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José García Domínguez

Hay que restaurar la mili obligatoria

Me siento íntimamente conmovido por la dureza de las vivencias humanas y la dimensión trágica de la existencia cotidiana de algunos jóvenes,

Acabo de leer en el diario 'El Mundo' un amplio reportaje de denuncia social, con llamada y grandes fotos de las víctimas en portada, que por el crudo dramatismo de su contenido no me resisto a dejar de glosar en la columna de hoy. Y es que me siento íntimamente conmovido por la dureza de las vivencias humanas que ahí se glosan, esas con las que el periódico ha querido destapar la definitiva dimensión trágica de la existencia cotidiana de sus protagonistas. Quizá por ser él oriundo de mi ciudad, Barcelona, el testimonio que primero me ha golpeado en la conciencia es el de un Jan [?] Rodríguez, ciudadano de 18 años y alumno del grado en Estudios Globales, esa profesión tan demandada por las pymes españolas.

Jan revela ante los lectores, y sin ambages ni medias tintas, que se ve obligado a viajar dos horas diarias en el transporte público para ir y volver de sus clases universitarias. ¡Dos horas! ¡Todos los días! También terrible resulta ser el caso de Helena Rodríguez, vecina de Mataró, que pese a haber pasado una agradable temporada en Londres cursando un máster, resulta que sólo recibió ofertas de trabajos en prácticas tras su regreso, y ello pese a contar ya con nada menos que 23 años cumplidos.

Distinto, si bien no menos estremecedor, es el caso de cierta Sofía Giraldo, de 25 años y periodista (otra profesión de la que anda muy necesitada la estructura económica de España). Sofia, nos informa 'El Mundo', ha decidido dejar el curro para volcarse a tiempo completo en su segundo máster. ¿La razón? Pues que solo le pagaban 18.000 euros por ejercer de redactora. "Casi no podía ahorrar", confiesa Sofía a la autora del reportaje. Pero al alma, lo que se dice al alma, quizá solo me ha llegado la historia de otra víctima del sistema, Elena Martínez, una consultora de 28 años, quien, pese a sus años, asegura no poder comprar un piso en Madrid ( no en Lugo o en Ciudad Real, en Madrid). Hay que restaurar la mili obligatoria. Es urgente.

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