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Valientes con Israel, cobardes con Sánchez

Podemos, que tiene cuatro tristes diputados en el Congreso cuando hace nueve años pasaba de 70, es muy valiente con Israel, pero no con Sánchez.

Podemos, que tiene cuatro tristes diputados en el Congreso cuando hace nueve años pasaba de 70, es muy valiente con Israel, pero no con Sánchez.
Ione Belarra se dirige a medios de comunicación antes del comienzo de la sesión de control en el Congreso de los Diputados. | EFE/ Chema Moya

El parto de los montes de Podemos resultó en el nacimiento de un minúsculo roedor: después de gravísimas acusaciones, de denunciar que lo que hace Sánchez con Israel es electoralismo, de señalar –y yo creo que con razón– que el embargo de armas al Estado hebreo es una mentira, un fraude, "fake" en sus propias palabras repetidas hasta la saciedad en los últimos días, después de tenernos en un ay desde hace una semana, resulta que no han impedido su aprobación en el Congreso.

Ione, te has cagado de miedo.

Los de Podemos han demostrado la verdadera pasta de la que están hechos: una muy blandita, con menos arrestos que un banderillero de 220 kilos. Como les pasa a los perros pequeños, son capaces de muchos aspavientos y ladran con frenesí –y con ese ladrido agudo y rápido que te taladra el cerebro– pero a la hora de la verdad tienen más miedo que once viejas, se lo hacen todo encima, no valen para nada, no se puede hacer carrera de ellos.

El partido morado, que tiene cuatro tristes diputados en el Congreso cuando hace sólo nueve años pasaba de 70, es muy valiente con Israel, al que acusa de todo, contra el que pide todo y para el que nunca faltan ánimos para montar una buena algarada callejera. Pero claro, miles de kilómetros de Mediterráneo nos separan del Estado hebreo –que se lo pregunten a los de la flotilla que han tardado un mes en llegar– y, además, meterse con los judíos es lo más fácil del mundo: quedas bien con tus amistades, nadas a favor de la corriente y raro será que en su entorno te encuentres con un pobre despistado que no te aplauda, porque de llevarte la contraria ni hablemos.

Pero con Pedro Sánchez, ay, eso ya es otra cosa, si le tocas los pelendengues al presidente del Gobierno igual te sacude en alguna sesión de control y, sobre todo, los tuyos te van a poner como chupa de dómine. Imagina que por un día Cintora y Gonzalo Miró te critican a ti en lugar de criticar a la derecha y la ultraderecha. Aterrador.

Con todo, lo más patético no ha sido la cobardía, lo peor han sido las explicaciones que ha tenido que dar la pobre Belarra en un vídeo que parece guionizado por su peor enemigo: primero intenta no bajarse de las alturas morales a las que se había subido y después dice que aprueban el decreto, sí, pero para demostrar que es un engaño. Es una táctica política inédita hasta este momento, me imagino como sería aplicarla a otras cosas: "Sus presupuestos van a arruinar el país, pero se los apruebo y así quedará claro que teníamos razón"; o, mejor aún: "Esta ley va a servir para que muchos violadores salgan de la cárcel y gracias a nuestro apoyo va a quedar usted en evidencia". Vaya, ¿de qué me suena esto?

Venían a hacer la revolución y a tomar el poder por asalto, pero se han quedado en que no tienen lo que hay que tener ni para darle un bofetón –parlamentario, claro – a Sánchez. Eso sí, contra los judíos lo que sea… mientras estén lejos.

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