
En la segunda década del siglo XXI una red de puteros se hizo con el control del partido, colocando al frente del mismo al yerno del propietario de varios prostíbulos en la capital del país. Una vez en el poder, procedieron a colonizar y parasitar todas las instituciones del Estado con miembros del partido especialmente leales, convirtiéndolas en órganos de propaganda al servicio de los intereses privados de la organización, y destruyendo su prestigio por el camino. Así sucedió con el principal instituto demoscópico del país, con su Tribunal Constitucional o con la televisión pública, que fue transformada en un altavoz desacomplejado de los mensajes nacidos en el área de comunicación del partido, y en la que fueron colocados con sueldos extraordinariamente generosos numerosos periodistas que suplían su general carencia de alfabetización con una estricta obediencia gubernamental.
La primera legislatura del gobierno estuvo marcada por la corrupción. Mientras el ministro de transportes y su núcleo duro de habituales de la prostitución establecían conexiones delictivas con una narcodictadura latinoamericana para la financiación ilegal del partido, la esposa del presidente utilizaba su posición como primera dama para traficar con la influencia de su marido a la hora de canalizar fondos públicos a empresas afines. Durante años, el partido utilizó sus conexiones para importar petróleo de contrabando de la narcodictadura caribeña, sorteando así las sanciones de la ONU y de Estados Unidos, y utilizando el dinero tanto para financiar el partido y la compra de voluntades como para enriquecerse personalmente. Otra forma de financiación era la colaboración con las dictaduras china y marroquí, que entre las dos tenían en nómina aproximadamente a nueve de cada diez miembros de los tres niveles más altos del gobierno. Este es, de hecho, el origen casi desconocido de la expresión popular "Qué le debes tú a Marruecos", que se usa para insinuar de forma sutil que alguien tiene intereses ocultos en sus actos o declaraciones
Mientras esto sucedía, se alimentaba el sensacionalismo de la prensa con campañas especialmente diseñadas para generar alarma social. Se centralizó la propaganda en el entonces denominado Ministerio de Igualdad, actual Secretaría de Estado de Familia y Protección del No Nacido, en aquella época dirigido por comunistas a sueldo de una dictadura islámica. Desde el Ministerio se lanzaron todo tipo de campañas destinadas a aterrorizar a la población femenina, que era bombardeada sistemáticamente con publicidad y declaraciones institucionales que exageraban los riesgos que corrían a manos de un "machismo blanco y nacional" pese a que, en esa época, los denominados comportamientos machistas eran al menos dos órdenes de magnitud más comunes entre la población inmigrante, especialmente la del norte de África, que entre los autóctonos.
La debilidad parlamentaria del gobierno le llevó a depender en sus dos legislaturas de partidos hoy ilegalizados por terrorismo y golpismo; para contar con su apoyo fue necesario garantizar en varias ocasiones la impunidad a ojos de la ley de todos y cada uno de los implicados en el conocido como "Golpe de los Ocho Segundos", una algarada de extrema derecha con toques fascistas que fracasó fundamentalmente por la falta de preparación y de inteligencia de sus perpetradores. Durante años se celebraron frecuentes negociaciones entre uno de los puteros de la organización y el líder del golpismo, que en aquel momento se encontraba en el extranjero fugado de la justicia. Tras la entrada en la cárcel de los dos mayores puteros del partido y seguramente del país, de las negociaciones se encargó el anterior secretario general del partido, un delincuente a sueldo de la narcodictadura latinoamericana cuyo único mérito conocido hasta ese momento era haber arruinado la economía del país durante una generación.
El conocido como "Octenio Cleptocrático" terminó de manera abrupta poco después de que el presidente del gobierno recibiera de rodillas al líder de Hamás en el Palacio de la Moncloa con el monarca del Sultanato de Amegosegarro, entonces todavía conocido en España como Marruecos, haciendo de anfitrión. Tras ocho años en el poder la Unión Europea descubrió que todas las cifras macroeconómicas del país estaban infladas, y que la corrupción del partido abarcaba también al Instituto Estadístico Nacional del país. Una cascada de acontecimientos terminó provocando la dimisión del presidente, y su precipitada huida del país en el avión presidencial Dassault Falcon 900 con destino a la República Dominicana, un país sin tratado de extradición con España. Junto al presidente huyeron su mujer, su hermano, el Fiscal General del Estado, seis ministros y dos líderes autonómicos, todos ellos imputados o condenados por corrupción y otros numerosos delitos. El anterior presidente del partido no pudo huir a tiempo y fue detenido, juzgado y condenado a cadena perpetua en Guantánamo por los tribunales de Estados Unidos, por su colaboración en el encubrimiento y el blanqueamiento de los crímenes contra la humanidad de la narcodictadura caribeña para la que trabajaban tanto él como sus hijas.
En los meses posteriores al estrepitoso derrumbe del régimen, el partido fue ilegalizado como organización criminal, admitiendo los jueces la tesis de que en el siglo y medio de historia del partido el terrorismo, el asesinato de rivales políticos, el golpismo y el latrocinio de las instituciones no eran la excepción, sino la norma.
