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Anna Grau

La cobardía no flota

Triste es el auge institucional e institucionalizado de un antisionismo que no es otra cosa que "antisemitismo cobarde". Pero es que ahora ya estamos hablando de cobardes a secas. Y de mentirosos.

Greta Thunberg y Ada Colau en una de las embarcaciones de la Global Sumud Flotilla. | Europa Press

No es imposible que el genio oscuro -británico, por cierto- de la propaganda antisemita que urdió el proyecto de la Global Sumud Flotilla tuviera en mente la Operación Dinamo. La heroica evacuación, en mayo de 1940, de centenares de miles de tropas aliadas de la playa francesa de Dunkerque, donde habían quedado atrapadas tras invadir Hitler Bélgica y los Países Bajos, fundir la línea Maginot y dejar Francia a un paso de la debacle. Y la ignominia. Gran parte del ejército británico pudo perecer allí. De no ser por el intrépido y masivo rescate en que participaron una muchedumbre de embarcaciones civiles. La operación la dirigió el Almirantazgo británico, pero el cuerpo, los barcos y la honra los pusieron un montón de navegantes sin galones que consiguieron llegar a donde no llegaría la flota, traer a muchísimos soldados de vuelta a casa y convertir una derrota colosal en un prodigio de moral y de esperanza. En el germen del célebre discurso de Winston Churchill cuando advirtió que combatirían al nazismo en las playas, en los cielos, en los aeródromos. Porque rendirse no era una opción.

Nada que ver con Greta, Colau y el resto de tripulantes de la flotilla que con gran fanfarria salió del puerto de Barcelona para dar inmediatamente la vuelta, y que desde entonces empalma "éxito" tras "éxito" en plan la Armada Invencible: sólo que aquella sucumbió ante los elementos atmosféricos, y esta no levanta cabeza por culpa de los elementos que lleva a bordo.

Ridículo mundial de la Global Sumud Flotilla: retorno por segunda vez al puerto de Barcelona

A ver, triste es vivir en un mundo al revés donde se defiende la "paz" dando aliento a terroristas y no se quiere ver que el problema de Palestina es Hamas, no Israel. Triste es, como dice el presidente de la Comunidad Israelita Raymond Forado, el auge institucional e institucionalizado de un antisionismo que no es otra cosa que "antisemitismo cobarde". Pero es que ahora ya estamos hablando de cobardes a secas. Y de mentirosos.

¿Ustedes creen que los civiles que se hicieron a la mar para participar en la Operación Dinamo se echarían atrás porque hiciera mal tiempo, fallara la wifi o se hubieran dejado la biodramina en tierra? ¿Que los que iban a Dunkerque se echarían atrás por miedo a que les requisaran el barco o les sobrevolara un dron? A esos lo que les sobrevolaba era la Lutwaffe alemana, que por cierto no les machacó porque Hitler, subestimándoles, creyó que si les dejaba ir, nunca volverían. Ay, no les conocía. Ni Churchill era Colau, ni llevaban Gretas de paseo.

Yo sé que hay muchas personas que de buena fe compran acríticamente la mercancía averiada de la propaganda antiisraelí, que se creen todo lo que les cuentan, sin darle una leída, una pensada, un análisis. A esas personas les ruego que se pregunten una sola cosa: ¿hasta cuándo van a permitir que les mientan en su cara? Montar la que esta gente montó en el puerto de Barcelona para a continuación dar la vuelta y no pasar de Badalona, atribuyéndolo a condiciones meteorológicas que cualquier pescador de atunes conocería perfectamente antes de salir, es la consagración del show business político sobre el principio de realidad. De que el espectáculo tiene primacía sobre la verdad. Sobre cualquier verdad. También sobre el incierto, negro futuro, de todos los que viven en Gaza mientras allí siga Hamas imponiendo su feroz ley.

Pero incluso si alguien cree que eso no es así, que hay que ir como sea, que Israel es el demonio y que no debería existir, por lo menos que tenga lo que hay que tener, ¿no? Un mínimo de valentía. Un soplo de coraje. Como el que se vio en las playas de Dunkerque. Claro que esos combatían al nazismo, no lo jaleaban. Esos luchaban por la supervivencia del mundo libre, no por hacerlo desaparecer "del río al mar". No como estos que nos dan lecciones de humanidad mientras la hacen cada día un poco más difícil y más improbable. No sé qué más tiene que pasar para que quede claro que sus mentiras no se las creen ni ellos. ¿Se las va a seguir creyendo usted?

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