Menú
Carlos Semprún Maura

Tiempos inciertos

Entiendo perfectamente que ministras como Rachida Dati o Rama Yade se resistan a presentarse como candidatas, porque el Parlamento Europeo ni pinta ni sirve para nada; sólo constituye un gigantesco despilfarro.

Con esta segunda tempestad en lo que va de año, pocas semanas después de la primera, todo se repitió: 600.000 hogares se quedaron sin electricidad. En el suroeste de Francia apenas se habían levantado los postes eléctricos cuando el viento volvió a tumbarlos. Cabe preguntarse cuándo se va a decidir EDF o el Gobierno –puesto que el Estado sigue en el capital de EDF– a enterrar sus cables para protegerlos del mal tiempo y de los vendavales. Demasiado caro, replica Sarkozy, pero ¿cuánto cuestan las incesantes reparaciones que se hacen necesarias cuando nieva, cuando hay vendavales y cuando pasa cualquier otra cosa? Pese a los partes catastróficos de la Meteorología Nacional, en París no notamos nada más que una leve brisa que habría podido arrancar algún sombrero –si es que los señores todavía llevaran sombreros– y poco más. El vendaval fue más bien sindical, con huelgas y manifestaciones –discretas– contra la reforma del estatuto de los investigadores. No fue un auténtico tornado, pero bastó para que se formaran polémicos debates en la Asamblea Nacional (y la ministra Valerie Pecresse estuvo muy bien), se reanudaran negociaciones y se perdiera un tiempo infinito, porque en Francia, no sólo se respeta a los sindicatos tanto como a las vacas en India, sino que se teme a los sindicatos de la enseñanza, que matan sistemáticamente a todos los ministros de Educación Nacional.

Du cop à l'àne, como se decía en francés popular y poético –porque existió un francés popular y poético– y ya que estamos en vísperas de elecciones europeas, entiendo perfectamente que ministras como Rachida Dati o Rama Yade se resistan a presentarse como candidatas, porque el Parlamento Europeo ni pinta ni sirve para nada; sólo constituye un gigantesco despilfarro. Pero Sarkozy considera que son unos comicios importantes y se enfada con sus ministras por ser reacias; y luego obliga a Rachida Dati a ser la número dos en una lista liderada por ese rábano hueco de Michel Barnier. Por cierto, Francia vuelve a estar enfrentada, una vez más, a la Comisión de Bruselas, la Presidencia checa y Alemania, quienes la acusan de proteccionismo a raíz de su préstamo de unos 8.000 millones de euros a su industria del automóvil, algo que está prohibido por los reglamentos europeos. Francia responde que no es proteccionismo; pero detrás de esta batalla semántica apenas se esconde el aquelarre que representa la Unión Europea: ¿Quién decide? ¿Quién tiene la última palabras? ¿Las naciones o la Comisión Europea?

Yo, claro, espero que Tzipi Livni logre formar Gobierno en Israel, pero pese a lo que dice hoy la prensa gala sobre Benjamin Netanyahu, éste ya fue primer ministro y no pasó nada, ni bueno ni malo. Con Livni, en cambio, puede que pase algo, ya que es una mujer formidable.

En Internacional

    0
    comentarios