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Sánchez prepara un nuevo Prestige en Valencia

Sánchez no está legitimado para exigir ninguna responsabilidad y no puede agitar la calle contra el PP, como si su Gobierno no hubiera tenido nada que ver en la catástrofe

Este próximo miércoles se celebrará el funeral de Estado por las víctimas de la DANA, coincidiendo con el primer aniversario de la riada que asoló a una parte de la capital valenciana. El acto debería estar dedicado a honrar la memoria de los fallecidos en las terribles inundaciones del año pasado y a sus familias, las verdaderas protagonistas de una conmemoración solemne que debería quedar al margen del juego partidista. Sin embargo, la izquierda ha decidido reventar este momento de recuerdo a los fallecidos para convertirlo en un ataque político a Carlos Mazón y, por extensión, a todo el Partido Popular.

Es difícil no ver la mano del PSOE en las protestas de los últimos días contra Mazón, al que el Gobierno ha llegado a pedir que no acuda a la cita que tendrá lugar en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Resulta inaudito que el propio Gobierno boicotee un acto oficial señalando a una de las autoridades que, por protocolo y responsabilidad institucional, debe estar presente en un acto tan señalado para la comunidad que preside. Igual de lamentable ha resultado también la forma de despachar la invitación al presidente del primer partido de la oposición, que estará presente en el funeral de Estado gracias a una invitación cursada a través del Congreso de los Diputados, como si su presencia en la ceremonia resultara una cuestión marginal.

Desde que ocurrió la catástrofe hemos defendido la necesidad de que Carlos Mazón asuma la responsabilidad política de la tragedia, provocada en gran medida por el grado de improvisación y ligereza con que su Ejecutivo y él mismo atendieron la emergencia. Pero si de algo no puede dar lecciones Pedro Sánchez es de estar a la altura del cargo en los momentos críticos. Porque hablamos del presidente del Gobierno de los 140.000 muertos por Covid mientras los amigos del PSOE se enriquecían con las mascarillas, de la negativa a desconvocar manifestaciones izquierdistas que acabaron provocando una escalada exponencial de contagios, del comité de expertos que nunca existió o, en el caso que nos ocupa, del presidente que cuando los muertos de la DANA se contaban por centenares, convocó una rueda de prensa para decir a los valencianos que "si quieren ayuda, que la pidan".

Sánchez no está legitimado para exigir ninguna responsabilidad y no puede agitar la calle contra el PP, como si su Gobierno no hubiera tenido nada que ver en la catástrofe que arrasó la provincia de Valencia hace ahora un año. Pero el grado de desesperación del sanchismo ante los últimos reveses políticos que viene recibiendo le hace actuar de esa manera irresponsable, hasta poner en riesgo la propia seguridad de los asistentes a la conmemoración del próximo miércoles.

Las víctimas tienen todo el derecho a censurar a los políticos que les fallaron en una tragedia que se podría haber evitado, sin que el Gobierno y sus socios instrumentalicen su legítimo dolor con fines partidistas como hicieron con los atentados del 11M o el hundimiento del Prestige.

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