
Ese Pedro Sánchez en el mausoleo de Ho Chi Minh es el mismo presidente que ha bailado sobre la tumba de Francisco Franco. "Este año, Vietnam celebra el 50 aniversario de su reunificación y del fin de la guerra. Durante mi visita a Hanói he expresado la cercanía del pueblo español con una ofrenda floral en el monumento a sus héroes y una visita al mausoleo del presidente Ho Chi Minh", ha declarado Sánchez en X. Ho Chi Minh. ¿Quién nos lo iba a decir? El pueblo español al lado de un asesino de masas ante el que Franco era un generalísimo de chichinabo. Las cosas de Pedro.
Y qué casualidad. Cincuenta años de la derrota estadounidense en Vietnam y 50 años de la muerte de Franco, esa efeméride que Sánchez iba a celebrar cada día pero que ya se le ha olvidado. El viaje oficial del presidente continúa en la China de Xi Jinping. Máxima alerta en las bases estadounidenses de Morón y Rota. En la nueva guerra fría, España está en el lado oriental de la película. Con el Vietcong y contra Stallone. Por algo se llama socialista el partido socialista y no partido en contra de los genocidios y a favor de la libertad y la prosperidad.
Se avecinan tiempos duros. La penúltima hora de la guerra arancelaria es que el presidente de los Estados Unidos dice que hay países que le están besando el culo para negociar. Joe Biden no se tenía en pie. Lo de Trump parece incluso más grave. No es edadismo, es pánico al futuro. ¿Cómo es posible que Donald Trump hable como un rapero? ¿Quién se ha creído que es? ¿Sid Vicious? Hay que tener en cuenta que sobrevivió por una micra a un atentado. Pero eso no le da derecho a accionar el botón rojo. No hace falta que recuerde Vietnam. La huida de Afganistán es mucho más reciente, aunque él siempre estuvo en contra de esa guerra.
Nosotros mientras tanto estamos en manos de María Jesús Montero, que es la presidenta accidental, nunca mejor dicho, mientras Pedro Sánchez gira por Asia como un estadista planetario. Pura casualidad. En el orden internacional estamos con Mohamed. No somos nadie y no es política de Estado. Es sanchismo. Trump no tiene nada que ver. Ni Putin.
