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EDITORIAL

El circo de Sánchez

Sánchez ha estado descolocado, contrariado, incapaz de responder o debatir si no es teniendo todas las ventajas y, finalmente, desquiciado, descontrolado.

La esperada comparecencia de Pedro Sánchez en la Comisión de Investigación de la trama Koldo del Senado se ha producido por fin este jueves y, por desgracia, ha respondido a lo que cabía esperar de ella, al menos desde el punto de vista de la actuación, y nunca mejor dicho, del presidente del Gobierno.

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Decir a estas alturas que Sánchez ha mentido es como decir que la noche sigue al día, que la leche es de color blanco o que existe la ley de la gravedad: una obviedad que todos sabemos, incluso su prensa adepta, aunque se niegue a reconocerlo.

Sin embargo, el presidente ha dado una vuelta de tuerca a la peor de sus versiones: a las mentiras, las preguntas que ha dejado sin respuesta, los "no me consta" y los "no lo recuerdo" hay que unir la chulería, los insultos –a los senadores, a la comisión y al propio Senado–, las risas destempladas, las contradicciones… Sánchez, en suma, se ha comportado como un Koldo cualquiera, como un cliente de los negocios de su suegro, como un rufián acodado en la barra de un bar de mala nota.

El listado de 40 mentiras y "no me consta" de Sánchez en la comisión de investigación del Senado por corrupción

Hasta en 40 ocasiones, como mínimo, Pedro Sánchez ha mentido, ha respondido con evasivas, se ha negado a contestar o se ha limitado a decir que "no recuerdo" o que "no me consta". En otras tantas o más ha lanzado insidias sobre el PP, sobre el hermano de Isabel Díaz Ayuso –un clásico–, ha insultado a la prensa. En otros momentos se ha decidido por el chascarrillo y la risotada, como si todo lo que ocurría a su alrededor fuese un chiste, como si las acusaciones políticas y judiciales a las que se enfrentan él y todo su entorno no fuesen una cosa muy seria.

Como si, y el senador popular Alejo Miranda ha hecho muy bien en recordar esto, parte de los hechos que se estudian en esa comisión no se hubiesen cometido mientras decenas de miles de españoles morían por el covid y otros muchos más sufriesen lo indecible en hospitales colapsados.

Es muy probable que sus socios, los miembros de su partido y la prensa adepta resuman la comparecencia diciendo que Sánchez ha ido "sobrado", que ha controlado la situación en todo momento y que no se ha podido sacar nada porque no hay nada etcétera etcétera.

La realidad, lo que hemos podido ver este jueves todos los españoles, es muy diferente: un hombre descolocado, contrariado, incapaz de responder o debatir si no es teniendo todas las ventajas y, finalmente, en cuanto el interrogatorio no era un masaje, desquiciado, poco menos que descontrolado. Por mucho que haya tratado de ser el más chulo, Pedro Sánchez ha transmitido la imagen de un político en desbandada mental, en un desastroso final de ciclo.

En uno de esos momentos de frustración el presidente del Gobierno ha dicho que la comisión era "un circo", desde luego es en lo que él ha intentado convertirla, arrogándose el papel de domador. Lamentablemente, se ha quedado en el de payaso, concretamente el que recibe las bofetadas.

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