El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha empezado el curso político proponiendo cincuenta medidas para combatir los incendios, siendo la más destacada controlar a los pirómanos con una pulsera localizadora similar a la de los violadores. Se trata de propuestas fruto del sentido común, como ese catálogo de medios y efectivos disponibles a todos los niveles que debería ser de uso prácticamente público.
Frente a las vaguedades de Pedro Sánchez y su Ejecutivo, Feijóo se ha tomado la molestia de preparar un paquete de propuestas concretas que excede de largo ese hueco pacto de Estado contra los incendios de Sánchez. Y mientras el presidente del Gobierno habla de "emergencia climática", el jefe de la oposición habla de "emergencia nacional". Son dos puntos de vista que definen a las claras las posiciones de Sánchez y de Feijóo.
La perspectiva sanchista es la de la religión climática y la evasión política, todo ello aderezado con sobredosis de desinformación y propaganda. La perspectiva de Feijóo remite a un concepto, el nacional, que a Sánchez y sus medios les parece una astracanada salvo que se aplique a las regiones de Cataluña o el País Vasco, cuando se convierte en algo sagrado e intocable.
Son dos formas de entender la política y de entender España totalmente incompatibles. Frente a los insultos en red de Óscar Puente y el aprovechamiento político de los fuegos por parte de la directora general de Protección Civil, la señora Virginia Barcones, un PP que trata de gestionar los incendios con más competencias que capacidades y un presidente del PP que ofrece al Gobierno un debate riguroso sobre medidas prácticas para el presente y para el futuro.
Pero a Sánchez no le interesa en absoluto ese debate. Su estrategia es eludir toda responsabilidad, cargar contra las comunidades del PP afectadas por los fuegos, hacer electoralismo en Castilla y León y Andalucía –próximas convocatorias de comicios– y mantener los lujos de su cargo con más cesiones y promesas a los separatistas. Para Sánchez los fuegos han sido un respiro entre imputación e imputación de su mujer, su hermano, su fiscal y sus colegas Ábalos y Cerdán. Y a los miles de asesores que pululan en los entornos socialistas lo único que se les ha ocurrido es un "pacto de Estado" contra el cambio climático, es decir, otra comisión.
Las propuestas del PP caerán en saco roto porque al PSOE no le interesa debatir sobre las causas y las consecuencias de los incendios. No le interesa debatir sobre las mal llamadas energías renovables que están destruyendo el paisaje natural de España. No les interesa hablar del medio rural y del abandono del campo fomentado por esa maraña legislativa delirante que va desde la UE hasta los consejos comarcales pasando por el Estado, las autonomías, las diputaciones, los ayuntamientos y los distritos.
Pero que las iniciativas populares vayan a caer en saco roto no significa que sean un empeño abocado a la melancolía porque dejan en evidencia a Sánchez y su Gobierno de fanáticos incompetentes y porque tales iniciativas se refieren a salvar España de los incendios y luego ya, si acaso, debatir sobre los cambios climáticos.


