
Con Pedro Sánchez nada es lo que parece. A estas alturas lo única certeza que tenemos es que el Presidente del Gobierno ha llegado a la cúspide de la dudosa especialidad del trilerismo. Sin embargo, al final, en el juego de trileros gana quien identifica el cubilete donde se oculta la bolita.
En el episodio de la OTAN y la teatral resistencia a asumir el incremento del gasto en defensa Pedro Sánchez ha desatado toda su artillería trilera; ha tratado de engañar a izquierda y a derecha; ha intentado convencernos de que el acuerdo decía lo que no decía y ha recurrido a cómplices que como Zapatero ha presumido de que la supuesta negativa blindaba "los derechos sociales, bienestar, becas, dignidad".
Pero el secretario general de la OTAN está más que vacunado contra los juegos de trileros. Rutte no quería trucos ni juegos de trileros. Por eso primero se cubrió y estableció que de ese porcentaje el 3,5% deberá destinarse a gasto neto y puro en defensa; el 1,5% se podría invertir en materias que pudieran considerarse seguridad con un enfoque más amplio. Y después ante los artificios y declaraciones sanchistas le ha bastado levantar el cubilete y enseñar la bolita: España como los demás aliados está obligada a llegar al 5% del PIB en defensa.
Los juegos de Pedro Sánchez no nos libraran de incrementar el gasto en defensa, pero hay otra bolita que sorprendentemente Rutte ha dejado pasar por alto y es la bolita cubana. La OTAN ha señalado a Rusia como su principal enemigo y, sin embargo, permite que sus miembros sigan financiando generosamente al régimen erigido como el principal aliado de Putin.
No tiene sentido exigir a los aliados de la OTAN que incrementen su gasto en defensa mientras con cientos de millones de euros mantienen su apoyo a un operador clave, como es Cuba.
A pesar de la reiterada solicitud del Parlamento Europeo para que la Unión suspenda el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación con Cuba, la Comisión y muchos de los países –muy particularmente España-siguen financiando al régimen de La Habana. En 2015, muchos de estos países agrupados en torno al Club de París, condonaron al régimen 8.500 de los 11.100 millones de euros adeudados. La Isla adeuda a España más de 2.000 millones de euros. Pero desde Cuba se niegan a asumir el pago de la deuda.
Desde el inicio de la invasión de Ucrania, la dictadura cubana ha desarrollado un papel clave de apoyo diplomático al Kremlin, ha actuado eficaz altavoz de las narrativas de Moscú y también ha desempeñado un papel crucial en el ámbito militar. Según los servicios de inteligencia de Ucrania, desde 2022 más de 20.000 cubanos habrían sido captados para sumarse a las filas rusas, con la complicidad del gobierno de Miguel Díaz-Canel.
Los trileros han colocado otra bolita en Cuba. Valdría la pena que alguien preguntara a Pedro Sánchez cuántas becas, centros de salud y dosis de dignidad se podrían pagar con la ingente cantidad de recursos enviados al aliado de Putin.
