La señora Lobo

Toda organización mafiosa necesita un señor Lobo que solucione los problemas que en estos entes surgen como pompas en los lagos hirviendo de barro volcánico. Como el PSOE es muy feminista, allí el socialismo woke decidió que su señor Lobo arréglalo-todo tenía que ser una mujer para cumplir con las leyes de cuota. Por otra parte, es tanta la incompetencia entre los varones (y entre los barones) socialistas, que era mucho mejor que ese puesto tan delicado lo ocupara alguien de género femenino, que por mucho que sea socialista, siempre será más eficiente que los torpes dirigentes masculinos que hoy padece la izquierda española.

Pero, claro, cuando Sánchez, dirigido por la ira y no por la prudencia, se hizo con La Moncloa y sus huestes se apoderaron del presupuesto, el trabajo de la señora Lobo se multiplicó y tan abrumadora carga hizo que, a diferencia del personaje de Pulp Fiction, cometiera algún que otro error. En el asunto ahora destapado se juntó el hambre con las ganas de comer. Por un lado, había un ministro tremendamente ocupado de cintura para abajo y, por otro, un niño de papá que había prometido a su progenitor resolver el problema de su quebrada empresa. Pero, el tiempo pasaba y la única solución, el rescate millonario con el dinero de usted y mío, se retrasaba. Así que el intranquilo empresario acudió a la señora Lobo con la que antes había tenido la precaución de trabar amistad, no se sabe hasta qué grado de intimidad.

La señora Lobo no defraudó y el problema se resolvió en tiempo récord. El rescate se acordó, los quinientos millones, euro arriba euro abajo, se entregaron y la empresa se salvó a mayor gloria del gran magnate al que pertenece, más conocido como Pepe Aviones. Sin embargo, el poco tiempo disponible, el aturdimiento del ministro, siempre ocupado en atender a las muchas mujeres que reclamaban sus apreciadas atenciones, y su entontecido entorno la pifiaron en algunos de los negocios que emprendieron. La investigación de estas industrias ilegales en las que se metieron ha dado lugar a que, tirando del hilo, haya salido al final a la luz la intermediación de la señora Lobo. Es una pena que persona tan hábil como para conseguir ser catedrática sin tener título universitario, a la que las grandes empresas tecnológicas españolas y alguna extranjera le regalan programas para su explotación comercial y que coloca a amigas en la administración pública sin necesidad de pasar ningún filtro vea mermada su brillante reputación con este malhadado baldón.

De todas formas si, por lo que fuera, el PSOE decidiera prescindir de su majestuosa arréglalo-todo por este perdonable tropezón, no le faltará a nuestra heroína trabajo en el sector privado, donde, aun cambiando de orilla, será muy apreciada su especialidad, esto es, la de captar dinero público para entregarlo a manos privadas. Se la van a rifar.