
Los españoles, algunos, estamos buscando explicación racional a los desmanes de nuestro presidente del Gobierno; no es fácil entender, y menos aún aceptar, que su disposición sea la de cualquier ser humano.
Aunque los hay también, que ignoran, para bien o para mal, lo que sucede a su alrededor. Son estos, personas con capacidad extrema para ignorar aquello para lo que no encuentran, o no quieren encontrar justificación, atribuyendo a los hados su autoría, o al menos, su mediación.
¿Es acaso el presidente Sánchez uno de estos?
En él se combinan la posibilidad para desconocer a quien ha trabajado con él, codo con codo, o a quienes él ha confiado responsabilidades políticas relevantes en el propio PSOE, o en el mismo Gobierno de la Nación. Por el contrario, identifica con total clarividencia el origen de los bulos que acechan en el quehacer diario de la política española, o a los autores de las artimañas secretas que impiden una vida sin sobresaltos a los españoles.
Lo que es más difícil de aceptar, es su olvido de los conceptos de Economía que, a buen seguro, tuvo que aprender en la licenciatura de Económicas si no estoy mal informado, complementados por los adquiridos en su proceso doctoral.
Puede suponerse, pero no tanto admitirse, su olvido de conceptos tan comunes como los de eficiencia, productividad, motivación como fuerza productiva del trabajo, incentivación para incrementarla, o su opuesta, para reducirla hasta límites insospechados…
¿Cómo es posible olvidar todo esto, como parece, a la luz de sus decisiones como gobernante? Dando vueltas al problema concluí que, quizás pueda estar influido por dos fuerzas: una, la fidelidad a una ideología que margine, incluso demonice, el beneficio y el rendimiento; vicios capitalistas y objetivos diabólicos.
La otra, que explicaría su benevolencia con quienes tengan necesidades insatisfechas, para que las satisfagan sin esfuerzo. Ahí queda el aviso alarmante de la OCDE por el efecto desincentivador del trabajo, en los mayores de 52 años, del generoso subsidio por desempleo en España, solo por estar parado y no dispuesto a trabajar.
Análogamente, su magnanimidad con los rescates de empresas, tales como Air Europa, Tubos Reunidos, Plus Ultra, así como las dádivas como el bono transporte… que sugerirían un posible fenómeno de senectud del presidente.
En este sentido, no confundan senectud con ancianidad. La RAE define senectud como el "período de la vida humana que sigue a la madurez". Y por acotar más el concepto, estudios de la Universidad de Oxford consideran que la madurez cerebral plena, en los varones, se produce en el entorno de los 43 años, por lo que a los 53, que cumplió el señor Sánchez, puede considerársele en plenitud de madurez cerebral, y comenzada la senectud que es la que importa para actitudes de benevolencia, acompañadas hasta de cambios normativos, si fueren precisos, que resuelvan problemas a quienes los tengan.
O no recordamos todos a nuestros abuelos, aún jóvenes, como tolerantes y bondadosos, frente a nuestros padres siempre exigentes, rígidos y, en última instancia, dispuestos al perdón, pero no al olvido, ni a los cambios de paradigma.
