Entro en la página web de la Agencia Pública de Noticias, Efe, y leo la entrevista de su director con el presidente del Gobierno de España, en realidad, leo la parte de la entrevista que distribuye gratuitamente esta agencia que pagamos todos los españoles, pero que está aún muy lejos de ser objetiva y neutral. Digo esto porque quizá mi valoración política de las palabras de Rajoy adolezca de completitud, porque sólo he leído y oído lo que me da gratuitamente su página web. Lo siento, pero me niego a pagar más por esta entrevista, porque ya pago suficiente de mis impuestos para mantener este conglomerado comunicativo del que apenas sacan partido democrático los españoles.
Por cierto, ¿por qué no le ha preguntado Grijelmo a Rajoy cómo quedará la Agencia Efe en la restructuración de los medios de comunicación públicos que prepara el Gobierno? Hubiera sido una pregunta interesante y un motivo para que los españoles recordaran que Efe fue en el franquismo una agencia oficial al servicio del poderoso y, por supuesto, ha seguido siendo un brazo ideológico del poder, especialmente durante las etapas de los gobiernos socialistas. Ni que decir tiene que el todavía actual director, obviamente, fue nombrado por Rodríguez Zapatero y ha sido siempre un fiel servidor del presidente de las metáforas socialistas. Por todo eso, creo que es un detalle de curiosa corrección política que Rajoy haya hecho sus primeras declaraciones, después del debate de investidura, a un medio de comunicación público, Efe, que está, reitero, a años luz de ser una agencia de creación de opinión pública política libre y democrática.
Ya llegará el día, más pronto que tarde, que Rajoy ofrezca ruedas de prensa abiertas a todos los medios de comunicación. De momento, y hasta que pase ese tiempo de gracia que se le concede a todos los presidentes, me conformo con las respuestas dadas por Rajoy a las preguntas simples, casi obvias, formuladas por un periodista de carnet socialista. Creo que la entrevista, que no ha durado más de 25 minutos, ha dado titulares suficientes para ser comentada extensamente. Pero yo por mi parte sólo me quedo con el principal asunto político que ha tratado Rajoy. ¿Político? Sí, sí, político, pues, aunque Rajoy ha dicho de modo contundente que sólo se interesa por la economía, debido a la situación del alto nivel de desempleo de nuestro país, no ha tenido otro remedio que justificar todas las medidas económicas tomadas en los dos últimos Consejos de Ministros en la mayoría política que lo respalda en el Parlamento.
Es curioso, y también altamente significativo, que un presidente de Gobierno que se presenta como un hombre preocupado sólo y exclusivamente por la economía tenga que basar todas sus decisiones económicas en aquello que, precisamente, lo ha llevado al poder: sus electores, que quizá lo votaron pensando en que no tomaría esas duras decisiones que afectarán muy seriamente a su bienestar. ¿Qué aporta el PP, le pregunta Grijelmo a Rajoy, a los mercados que no aportara el Gobierno de Zapatero? Y la respuesta no deja lugar a dudas: todo lo que haga el Gobierno del PP estará apoyado por una mayoría absoluta. Rajoy, sin duda alguna, lo adorna mejor que yo, pero, al final, lo único decisivo es que tiene mayoría absoluta para hacer lo que tenga que hacer: "A los mercados", concluye Rajoy, "le aportamos nuestra historia y nuestra convicción. Y aportamos una mayoría absoluta que han apoyado los españoles, y estabilidad política para recuperar la confianza".
Y es que la política, señor Rajoy, se venga siempre de quienes la niegan.