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Hijos de santa, de asesina, de p…

Ruth Ortiz ha podido parar un libro, Rosa Peral no tiene derecho a parar una serie de Netflix.

Ruth Ortiz ha podido parar un libro, Rosa Peral no tiene derecho a parar una serie de Netflix.
EFE | NETFLIX

Vaya por delante que todo lo que voy a decir, lo dice una persona (yo) que se ha pronunciado públicamente a favor de publicar el libro de Luisgé Martín basado en sus conversaciones con José Bretón, asesino al fin confeso de sus hijos. También vi con interés El cuerpo en llamas, la serie de Netflix basada en el llamado crimen de la Guardia Urbana, por el que Rosa Peral cumple condena de 25 años de cárcel. Aunque he leído en estas mismas páginas que ese caso podría dar un vuelco. Después de que Albert López, condenado a 20 años por el mismo crimen que Peral, se inculpara por primera vez para acceder a beneficios penitenciarios —ella no lo ha hecho: sigue manteniendo su inocencia—, la defensa de Peral ha pedido una revisión.

Habrá quien considere que poco hay que revisar porque la justicia acreditó que "algo tenían que ver" tanto Rosa Peral como Albert López en la muerte de la última pareja de ella, cuyo cuerpo apareció quemado. Es decir, que a día de hoy nadie sabe o puede demostrar cómo murió exactamente ese hombre. Si fue una pelea que acabó en homicidio, si fue un asesinato premeditado, si lo mató el uno y el otro se limitó a encubrir… Eso no lo aclara ni la serie de Netflix, ni la sentencia, ni la desestimación del posterior recurso, que yo me he molestado en leer. ¿Por qué me molesté? Bueno, digamos que todo el asunto me daba y me da escalofríos. Siempre he sospechado que hay gente que va a la cárcel no tanto por lo que ha hecho, como por la imagen que el público se forma de ella. ¿Se acuerdan de Miranda Knox, la estudiante americana condenada en Italia por la muerte de su compañera de piso, finalmente absuelta? Era un caso parecido porque Miranda Knox tenía una personalidad excéntrica, muy excéntrica. Pero no había matado a nadie, y así se acabó demostrando, largos años de precipitada injusticia —legal y popular— después.

Putas asesinas se titula un famoso libro del escritor chileno Roberto Bolaño. ¿Qué es más grave, que te consideren lo uno o lo otro? Yo no digo que Rosa Peral sea inocente porque sinceramente no lo sé. Sí sé algo, después de ver la serie de Netflix, el documental también de Netflix y de leerme, subrayo, los dos veredictos disponibles hasta ahora. Y lo que sé es: Peral está condenada a 25 años y no a 20 o a 15 porque se la declaró culpable de asesinato con alevosía y agravante de parentesco. Si se demuestra que, incluso de haber participado en el crimen, los hechos fueron de otra manera a como mucha gente cree que fueron, su condena sería sensiblemente menor. Pero claro, ¿eso a quién le importa si se la considera una puta, una mala mujer que se merece todo lo que le pase y más?

Hay muchos puntos oscuros, tanto en el caso en sí, como en todo lo que ha pasado antes y después. Por ejemplo, en la relación de Rosa Peral con el que fue su marido y es el padre de sus dos hijas, de las que ostenta en solitario la patria potestad por decisión del juez. Por eso un tribunal decidió que Rosa Peral no podía demandar a Netflix por intromisión en el honor de sus hijas, y el padre sí. El padre ha declinado hacerlo. Curiosa decisión por parte de un hombre que hace unos años demandaba a cualquier medio de comunicación, grande o pequeño, que considerara que había puesto a las menores en la línea de fuego. En la serie las dos hijas están refundidas en una, se supone que para dificultar su identificación, pero ya me perdonarán que eso me parezca un chiste dada la notoriedad de los hechos y de sus protagonistas. Y, aunque sea de refilón, la narrativa de la serie deja caer que una de esas hijas pudo presenciar "algo" del crimen y ser testigo de cargo contra su madre, prueba finalmente rechazada por los tribunales. ¿Se imaginan el impacto que puede tener en una niña crecer sabiendo, o pensando, que su declaración llevó a su madre a la cárcel de por vida?

También me llama mucho la atención todo el famoso tema de la pornovenganza. De cuando un compañero policía de Rosa que fue su amante hizo circular vídeos sexuales sobre ella, suscitando un escándalo que hemos de suponer que mucho tensionó el matrimonio de ella. No olvidemos que ella era guardia urbana y el marido Mosso d’Esquadra. Un vodevil que siembra ciertas dudas sobre hasta qué punto era posible que el marido de Peral realmente desconociera las andanzas extraconyugales de ella en un entorno digamos tan cerrado. Y que vuelve asombroso que se las perdonara sin más, con el escándalo que se montó. Ya que aquí nadie se corta de lanzar teorías, qué les parece esta: ¿y si Rosa y su marido tenían una relación abierta? ¿Y si su marido no la dejó porque no soportara más llevar los cuernos, sino porque conoció a otra, que es como suelen acabar la mayoría de las relaciones abiertas? Yo no digo que tenga que ser forzosamente así. Digo que es tanto o más razonable que sea así como de la otra manera que otros dan por hecho, a la vista de los datos disponibles. Si el marido no fuera el santo varón que parece, ¿vería usted a Rosa y a todo su caso bajo otra luz?

¿A dónde quiero ir a parar? Simple, y además ya lo he anunciado antes. Que se puede estar en la cárcel porque todo el mundo cree que eres una asesina, porque todo el mundo cree que eres una puta, por las dos cosas…y no me hagan decir lo que la mayoría de la gente considera más grave. Pero esa justicia paralela, esa moralina de mezclar pecados y delitos, es peligrosísima. Se puede ser o parecer una santa y matar. Se puede ser una puta, o parecerlo, y no haber cometido ningún crimen. O haberlo cometido a una escala menor de lo que se juzga y se cree.

Que aquí no se le aplica a todo el mundo la misma vara de medir, está claro. Ruth Ortiz ha podido parar un libro, Rosa Peral no tiene derecho a parar una serie de Netflix. Se objetará que una es víctima inocente y la otra está, por lo menos por ahora, condenada por asesinato. De acuerdo. Pero, ¿por cuántas cosas más la tenemos que condenar? ¿Y a sus hijas? Porque me gustaría recordar que los hijos de Ruth Ortiz, que desdichadamente están muertos, ya no pueden sufrir por nada más que se escriba sobre el padre que los mató. Las hijas de Rosa Peral viven y lo ven todo. Alguna me puede estar leyendo ahora mismo. ¿Deben los hijos pagar por las culpas que atribuimos a sus padres o madres? Insisto, yo estaba a favor de que Netflix pudiera hacer una serie. Y a favor de que Luisgé pudiera hacer un libro sobre Bretón. Lo que no entiendo es estar a favor de una cosa y en contra de la otra. Y no lo entiendo porque no lo quiero entender. Porque si lo entiendo, me asusto.

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