
En la guerrita cultural del mes la izquierda ha corrido a abrazarse a Mahoma, imagino que separándole antes de su esposa de seis años. El Ayuntamiento de Jumilla ha decidido que las instalaciones municipales pueden usarse para aquellas cosas que el Ayuntamiento de Jumilla decida, y eso aparentemente es un ultraje terrorífico, porque dónde se ha visto que un ayuntamiento decida a quién le presta el polideportivo del pueblo, cuando todos sabemos que eso lo decide Sarah Santaolalla después de hacerse selfis pintada como una puerta en la piscina de la casa de Javier Ruiz.
Yo no creo que todas las religiones sean iguales, y estoy seguro de que la gente que dice esa chorrada tampoco se la cree. La izquierda comecuras y anticlerical ha enloquecido ante la mera posibilidad de que los musulmanes de Jumilla tengan que llevar a cabo sus celebraciones segregadas por sexo en lugares que no sean propiedad del ayuntamiento, porque el feminismo es indultar a lunáticas y protestar porque el camarero le pone la Coca-Cola light a ella y la Mahou a él, y el fascismo consiste en mantener celebraciones incompatibles con la democracia fuera de los espacios municipales. En el mismo país en el que está prohibido rezar delante de una clínica abortista, aparentemente debe ser obligatorio cederle espacios de propiedad pública a una religión que niega abiertamente la igualdad de las mujeres. Yo no pido que sea legal manifestarse con cruces y pancartas en la puerta de un abortorio, pero si me gustaría que los poderes públicos tuvieran un mínimo de coherencia a la hora de tratar a las diferentes confesiones.
"No reces en mi escuela y yo no pensaré en tu iglesia". Después de décadas de discusiones, la polémica sobre la religión en los colegios se acabó el mismo día en el que entraron agentes marroquíes a impartir islam en la enseñanza pública. "No degüelles corderos en mi polideportivo y yo no jugaré al fútbol sala en tu mezquita" a mi me cuadra como eslogan ateo, pero por lo que sea la izquierda laica, escéptica, agnóstica, ecosostenible y resiliente pierde el culo cada vez que alguien en algún lugar hace algo que no les gusta a algunos musulmanes. Es la misma izquierda que se mofa sistemáticamente de cualquier costumbre católica: la procesión del Cristo de la Buena Muerte es "pasear muñecos" y la romería de El Rocío una tradición bárbara, pero el Hiyab es una prenda feminista y chicas adolescentes dejando de estudiar para casarse a la fuerza con su tío segundo de 54 años en Pakistán son sus costumbres y hay que respetarlas.
La libertad de culto es un valor constitucional fundamental. Nadie debe ser discriminado por profesar una fe, o por expresarla en público. Pero eso no quiere decir aceptar como un trágala cualquier cosa que propongan unas comunidades religiosas que en el mejor de los casos cierran los ojos y niegan la existencia de costumbres atroces. El islam como religión, pero especialmente como ideología, tiene unos problemas insalvables a la hora de aceptar valores centrales de la democracia, empezando por la igualdad entre sexos y siguiendo por los derechos de los homosexuales. Querer mantener fuera de los espacios municipales expresiones religiosas de cualquier tipo no sólo es legítimo sino recomendable, pero hacerlo con celebraciones segregadas por sexo es, o debería ser, casi obligatorio. Especialmente para esa izquierda que se dice laica. Ahora bien, si el PSOE quiere morir en esa colina, adelante. Allah Akhbar, compañeros. El puño, la rosa y el burka. Si la izquierda y el feminismo quieren que sea obligatorio cederle instalaciones municipales al islamismo para sus ceremonias donde las mujeres son abiertamente discriminadas, que se presenten a las elecciones con ese punto en el programa electoral. Lo que nos vamos a reír.
