
El PNV es un partido nacionalista –"en todo caso, de centro izquierda", según dijo Iñaki Anasagasti en Todo es Mentira– fundado en 1895 por un zumbao con ínfulas, que respondía al nombre de Sabino Arana, ante el fracaso del carlismo como alternativa a la España liberal. El profesor y académico de la Historia Juan Francisco Fuentes Aragonés, en su magnífico ensayo Bienvenido, Míster Chaplin (Debate, 2024), explica que la formación se presentaba "como una respuesta vintage a los retos de la revolución industrial en Vizcaya, entre ellos la llegada masiva de trabajadores del resto de España, Maquetania", y que el Desastre de 1898 en Cuba y Filipinas reafirmó a su patriarca "en su creencia de que los españoles eran una raza inferior, uno de esos pueblos moribundos destinados a desaparecer de la faz de la tierra". Socialdemócratas de toda la vida, vamos.
Este jueves, durante la presentación del programa de estrategia contra las agresiones en el Aste Nagusia –Semana Grande, en español–, el alcalde de Bilbao, villa fundada por un magnate de Castilla en 1300 mediante una Carta Puebla otorgada en Valladolid, el jeltzale Juan Mari Aburto, declaró lo siguiente: "No quiero que Bilbao se convierta en ningún pueblo del sur del Estado. No quiero que no se tenga respeto a la Policía Municipal o a la Ertzaintza". Según algunos medios, el burgomaestre bilbaíno esputó semejante exabrupto supremacista inspirándose en los quilombos de Torre Pacheco y de Jumilla; a mí, qué quieren que les diga, la cosa me remite de nuevo al aitona Sabino: "Ved un baile bizkaino presidido por las autoridades eclesiástica y civil, y sentiréis regocijarse el ánimo al son del txistu, la alboka o la dulzaina (…); presenciad un baile español, y si no os causa náuseas el liviano, asqueroso y cínico abrazo de los dos sexos, queda acreditada la robustez de vuestro estómago".
Este viernes, el mismo día que bailó el aurresku de honor en Begoña –no le niego el mérito: trajeado y rondando los cuarenta grados–, Aburto arrió velas y se disculpó, no sé si nervioso, no sé si dubitativo, en una entrevista concedida a El Correo. El vídeo, por lo cuqui de su banda sonora, no tiene desperdicio alguno: "Si se ha entendido mal, no tengo ningún problema, ¿no?, en pedir disculpas. Los pueblos del sur, como la mayoría de los pueblos, son pueblos extraordinarios. Me quería referir, claramente, a los dos incidentes que se produjeron, ¿no?, bueno, fruto, en un caso, ¿no?, de un acuerdo entre el PP y Vox, que creo que es la base, ¿no?, de los problemas que se produjeron en uno de esos pueblos, y prefiero no mencionarlos, porque no quiero que nadie se sienta apuntado, ¿no? Yo lo que quiero destacar es que Bilbao sea una ciudad segura y libre". Tal y como podemos comprobar en la web del propio Ayuntamiento, en Bilbao se han colocado once placas conmemorativas en homenaje a las víctimas de ETA. Si mal no recuerdo, aquellos sanguinarios gudaris no venían de los pueblos del sur, ¿no?
Así concluye Aburto su bienvenida a la Semana Grande de este año: "Vengas de donde vengas, siéntete parte de nuestras fiestas. Disfruta con tu cuadrilla, en familia, en pareja o como prefieras. Bilbao y Marijaia están preparadas para acogerte con los brazos abiertos". Cualquiera se fía de usted, señor alcalde.
¿No?
