
Ya sé que es fácil decirlo a posteriori y, por tanto, entenderé que no me crean, pero les prometo que la aparición estelar de la camorra del PSOE me ha sorprendido entre cero y nada. Puede que hace un año no me hubiese creído que estamos gobernados por delincuentes capaces de casi –al menos por ahora– cualquier cosa, pero ya hace un tiempo que había llegado a esa convicción y, desde luego, la brigada cloaquera capitaneada por Leire entra perfectamente dentro de las cualquier cosas de las que sé que Sánchez y los suyos son capaces. Es más, estoy convencido de que habrá algo peor y de que también acabaremos sabiéndolo.
Sin embargo, sí ha habido algo que me ha llamado la atención y a lo que no logro acostumbrarme con este PSOE, y mira que el historial del partido al respecto es el que es. Me refiero a la cutrez, la falta de calidad, el hecho de que Leire —perdóname, chica— es o parece una chiquilicuatre entrada en años y tenía menos cuidado y menos maña al delinquir –presuntamente, claro– que los ladrones de Sólo en casa 2.
Supongo que es un efecto inevitable de esta carrera armamentística del delito: cuanto más ilegal es lo que pretendes hacer menos gente capaz de ganarse la vida de otra manera encuentras para hacerlo. Es algo que ya hemos visto y también con el PSOE: ¿se acuerdan ustedes del comisario Amedo?
Pues la buena de Leire, dicho sea con evidente ironía, no sólo se ha marcado una larga lista de ilegalidades –presuntamente, por supuesto–, sino que lo ha hecho en reuniones telemáticas en las que todo quisque podía grabar lo que quisiera. Un fallo de primero de espionaje, vamos, de prescolar de delincuencia. Hay que ser muy burro… y, además, tener la sensación de impunidad con la que todos los socialistas que ahora tienen problemas con la Justicia han actuado en los últimos años.
Y es que Leire es también un reflejo de lo que a estas alturas creo que ya podemos denominar la decadencia del brazo legal del PSOE: un partido cuyo nivel intelectual –¡y moral!– se ha desplomado hasta un grado que era difícil de prever. Y mira que estamos hablando del que provocó la Guerra Civil y montó los GAL, cuidado con el historial. Pero es que ahora no hay ni siquiera un atisbo, no diré de grandeza, pero no sé, de cierto nivel intelectual y, quiero pensar, de algún escrúpulo moral y una mínima comprensión de lo que debe ser una democracia. Dicho de otra forma: no es que González fuese una mezcla de Churchill y San Francisco de Asís, pero compárenlo con Sánchez y entenderán a qué me refiero.
Y no digamos ya si comparamos al resto del Consejo de Ministros: cualquier gobierno socialista de los 80 era la Academia de Atenas comparado con esa mesa en la que se sientan apretados María Jesús Montero, Óscar López y Óscar Puente, por citar sólo tres ejemplos.
En resumen, puede que Leire no tenga un cargo orgánico y no cobre directamente del partido, pero es un fruto perfecto de lo que es este PSOE, es la encarnación perfecta de esta banda creada a imagen y semejanza del marido de Begoña y hermano de David.
