El cuento de José Luis Ábalos y Santos Cerdán de que las grabaciones que les incriminan han sido manipuladas gracias a la Inteligencia Artificial tendría algún sentido si Pedro Sánchez no les hubiera declarado ya culpables. Ábalos y Cerdán están cortados por el mismo patrón y responden a los mismos instintos y estímulos. Intentarán por todos los medios dilatar y entorpecer la instrucción de sus casos, recurrirán a toda clase de artimañas, tratarán de invalidar las pruebas que les señalan y no dudarán en traspasar todas las barreras morales y legales que se les pongan por delante para salir indemnes del trance.
Es el estilo socialista. Cuanto más fango, mejor. Achique de espacios y juego subterráneo. Campañas contra los jueces en los medios afines. Ridiculización de los magistrados. Bulos como el del juez con dos carnets de identidad, mentiras, infundios, inventos y relatos sincronizados, señalamientos y habladurías. Son únicos a la hora de manipular. Además, para esta gentuza, colaborar con la justicia es de tontos. Ni lo hacen a título individual ni lo hace el partido que les ampara y que les ha dado cobertura para trincar a calzón quitado. Y además cuentan con el comodín del presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde Pumpido, quien lo mismo anula las condenas de los ERE que legaliza el golpe de Estado separatista. Con esos antecedentes, Ábalos, Cerdán, la esposa, el hermano y el mismo Sánchez ya se ven amnistiados. Y con honores.
Dado semejante colchón de seguridad es imposible que tipos así no se sientan impunes. De ahí también que hayan convertido la negación de la realidad en una estrategia de defensa. En eso no son más originales Ábalos y Cerdán que su jefe, Pedro Sánchez. Era de esperar, por tanto, que tuvieran el cuajo de decir que las voces que se reparten mordidas y mujeres no son las suyas. También dice Cerdán que el documento que le atribuye el 45% de la propiedad de la empresa Servinabar es falso. Claro. Todo mentira. Un montaje de la justicia de extrema derecha o de derecha extrema, las típicas excusas socialistas, como lo de los corruptores.
Los corruptos son tramposos por naturaleza. Y en el caso de los corruptos socialistas sus trampas son de una ambición insuperable. Está claro que Cerdán, Ábalos y sobre todo Sánchez pretenden enfangar la instrucción de los casos que les afectan y presentarse ante la opinión pública como víctimas inocentes. Así, Ábalos se considera un "gilipollas" manipulado por Koldo García y Santos Cerdán mientras que Sánchez se muestra como un hombre "profundamente decepcionado". El corte argumental es idéntico.
Mientras tanto se recrudecen los ataques contra los jueces y fiscales que insisten en su independencia o tratan de desenmarañar las infinitas madejas de la corrupción sanchista. El rodillo funciona a pleno rendimiento. El Tribunal Constitucional es la prueba manifiesta de que el golpe de Estado avanza a velocidad de crucero. Y en ese contexto, el tiempo juega a favor de Cerdán, Ábalos y Sánchez.


