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Las malas compañías amenazan al lobo

¿Puede plantearse en estos términos cualquier estrategia para la gestión de las poblaciones lobunas aún existentes en España?

¿Puede plantearse en estos términos cualquier estrategia para la gestión de las poblaciones lobunas aún existentes en España?
Manifestantes a favor del lobo en Madrid. | Europa Press

Como anuncié a nuestros lectores la pasada semana, estuve en la manifestación en defensa del lobo que se celebró el domingo 22 de junio, de Atocha a Sol; pretendía poder ofrecer testimonio personal, y mis impresiones respecto al futuro del pobre lobo no pudieron ser más pesimistas.

"Ganaderos asesinos"

El lema principal de la organización de la manifestación era el ya conocido "Lobo vivo, lobo protegido", pero entre los gritos, y onomatopeyas lobunas, porque muchos se expresaban diciendo formar parte de la "manada del lobo", también se escucharon algunas "perlas" como esta: "ganaderos asesinos", que salía de las filas de la representación de "Sumar", muy sonoramente presente entre los manifestantes.

¿Alguien ha perdido la cabeza?

¿Puede plantearse en estos términos cualquier estrategia para la gestión de las poblaciones lobunas aún existentes en España?

La manifestación, que partió de la esquina de las calles Atocha y Alameda con destino a la Puerta del Sol era variopinta y se estratificaba en diferentes grupos; su composición era la siguiente.

- Encabezaban los naturalistas: lo mejor del movimiento naturalista y tan natural como el propio lobo.

Para empezar la gran alegría de ver, y escuchar, a un Luis Miguel Domínguez casi totalmente recuperado tras el ictus que sufrió hace seis años. "Luismi", como le llamamos los amigos fue el mejor de los continuadores de Félix Rodríguez de la Fuente en el medio televisivo, y estuvo como solía: elocuente, convincente, sincero y cargado de solvencia para defender al Canis lupus signatus. Pero después venían los colectivos "buscavotos", como siempre, realmente impresentables.

- Seguía a los naturalistas auténticos Podemos: representados en su discurso nada menos que por Pablo Echenique. Me gustaría aclarar que no se trata de ofender a un político cuya lucha personal contra un enfermedad degenerativa le hace digno del mayor respeto: sencillamente este científico, físico de profesión hasta que se incorporó a la política, no es nadie, absolutamente nadie en el terreno de la defensa ambiental, y la trayectoria de Podemos en este sentido puede calificarse de nefasta. Sencillamente, la ultra izquierda se había colocado tras los naturalistas en su supuesta defensa del lobo, en busca de un triste puñado de votos.

- Porque allí, tras Podemos, se solidarizaba con el lobo el "Colectivo vegano", como es sabido el lobo es un vegano estricto, no faltaba más: algo para la antología del esperpento.

- No faltaba Pacma, con su historial de supuestos actos de defensa de los animales ya suficientemente desacreditados,

- Pero cerrando la marcha iba Sumar, y sus miembros proferían la proclama al que antes nos referíamos: "ganaderos asesinos". Si alguien hubiera querido infiltrarse en las filas del conservacionismo ambiental para hacerle daño, difícilmente podría haberlo logrado mejor.

Al enfrentar la conservación del lobo con la defensa de los intereses ganaderos, Sumar se configura como el mayor obstáculo para llegar a acuerdos racionales entre quienes conviven y sufren al lobo y quienes merecen llamarse conservacionistas; la próxima vez que comparezcan frente al Ministerio de Agricultura diciendo defender los intereses de la España Rural, alguien tendrá que recordarles sus incongruencias.

No es eso, no es eso…

La reivindicación de la defensa del lobo ibérico por parte de colectivos como los que aprovecharon una convocatoria sincera del mundo naturalista se viene convirtiendo en uno de los mayores obstáculos para el establecimiento de un plan integral de gestión de esta singular especie, una especie de carnívoro social de comportamiento complejo y equilibrio delicado.

Los estudios revelan una situación diferente

Mientras siguen las pasiones y los enfrentamientos entre intereses de naturalistas y políticos, la Ciencia sigue trabajando.

Los últimos estudios de campo llevados a cabo por biólogos y ambientalistas desvelan una situación real de las poblaciones lobunas muy diferente de la que suele saltar a los medios de comunicación. La realidad, según los estudios más cualificados es la siguiente: las manadas lobunas estructuradas en el momento actual en España se están reproduciendo muy poco y muy despacio; estamos muy lejos de sufrir una plaga, como viene ocurriendo, por ejemplo, con el jabalí.

La explicación a tal lentitud no puede ser más lógica: el lobo es un superpredador que se controla a sí mismo adoptando tasas de reproducción muy baja cuando las poblaciones comienzan a subir. este fenómeno se conoce en ecología como "estrategia de la K", propia de los matadores (killer).

Lo más peligroso, por afectar a esta estrategia, es el ataque indiscriminado y sin planificación científica previa, sobre individuos aislados, lo que desequilibra las manadas y convierte a lobos socialmente estables en desconcertados "lobos solitarios" mucho más letales para el ganado.

Además, no olvidemos que el lobo, recordemos su condición de superpredador, se constituye en los ecosistemas en controlador de depredadores menores y carroñeros, así de complicados son los mecanismos de la naturaleza sobre los que tan alegremente opinan los indocumentados.

En cuanto a los ganaderos, gratuitamente ofendidos en la manifestación, la inmensa mayoría realiza una función imprescindible en el sostenimiento del equilibrio de ese medio rural al que todos coincidimos al situar en peligro crítico. Claro que hay picaresca y pueden existir casos muy concretos en que se mantengan unas cuantas reses semiabandonadas para conseguir subvenciones, pero ni mucho menos es esto lo habitual.

Recuerden los vociferantes contra los ganaderos aquellas escenas invernales en que, con los campos completamente nevados, tantos ganaderos se juegan literalmente la vida para llevar comida a sus animales en régimen de explotación extensiva.

Además, los animales no toman vacaciones para comer, y en consecuencia los ganaderos tampoco, claro que, para entender todo esto hay que haber trabajado alguna vez en la vida y no ser un parásito de las subvenciones.

Pobres lobos. Con estos amigos…

En Tecnociencia

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