Menú
Alicia Delibes

Los pioneritos de Manuela Carmena

Todos los regímenes totalitarios se han apoderado de la educación. Todos crean y miman a sus pioneritos. Manuela Carmena ya tiene a los suyos.

Todos los regímenes totalitarios se han apoderado de la educación. Todos crean y miman a sus pioneritos. Manuela Carmena ya tiene a los suyos.
Manuela Carmena | David Alonso Rincón

La Educación Infantil, para niños de 0 a 6 años, está regulada por la Ley Orgánica de Educación (LOE) y comprende dos etapas: desde el nacimiento hasta los 3 años y desde los 3 a los 6 años. La etapa de 3 a 6 años es gratuita pero no obligatoria y se imparte, mayoritariamente, en los colegios de Primaria. La primera etapa, de 0 a 3 años, se imparte en las que la propia ley llama "escuelas infantiles".

En Madrid capital hay empadronados cerca de 90.000 niños de 0 a 3 años. Algo más de la mitad acuden a alguna de las casi 700 escuelas infantiles de la ciudad. La mayoría de estas escuelas, alrededor del 70%, son privadas. La Comunidad de Madrid dispone cada año de una partida presupuestaria destinada a ayudas individuales para los niños que asisten a estas escuelas privadas.

Existe también una Red Pública de Escuelas Infantiles, con 120 escuelas en la ciudad de Madrid, la mayoría de ellas de gestión indirecta. La Comunidad de Madrid fija los contenidos pedagógicos, la titulación que han de tener los profesionales, los requisitos exigibles a los centros, los módulos de financiación y las cuotas que deben pagar las familias. La gestión de cada una de las escuelas se concede por concurso entre las empresas del sector.

Los Ayuntamientos pueden construir escuelas infantiles e incorporarlas a la red pública de la Comunidad. En ese caso, el Ayuntamiento correspondiente es el titular de la escuela y es él quien contrata a la empresa que se ocupará de la gestión, siempre según la normativa autonómica. En cuanto a la financiación, el gasto se divide dos partes: un 40% a cuenta de las arcas municipales y el 60% restante para la Comunidad de Madrid. De las 120 escuelas de la red pública que hay en la ciudad de Madrid, 57 son de titularidad municipal.

Pues bien, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido sacar sus 57 escuelas de la red pública y crear una nueva Red de Escuelas Municipales. El pasado 26 de octubre el Pleno, con el voto en contra del PP y el voto a favor de PSOE y Ciudadanos, aprobó la ordenanza por la que se regirá esta nueva red.

Es cierto que la nueva ordenanza municipal contempla algunas mejoras en cuanto a la atención de los niños, como poner más personal para atenderlos y tener menos niños en las aulas. Mejoras que, dada la buena disposición al diálogo que ha mostrado siempre la presidenta de la Comunidad, no hubiera habido ningún problema para que se introdujeran, siempre y cuando se hubiera hecho cargo el Ayuntamiento de costearlas.

La creación de una nueva Red de Escuelas Municipales supone no solo duplicar competencias, algo que siempre se dice querer evitar, sino también la ruptura del acuerdo entre Comunidad y Ayuntamiento sobre la educación de los más pequeños. Y eso, cuando no pasa un solo día sin que alguien reclame a los partidos políticos un pacto por la educación.

El Ayuntamiento se justifica porque dice querer unas escuelas de calidad, pero que nadie se llame a engaño, la verdadera intención del Gobierno municipal es tomar el control de la educación. Para eso han elaborado un Plan de la Infancia y de la Adolescencia y para eso han creado su propia Red de Escuelas Infantiles. En el fondo, lo que quiere el Gobierno municipal es educar a los niños según su propio ideario político. El ideario del partido Podemos.

En la ordenanza aprobada el otro día se dice que el objetivo no es satisfacer las necesidades de los padres, como cualquier persona normal diría guiada por su sentido común, sino "potenciar una nueva cultura de la infancia positiva y propia, que representa el modo de ser y de estar en el mundo de los niños y niñas". Y para potenciar esa "nueva cultura de la infancia" es necesaria, dice la ordenanza, "una concepción de la escuela como espacio participativo, transparente y democrático". Toda la Red tendrá el mismo proyecto pedagógico, que establecerá el equipo de gobierno del Ayuntamiento. Si esto no es intencionalidad política, que venga Dios y lo vea.

En 1956 un aristócrata laborista británico, Anthony Crosland, escribió un libro titulado El futuro del socialismo en el que decía que, para asegurar su supervivencia, el socialismo debía dejar de lado el objetivo de nacionalizar las industrias y hacerse con el dominio de la educación. Desde entonces la izquierda ha ido apoderándose (o empoderándose, como dicen ahora) poco a poco de la educación en casi todo el mundo occidental.

El socialismo del siglo XXI, el de Hugo Chávez, ha sido más claro, y directamente ha tomado como modelo al comunista italiano Antonio Gramsci, para quien pedagogía era sinónimo de política. Hugo Chávez creó una red de escuelas infantiles a la que llamó Proyecto Simoncito, en claro homenaje a Simón Bolívar. Por supuesto que los elaboradores de este proyecto dicen querer ofrecer una educación "integral y de calidad" a los niños desde su nacimiento, pero también dicen que su objetivo es educar al

ser humano como ser social, capaz de responder y participar activamente en la transformación de la sociedad.

Esta concepción política de la educación es también propia del nacionalismo. Hablar de educar es para los nacionalistas, al igual que para la izquierda, la de toda la vida o la de ahora, hablar de política; por eso todos ellos, los tradicionales y los nuevos, están llamados a entenderse en ese terreno. Lo sorprendente es que Ciudadanos, un partido que nació y creció para defender la libertad de los padres catalanes a elegir la lengua en la que educar a sus hijos, se deje engañar en este asunto.

Más maestros, menos niños por aula, cuotas más bajas y todo eso a cargo del presupuesto municipal supondrá sin duda un incremento notable del gasto para las arcas del Ayuntamiento. Sin embargo, hay en esa ordenanza una disposición transitoria en la que se dice que el presupuesto destinado a las ayudas a escuelas privadas que tenía el Ayuntamiento se irá suprimiendo para costear la nueva red. Ya se sabe, según la manera de entender la política de las izquierdas españolas, el que quiera caprichos que se los pague, aunque ese capricho sea la libertad de los padres para decidir en manos de quién dejan la educación de sus hijos.

Todos los regímenes totalitarios se han apoderado de la educación. Todos crean y miman a sus pioneritos. Manuela Carmena ya tiene a los suyos.

Temas

En España

    0
    comentarios