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Cristina Losada

Repita conmigo: es una guerra

La incomprensión de las dimensiones y de la naturaleza de Hamás que muestra Sánchez es colosal, aunque no será por falta de información.

USA4887. NUEVA YORK (ESTADOS UNIDOS), 24/09/2025.- El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, participa en un evento titulado 'Democracia Siempre' este miércoles, en Nueva York (Estados Unidos). | EFE

Poco se ha hablado de esto, pero en su visita a Nueva York para el cónclave de la ONU, Pedro Sánchez aprovechó varios foros para decir algo particularmente chocante, y mira que hay cosas que chocan en el presidente del Gobierno. La cuestión tiene que ver con Gaza y es importante. Lo es, porque se ha empeñado en hacer del conflicto en la Franja una batalla política nacional de esas que incluyen interpelar provocadoramente al líder de la oposición con un "repita conmigo: es un genocidio". Y lo es, porque introduce indebidamente el terrorismo de ETA y establece una analogía imposible con el fin de apuntalar la narrativa gubernamental.

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En una entrevista con Christiane Amanpour, de la CNN y en el Foro Mundial de Líderes de la Universidad de Columbia, Sánchez sostuvo que Israel, después del ataque de Hamás, debería haber hecho lo mismo que hizo España para hacer frente al terrorismo de ETA y al terrorismo yihadista. Desde esos púlpitos, dictó la lección de que la respuesta a Hamás tendría que haberse inspirado en la experiencia española, la cual resumió en tres claves: seguridad, justicia y diplomacia - la diplomacia con ETA debió ser la negociación de Zapatero, y la diplomacia con el terrorismo yihadista, él sabrá, porque nosotros, no-, y expuso la idea fuerza de esta barbaridad analítica: que no hay que librar una guerra, que "ese es el error". Y sentenció: "no hablamos de una guerra; hablamos de la lucha contra el terrorismo".

La incomprensión de las dimensiones y de la naturaleza de Hamás que muestra Sánchez es colosal, aunque no será por falta de información. Hay información de sobra acerca de qué es Hamás. La hay sobre el tipo de armamento que maneja y sobre la extensa red militar que ha desplegado en la Franja durante años, y tanto en infraestructuras civiles como en los quinientos kilómetros de túneles. Hamás ha utilizado el terrorismo, pero es un ejército, una milicia fuertemente armada que tomó el control completo de un territorio y ha contado con el respaldo de potencias como Irán. Bandas terroristas como ETA y otras que hubo en el continente europeo fueron letales y sangrientas, pero lo de Hamás está en otra escala. Una escala en la que no es posible limitarse a la lucha antiterrorista policial.

Sánchez quiere hacer creer que Israel debía haber mandado a Gaza el equivalente a nuestra Guardia Civil y Policía Nacional para detener a los autores del atentado del 7 de octubre y llevarlos ante los tribunales. Al decirlo ya se percibe la irrealidad. He ahí un jefe de Gobierno que ha vivido de espaldas a la historia de conflictos y guerras en Oriente Próximo e ignora el abecé de lo que sucede allí. No puede haber muchos así. Pero esta ignorancia ha de tener algún propósito. Y lo tiene. Se trata de sustentar la narrativa de que en Gaza la única fuerza armada que interviene es el ejército israelí. Que no hay guerra, en el sentido propio del término, y que no hay dos beligerantes, sino sólo uno, Israel. Sería recomendable que, en lugar de avergonzarnos en el extranjero, el presidente del Gobierno se limitara a contar este tipo de cuentos aquí.

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