Todos los seres vivos estamos dotados de instinto de supervivencia. Pero en unos es más fuerte que en otros. Las cucarachas, por ejemplo, lo tienen mucho más desarrollado que otras especies. Del escorpión en cambio se dice que es capaz de suicidarse en según qué circunstancias. Con las personas pasa lo mismo. Las hay con tentaciones suicidas, en contraste con las que sobreviven en los ambientes mas hostiles. Pedro Sánchez es de éstas últimas. Su proyecto, por dañino, podría parecerse al del escorpión. Pero, si se observa con atención, se parece más al de la cucaracha, sobrevivir por encima de todo.
Parece que las cosas que hace, la ley de amnistía, la cesión de las competencias de inmigración, la condonación de la deuda, la suelta de etarras, el regalo del palacete, son para ir tirando y luego, Dios dirá. Sin embargo, hace otras que no tienen sentido si no son para durar. Los que aprueben la oposición de juez bajo la égida de Bolaños tardarán lustros en llegar al Supremo. El conflicto desencadenado con Prisa lo es por Tele-Pedro, un arma de propaganda a la que le llevará mucho ser eficaz. La infame guerra que libra contra Isabel Díaz Ayuso, a la que quiere descabalgar de la Comunidad de Madrid, sólo se entiende para evitar que en un futuro todavía lejano pueda convertirse en su alternativa. El estricto control que quiere imponer al PSOE, innecesario para seguir siendo secretario general mientras continúe en La Moncloa, sólo cobra sentido si pretende seguir dirigiéndolo aún después de perder el PSOE las próximas elecciones generales. Precisamente, para el caso de que el PSOE pierda el control sobre la televisión pública, Sánchez necesita a Tele-Pedro, un apoyo mediático con el que contar cuando esté en la oposición.
Por otra parte, por mucho que pretenda sobrevivir a una derrota en las próximas elecciones generales, no es tan fácil que ésta se produzca. Por un lado, están los millones de votos comprados con el dinero de todos, lo que le proporciona un suelo electoral muy sólido. Por otro, está la torpeza del PP, que insiste en mantener a Mazón como ejemplo de gestión, que es como dejar que Nerón apadrine tu candidatura a presidente del Gobierno poco después de haber aquél incendiado Roma. Y finalmente, está la ayuda inestimable de la quinta columna de Putin en España, el Vox de Abascal, que es más antidemocristiano que anticomunista. Y eso sin contar con el respaldo que quizá tenga Sánchez de Marruecos y de China, países que en su momento pueden aportar su granito de arena.
Nuestro presidente se está preparando para ser la persona sobre la que pivote la política española durante los próximos quince o veinte años. Su desmedido ego le lleva a creer que puede conseguirlo. Cuenta además con Feijóo, Abascal, Mohamed VI y Xi Jinping. Y lo más importante, con su poderoso instinto de supervivencia.