrania, que depende totalmente de este cauce para su economía y subsistencia, así como en enlace continental con Rusia.

Moscú no ha conseguido ningún objetivo estratégico que mejore su situación de seguridad; es más al contrario: las razones que justificaron la invasión hace tres años hoy son mucho más fuertes de lo que eran entonces visto el rearme ya iniciado en los países fronterizos.

Rusia ha conquistado un territorio en el que hay dos provincias, Zaporiyia y Jerson, donde la minoría rusa es muy escasa, no llega al 20% de la población, y en las que Zelenski literalmente barrió en las elecciones presidenciales. Esto significa que Rusia deberá hacer un esfuerzo militar permanente en una región perdida de su vasto territorio para mantener una ocupación en poblaciones que le serán hostiles. Seguramente incitará a los ucranianos dentro de su tradición de limpiezas étnicas, a abandonar sus territorios para ser ocupados por rusos de las estepas. Hoy, Rusia ganaría con esta invasión el 0,4% de su territorio actual, sin ningún carácter estratégico. Demasiado coste para algo tan pírrico.

Ucrania ha conseguido sobrevivir y demostrar su coraje y su convencimiento de que quiere estar con Occidente. Esta es su gran victoria. Se ha desprendido dolorosamente de las zonas menos occidentales de Ucrania en el Donbás, lo que reforzará claramente la vocación europeísta, y si la paz se extiende en el tiempo, se recuperará gracias a los planes de reconstrucción.

En términos estratégicos, Rusia ha sufrido una gran derrota. Cuando un país muestra sus cartas agresivas y no gana, pierde. Si Alemania hubiera fracasado en la invasión de Francia en 1940, el régimen nazi no habría sobrevivido. Nadie va a confiar en Rusia, más bien todo lo contrario, ahora existe el convencimiento de que las intenciones de Rusia son agresivas e imperialistas sobre el este de Europa y nosotros ya sabemos qué debemos hacer para detener a Putin.

Rusia seguirá siendo un gigante nuclear, pero el ocaso de la gran Rusia ya ha comenzado. El tiempo nos dirá si se convierte en un apéndice de China, de Estados Unidos o en un estado irrelevante. A medida que su arsenal nuclear se vaya deteriorando y no existan los recursos suficientes para reponerlo, su amenaza nuclear será cada vez más menos importante.

Esta tregua es un pequeño triunfo para Trump, lo será mucho mayor si hay un acuerdo definitivo. Ha tomado un papel protagonista en forzar el acuerdo llevando a las partes al límite y firmará un acuerdo para la explotación de los minerales y tierras raras de Ucrania. Trump se ha abonado la tesis estratégica de China para el control de grandes áreas del planeta, no para su ocupación ideológica, moral o territorial, sino para la explotación de esos materiales que estamos descubriendo ahora que parecen ser que son críticos para el futuro de la humanidad. No se trata de robarlos sino de asegurarse el suministro, lo cual ya tiene un valor absolutamente enorme.

Este compromiso de Estados Unidos con la explotación de los recursos ucranianos de tierras raras es sin duda es el mayor activo que Ucrania ha conseguido para su prosperidad y su seguridad. No debemos subestimarlo.

Rusia aceptará este acuerdo y lo venderá como un éxito, como no podía ser de otra manera, y a medida que las sanciones se vayan relajando continuará e incrementará el actual proceso intensivo de modernización de su arsenal táctico y nuclear. Rusia no va a aceptar esta situación de derrota y de europeización de Ucrania sin responder en el futuro. Las causas que la llevaron a esta guerra ahora son más sólidas que en 2022. Tiene a su vez otras muchas ambiciones sobre Europa a la que ve como la amenaza principal a su seguridad.

Resulta curioso que cuando Estados Unidos se aleja de Europa y todo el mundo reconoce que esta es una área política fragmentada y con escasos gastos de defensa, sea precisamente cuando Rusia se siente más amenazada. Esto es lo que evidencia que es justamente lo contrario, Rusia quiere aprovechar esa debilidad para poner su bota sobre los países fronterizos y establecer un corredor de seguridad como el que creó con el Pacto de Varsovia, no tiene otro objetivo.

El acuerdo definitivo de paz supondrá que el proceso de integración de Ucrania en las instituciones europeas avanzará y su economía se recuperará gracias al proceso intensivo de reconstrucción. No ocurrirá lo mismo con los territorios ocupados en Ucrania que sufrirán la dictadura rusa y su estructura económica corrupta y deficiente.

Rusia tardará entre cuatro y seis años para estar en condiciones de atacar a Europa apoyado en su estrategia nuclear. Solo existe una manera de evitarlo que es con la disuasión que supone el nuevo plan de defensa europeo. Rusia no se va a embarcar en una aventura militar contra una Europa muy superior tecnológica y militarmente.

Pero cabe hacerse una pregunta en estos momento en los que todavía no conocemos la decisión rusa: ¿qué ocurre si Rusia no acepta el alto el fuego? Trump tendrá la legitimidad y el apoyo para volcarse militarmente con Ucrania, y Europa no se quedará atrás. Básicamente a Rusia no le queda otra opción que aceptar o embarcarse en una aventura muy peligrosa y de final incierto. Pero como Rusia nunca ha cumplido un acuerdo internacional, al día siguiente se pondrá a trabajar en cómo violarlo.

Europa no tiene otra alternativa que embarcarse en un proceso de militarización agresiva que deberá sostenerse en el tiempo hasta que Rusia abandone sus políticas agresivas, Putin ya no esté en el poder y el gigante nuclear se convierta en una democracia real y plena. Mientras el autoritarismo apoyado en los arsenales nucleares y en la militarización se mantenga en Rusia, no podemos ni debemos bajar la guardia porque podríamos pagarlo muy caro.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Alta Rentabilidad