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¿Aterrizando en los Andes?

Es posible que Sánchez haya empezado a pensar que no le va a dar tiempo de testar mirlos blancos ni negros, y que su mejor baza es salir en tromba contra la derecha, la ultraderecha y un trumpismo

Es posible que Sánchez haya empezado a pensar que no le va a dar tiempo de testar mirlos blancos ni negros, y que su mejor baza es salir en tromba contra la derecha, la ultraderecha y un trumpismo
USA4887. NUEVA YORK (ESTADOS UNIDOS), 24/09/2025.- El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, participa en un evento titulado 'Democracia Siempre' este miércoles, en Nueva York (Estados Unidos). | EFE

Uno de los mayores peligros de la política es confundir los propios deseos con la realidad. Hace tiempo que sobre todo en las filas del PP cunde una sorda impotencia porque la ¿legislatura? parece no acabar nunca. El gobierno tendrá una mayoría de quita y pon que hoy se bloquea y mañana también, los bosques y los juzgados sacan humo, las promesas de Pedro Sánchez se las lleva el viento, con los presupuestos nadie sabe qué va a pasar -si es que pasa algo-, Junts tuerce el morro pero no suelta el hueso de la amnistía, Trump e Israel hacen de pararrayos de una nueva edición del Spain is different, las encuestas dibujan varias cuerdas flojas…pero las elecciones, ¿cuándo van a ser? Esa es la pregunta del millón.

En Nueva York, Sánchez ha anunciado que se quiere volver a presentar, que ya lo ha hablado con el partido y con la familia. La cuestión es: ¿cuándo? Hasta ahora, daba la impresión de que la oposición tenía mucha prisa, pero el partido del gobierno, ninguna. ¿Está eso empezando a cambiar?

Hay indicios sutiles de posible movilización pre-electoral. Cuando llevas mucho tiempo, a veces eso se huele en las actitudes, las impaciencias, las irritaciones. También en algunas cancelaciones. Este es el país donde todo el mundo pone el grito en el cielo porque Donald Trump tuviera el descaro de pedir que echaran a Jimmy Kimmel, pero nadie quiere preguntar ni saber cuántos Jimmy Kimmel en la sombra "caen" cada día en España.

Siempre pensé que la llave de un final abrupto de la legislatura no la tenía Carles Puigdemont -no mientras siga pendiente de lo único que realmente le importa, la dichosa amnistía-, sino Podemos. Que sin duda ha sacado las garras con notoria espectacularidad. A Pablo Iglesias, hasta ahora reverenciado por los progres catalanes, han tenido que cortarle el micro en TV3 por llamar "caraduras" y casi casi "pujolistas de mierda" a los que critican a su partido por votar en contra de la cesión de las competencias de inmigración a Cataluña. De defender el "procés" desde las trincheras moradas a descubrir que en todo nacionalismo exacerbado hay un componente supremacista. Que Aliança Catalana era cuestión de tiempo. ¿No estudiaban eso en las clases de política de la Complutense?

En 2023, Alberto Núñez Feijoo ganó, pero no pudo gobernar. ¿Se enfrenta ahora Pedro Sánchez a eso mismo? El fracaso del experimento Yolanda Díaz ha dejado cojo el espacio a su izquierda, donde se dice que los socialistas buscan afanosamente otro "mirlo blanco", para hacer frente al rencor de Podemos, la guinda que faltaba para envenenar el pastel de la polarización.

Es posible que Sánchez haya empezado a pensar que no le va a dar tiempo de testar mirlos blancos ni negros, y que su mejor baza es salir en tromba contra la derecha, la ultraderecha y un trumpismo que él insiste en ver hasta en los pucheros. De ser así, no es nada descabellado imaginar una convocatoria de elecciones generales después de que Alfonso Fernández Mañueco, previsiblemente, caiga en las zarpas de Vox en Castilla-León, pero antes de que Juanma Moreno Bonilla intente revalidar su mayoría absoluta y en solitario en Andalucía. Eso tendría la "ventaja" además de que María Jesús Montero podría ir a la refriega andaluza sin el plomo en las alas de estar negociando la nueva y vidriosa financiación autonómica con los "catalanes".

Ciertamente, unos y otros manejan unos tiempos y unos lenguajes que evocan más el sprint que la carrera de fondo. ¿Hasta cuándo podremos resistir este nivel de crispación de todo para nada? Visto desde Cataluña, que es desde donde yo estoy escribiendo esto ahora mismo, un indicio de que los tambores de guerra pueden estar calentando es que algunos partidos ya den por descontado que Cataluña está "perdida" y que ahí "no hay nada que hacer". El PP ha incurrido en eso varias veces. Si ahora incurre en eso hasta Pablo Iglesias, abrócense los cinturones. Pueden ser solo turbulencias. O puede ser un aterrizaje de emergencia seguido por un canibalismo político tipo La sociedad de la nieve.

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