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La UCO en Ferraz

La imagen de la Guardia Civil entrando en Ferraz es un mazazo para el PSOE con efectos electorales devastadores.

La entrada de los agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil en la sede nacional del PSOE es un hecho significativo que respalda la tesis de que no estamos ante un caso aislado, sino ante una trama corrupta que operaba con todas las consecuencias en el seno del partido de Pedro Sánchez.

Las diligencias indagatorias en las oficinas de Ferraz resultan pertinentes, dado que dos de los principales encausados en el llamado Caso Koldo, Ábalos y Cerdán, ostentaban cargos de la máxima responsabilidad en el partido socialista y tenían su despacho en la sede del PSOE. A la vista del material probatorio que los agentes de la UCO han ido recopilando en todo tipo de localizaciones, nada más lógico que entrar también en el lugar en el que los investigados desarrollaban gran parte de su jornada y donde tenían lugar, presumiblemente, los contactos que les habrían permitido enriquecerse de manera ilegal.

La operación ordenada por el magistrado del Supremo Lepoldo Puente se extendió también a las oficinas de Adif y a diversos departamentos del Ministerio de Transportes, organismos donde la trama socialista habría obtenido las mayores mordidas. De hecho, la presidenta del operador de infraestructuras ferroviarias y el director general de Carreteras están también siendo investigados por el papel que habrían desempeñado en la trama, como responsables de las adjudicaciones a las empresas controladas por Cerdán.

Siendo todo esto así, resulta del todo ridículo seguir insistiendo en que se trata de un caso aislado protagonizado por unas pocas manzanas podridas, de cuyas andanzas el PSOE era absolutamente ajeno. Eso es un simple bulo, procedente del fango informativo en el que los socialistas chapoteaban hasta que la realidad ha comenzado a resquebrajar las filas de los medios afines, tradicionalmente tan prietas. Hoy ya nadie puede decir sin ruborizarse que en el PSOE desconocían las andanzas de unos personajes que, incluso después de que se conocieran las investigaciones de las que eran objeto, seguían estando protegidos por los prebostes del sanchismo, con el presidente del Gobierno a la cabeza.

La imagen de la Guardia Civil entrando en Ferraz es un mazazo para el PSOE con efectos electorales devastadores, como en su día lo fue la entrada de los agentes de la Benemérita en la sede nacional del PP, por el caso Bárcenas. Ya solo se trata de que la Justicia determine hasta dónde llega la corrupción del PSOE y en qué medida se benefició el partido socialista de los latrocinios que se cometían en su nombre.

Es muy posible que muchas de esas incógnitas se despejen hoy con las declaraciones de Koldo y Ábalos en el Supremo, dos personajes que robaron mucho, grabaron todo y ya apenas tienen nada que perder.

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