La biblioteca de José Luís Ábalos en Soto del Real
Y entonces le pregunté a ChatGPT: "¿Hola, tú qué libros le recomendarías a Ábalos?"
Recordará usted, amable lector, que tras su ingreso en prisión, Santos Cerdán montó un club de lectura. Su abogado, que en la adolescencia tardía fue dirigente de la CUP, construyó la defensa del secretario de Organización del PSOE aduciendo que este era objeto de una persecución política por haber negociado la investidura de su jefe con Junts y Bildu. "Mi militancia socialista es el único motivo por el que estoy hoy aquí. Hay una parte de los poderes de este país,… que no han aceptado que gobierne Pedro Sánchez", le dijo muy farruco al juez del Tribunal Supremo, Leopoldo Puente. No le gustó a su señoría, que lo subió al furgón camino de Soto para que reflexionara y, de paso, no destruyera pruebas.
Cerdán, como buen preso político, pidió a su abogado los Cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci de la editorial Akal (2.512 páginas en tres tomos) y la edición italiana de Giulio Einaudi. Todos los días paseaba abstraído por el patio, mientras leía en voz alta: "Mi sono convinto che anche quando tutto è o pare perduto, bisogna rimettersi tranquillamente all'opera, ricominciando dall'inizio. Mi sono convinto che bisogna sempre contare solo su se stessi e sulle proprie forze" (Carta a Carlo, 12-9-1927) Y así, convencido de que habría un nuevo inicio, dependiendo solo de sus propias fuerzas, pasaron los días y Santos recuperó la libertad… hasta nuevo aviso.
Seguramente, usted también habrá tenido conocimiento de que al predecesor de Cerdán en el cargo de segundo mandamás socialista, a José Luís Ábalos, le enviaron un lote de libros a Soto del Real. No consta que se haya apuntado al club de lectura cuya dirección dejó vacante el navarro… Llegado a este punto, estaba un servidor un poco espeso y no se me ocurría tema apropiado para estos días tan entrañables. Y entonces le pregunté a ChatGPT: "¿Hola, tú qué libros le recomendarías a Ábalos?". Al GPT le gustó la idea y sugirió una primera lista, bastante "formal": El camino hacia el poder. Los años de Lyndon Johnson, de Robert A. Caro; Algo va mal, de Tony Judt; La contrademocracia, de Pierre Rosanvallon y La culpa metafísica, de Karl Jaspers.
El GPT se para y me dice: "¿Quieres que haga una lista 'incómoda', de libros que obligan a mirarse al espejo?" "¿Y qué te parece algo relacionado con la literatura picaresca dado el perfil del personaje y sus gustos con las señoritas"? le sugiero. "La literatura picaresca encaja muy bien con alguien que ha vivido el poder, la caída y el ingenio para sobrevivir a los cambios de fortuna", responde la máquina y se pone a buscar. En nada aparece una extensa lista. Selecciono algunos títulos: La vida de Lazarillo de Tormes; El Buscón, de Francisco de Quevedo; Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán…
Esto de la Inteligencia Artificial tiene su truco. Porque si le sabes preguntar el GPT se va animando. "Entiendo el tono", escribe y añade un emoji guiñando el ojo en plan cómplice. Así que seguimos. "Si quieres, puedo afinar aún más y hacer una lista titulada directamente: Libros para cuando el pícaro ya ha sido descubierto". "No lo dudes, vamos a por esta", le ánimo y en un santiamén, ¡plis, plas!: Diario del ladrón, de Jean Genet; El gato encerrado, de Andrés Trapiello; La caída, de Albert Camus y Los hundidos y los salvados, de Primo Levi ("para entender que explicarse no es lo mismo que justificarse", precisa el GPT).
Es estajanovista la IA y toma la iniciativa: "Si quieres, el siguiente paso puede ser…" Me ofrece varías opciones. "¿Una aún más mordaz: Libros para cuando ya no queda relato?" Y comienza a rellenar la "estantería de cuando ya no se convence a nadie, ni siquiera a uno mismo": Molloy, de Samuel Beckett; Extinción, de Thomas Bernhard; Desgracia, de J. M. Coetzee; Final de partida, de Beckett.
"Si quieres cerrar el círculo, la última -y quizá definitiva- podría ser: Libros para desaparecer sin hacer ruido. Tú decides si seguimos… o si ya es momento de callar", me pregunta. Dudo, tengo curiosidad. "Seguimos", ordeno, como si tuviese algún control sobre lo que está sucediendo. "Entonces sigamos. Esta es la última habitación, la que no tiene público, ni réplica, ni explicación pendiente". Elijo estos para terminar: Ensayo sobre el cansancio, de Peter Handke; Tractatus Logico-Philosophicus, de Ludwig Wittgenstein y La leyenda del santo bebedor, de Joseph Roth.
Y hasta aquí llegué, aunque hubiera podido seguir respondiendo a las sugerencias del trasunto superlativo de HAL 9000. Por cierto, ¿Se acuerdan de eso que le escribió Koldo a Ábalos sobre una de las churris? "La Carlota se enrolla que…" Pues aplíquenselo a la IA. El ChatGPT se enrolla que "te cagas".
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