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Sánchez en China

¿Cómo creen ustedes que pagarán Venezuela, Marruecos y China la continuidad de las prestaciones de Sánchez?

¿Cómo creen ustedes que pagarán Venezuela, Marruecos y China la continuidad de las prestaciones de Sánchez?
Pedro Sánchez recibe al presidente de China, Xi Jinping. | Flickr/CC/La Moncloa - Gobierno de España

La izquierda mediática y los voceros del Gobierno vienen explicando las frecuentes visitas de Sánchez a Pekín con los más variados engañabobos. Para justificar la extraña defensa que el presidente hizo allí de los coches eléctricos chinos, cuya importación perjudica directamente a nuestra economía, se dijo que lo hizo para que el gigante asiático no cesara de importar carne de cerdo española. La distancia en importancia económica entre un sector y otro es tan abrumadora que sonroja siquiera pensar que alguien pueda decirlo en serio. Y eso sin contar la traición que a nuestros socios europeos tal defensa supuso. De este tercer viaje que se iniciará el 1º de abril, se nos dice que Sánchez va a abrir mercados a nuestros empresarios. La realidad es que apenas exportamos nada a China (un 1 % del total de nuestras exportaciones) mientras que el país asiático envía a España un 10 % de las suyas. Y Sánchez no va a arreglar eso. Por otra parte, que vaya de avanzadilla Zapatero, el de los brotes verdes, y no, como sería lógico, los ministros de Exteriores y de Economía, ya revela que la naturaleza del viaje no es comercial. Por eso se ha elaborado una tercera explicación tan peregrina como imaginativa. Se nos cuenta que Sánchez va a China a recomponer los puentes con la Unión Europea, muy deteriorados. Y se nos dice que, igual que Bruselas utiliza la buena sintonía de Giorgia Meloni con Trump, la Unión quiere aprovechar las buenas relaciones de Sánchez con Xi Jinping para que medie en los conflictos que nos enfrentan. Todo son pamplinas, naturalmente, porque, entre los europeos, quien se lleva de verdad bien con Trump es Orban y no Meloni y, sobre todo, Xi Jinping no necesita a Sánchez como intermediario para negociar nada con Bruselas.

Así que aquí hay otra cosa que no nos cuentan y que los medios no son capaces de descubrir. Evidentemente, la relación es de naturaleza política, y por eso quien ha introducido a Sánchez en el sanedrín de los comunistas chinos es Zapatero. También sabemos que Pekín trata de aumentar su influencia en cualquier país que esté dispuesto a aceptar su dinero a cambio de un cierto grado de sometimiento. Pero, salvo error u omisión, España todavía no se ha integrado en ninguna de las dos iniciativas que Pekín emplea para ejercer esta influencia, la Franja y la Nueva Ruta de la Seda. ¿Entonces?

Hoy por hoy no hay forma de encontrar pruebas, pero a la defensa de los intereses de China por parte de nuestro Gobierno sin una contrapartida que no sea la exportación de cerdos al país de Extremo Oriente, se suma a la claudicación a los intereses de Marruecos en el Sahara Occidental y la protección del régimen chavista en Occidente, también con la intermediación de Zapatero. El caso es que Sánchez puede seguir prestando estos servicios gracias a que sigue siendo presidente del Gobierno del Reino de España. Y sigue siéndolo a cambio de aprobar leyes inconstitucionales que exculpan a golpistas, saca de la cárcel a terroristas etarras, condona deudas milmillonarias en nombre de todos los españoles y veja a diario todas nuestras instituciones. ¿Cómo creen ustedes que pagarán Venezuela, Marruecos y China la continuidad de estas prestaciones? ¿Cuánto creen que valdrán si para poder prestarlos hay que previamente dejarse sepultar en estiércol? ¿Es para poder hacer estas cosas, además de enchufar al inútil de su hermano y lograr que su iletrada esposa dirija una cátedra, para lo que nos ha humillado a todos frente a los golpistas catalanes y los filoterroristas vascos? No lo será, pero lo parece.

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