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Carlos Semprún Maura

Gritos y murmullos

Yo no sé si Kundera fue o no a la policía: no le "condeno" a él, condeno al sistema comunista, que él mismo, después de haberlo sido, ha criticado magníficamente.

Podría titular esta columna Carta de Praga, puesto que los hechos ocurrieron allí. Pero no, ya que Milan Kundera vive en París, se ha convertido en novelista francés y aquí el "escándalo" suscita gran indignación. Yo no sé nada más de lo que he leído en la prensa y no puedo aportar la menor información inédita; sólo afirmo, con el peso de mi experiencia de ex, y el respaldo de muchas lecturas.

En la Checoslovaquia comunista de 1950, cuando al presidente de una Residencia de Estudiantes, que era además estudiante y comunista, como Kundera, se le notifica que un "gusano", un "traidor", un "agente del imperialismo", que se había fugado a la Alemania Federal, había vuelto clandestinamente, con los más criminales designios y había pedido cobijo en su habitación de esa residencia a una amiga de infancia (o ex amante, para el caso da lo mismo). Esa señorita, de nombre Militka, le dice a su novio, de nombre Dlask: "Esta noche no vengas, porque estará Dvoracek", el "enemigo del pueblo", y el novio, Dlask, se va con la noticia a ver al presidente de la Residencia y éste no tiene más remedio que denunciar el hecho a la policía o que alentar al novio (lógicamente celoso) a hacerlo (o ir juntos a la policía).

Aparte de que habían considerado que era su deber de comunistas, la certeza de serían ellos quienes irían a la cárcel si no lo denunciaban, también debió desempeñar su papel. Lo que me resulta increíble es que en un país como Francia, que ha acogido a tantos disidentes "del Este", en donde se han publicado tantos libros –como las excelentes novelas de Kundera– denunciando el totalitarismo, aún se ignore, y hasta se niegue, la realidad cotidiana de esas sociedades, totalmente soyuzgadas, totalmente represivas, totalmente policiales, totalmente totalitarias.

Yo no sé si Kundera fue o no a la policía: no le "condeno" a él, condeno al sistema comunista, que él mismo, después de haberlo sido, ha criticado magníficamente. Pero claro, para mí, el héroe de esta historia, es el "malo" Dvoracek, detenido esa misma noche y condenado a más de doce años de trabajos forzados en una mina. Pero el talento es cosa de Kundera y es lógico, pero nada serio, que la gente se indigne y le declaré totalmente inocente. Un comunista jamás ha sido totalmente inocente. Yo lo sé, lo fui.

Siguiendo en le terreno de los rumores, pero pasando de la tragedia al vodevil, resulta que el director del FMI, Strauss-Kahn, tendría otro lío de faldas. Este tipo me está resultando cada vez más simpático, con todo su harén (no tanto como Sarkozy, pero casi). Se nos dice que esta joven, Emilie Byhet, en realidad es la hija de amigos de la pareja Strasuss-Kahn y además había colaborado con DSK, en su campaña fallida, para ser el candidato del Partido Socialista en las presidenciales de 2007. Pero lo cortés no quita lo valiente y, por favor, no nos quiten todas nuestras ilusiones machistas.

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