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Carmelo Jordá

Cautivo y desarmado Franco, el PSOE gana la Guerra Civil

Se enfrentan a la dictadura 40 años después y desde la mullida seguridad del poder.

Se enfrentan a la dictadura 40 años después y desde la mullida seguridad del poder.
Europa Press

Lo primero que hay que recordar es que, en realidad, el Valle de los Caídos nunca fue pensado como tumba de Franco, precisamente porque era para los caídos en una guerra que acabó 36 años antes de la muerte del dictador. La inhumación fue una solución de urgencia, improvisada poco después del 20 de noviembre y en un lugar que no era un "mausoleo" personal, por mucho que se empeñen en usar esa palabra.

Es cierto que durante algunos años el Valle fue un lugar de peregrinación de una ultraderecha que antes había preferido la Plaza de Oriente, en pleno centro de Madrid, y que se fue desdibujando con el traslado hasta convertirse en una especie de pequeño encuentro nostálgico de cuatro gatos mal contados que ya no pasaban de unas decenas ni siquiera el 20-N.

Más allá de la propaganda, la realidad es que llevamos muchos años en los que los únicos que se han preocupado por Franco han sido los políticos y los medios de comunicación de izquierdas. De hecho, el apartado y tranquilo Valle los Caídos era un lugar idóneo para que la gente normal se fuese olvidando del dictador, que es efectivamente lo que habría ocurrido de no mediar el interés de algunos por ganar la Guerra Civil con 80 años de retraso y las próximas elecciones con unas semanas de adelanto.

Porque la sociedad española ya había superado hace muchísimo una dictadura que dejó atrás radicalmente y por la vía de los hechos, estuviese donde estuviese el dictador. Políticamente se hizo en las urnas: aprobando por una abrumadora mayoría una Constitución y dado el poder al PSOE una y otra vez; y socialmente, y quizá más importante aún, convirtiéndose en una de las sociedades más modernas y tolerantes de Occidente, a millones de kilómetros de la España que quería crear el Movimiento. Todo, claro, hasta que algunos se empeñaron en recuperar el antifranquismo como bandera electoral, pese a que, se pongan como se pongan, la gente lleva décadas trabajando, expresándose, votando y, en suma, viviendo nada más y nada menos que como si Franco estuviese muerto. ¡Qué locura!

Pero claro, no se trataba de eso: se trataba de ganar retrospectivamente una guerra que sus antecesores en el PSOE provocaron, que sus abuelos franquistas ganaron y cuyas consecuencias ellos no sufrieron, porque por no sufrir estos pipiolos socialistas ni siquiera sufrieron esa dictadura a la que ahora se enfrentan aguerridamente… 40 años después y desde la mullida seguridad del poder.

Y se trataba, por supuesto, de ganar las próximas elecciones, aunque para ello haya que remover tumbas, dividir a la sociedad y, sobre todo, pasar por encima de los derechos de una familia a la que le han expropiado un cadáver al que no sólo obligan a desenterrar de una tumba sino que le ordenan meterlo en otra concreta. Eso sí, gracias al tesón y la valentía de Sánchez y otros aguerridos luchadores socialistas, cautivo y desarmado Franco, el PSOE por fin ha ganado la Guerra Civil... o eso se creen ellos.

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