Hubo un tiempo no muy lejano en que cualquier verano llamaba a la ilusión en Mestalla. Valencia se preparaba para una temporada grande, pero siempre se quedaba el equipo a las puertas. El último título data de 2008 (Copa del Rey), con Ronald Koeman en el banquillo. Luego vino una temporada insulsa con Emery -quintos- y tres consecutivas con el vasco siendo terceros. Pero desde el verano de 2012, con la marcha de Unai y la llegada de Mauricio Pellegrino, el Valencia no levanta cabeza. Cinco entrenadores desde entonces en dos años. Además del excentral de Barça, Valencia y Alavés, llegaron luego Ernesto Valverde, Djukic, Pizzi y, ahora, Nuno.
Y de repente es con este entrenador, del que conocíamos su pasado futbolístico como portero en España (Deportivo y Osasuna) pero sin apenas experiencia, con el que el club está teniendo las mejores sensaciones. Es verdad que sin un fútbol que maraville, pero sí práctico. El Valencia hizo la mejor primera vuelta de su historia y ahora, en ocho jornadas de la segunda, lleva 19 puntos y ha asaltado el tercer puesto, que hasta ahora parecía de dominio exclusivo del Atlético. Ha revitalizado la Liga. Desde hace tres años todo giraba en torno a los grandes de siempre, pero el Valencia se ha acordado de repente de volver a ser uno de ellos.
Tiene todavía un calendario que no es el mejor. El club valencianista tiene que visitar el Camp Nou y el Bernabéu, además de San Mamés y tiene que recibir en casa al Villarreal. De los once partidos que quedan, cuatro son estos toros que tendrá que lidiar el equipo si quiere estar en Champions. Lo tiene en la mano, pero lo mejor es cómo pinta el club para el futuro.
Con la llegada del magnate malasio Peter Lim fue posible traer a Otamendi y a Negredo y el verano puede suponer un escenario perfecto para la llegada de uno o dos cracks mundiales. Hay dinero. Es lo básico y si el equipo entra en Champions la gente querrá venir a Valencia. Convertirse en el cuarto grande de España y hacer que la Liga pueda pasar por una igualdad inesperada, hace que el Valencia se crea lo que hace, se haga fuerte en sus sensaciones.
Ha demostrado Nuno que no hay que tener una experiencia notable para llevar un grupo. Se dijo de todo del portugués. Que había sido traído de la mano de Jorge Mendes y que el club había traicionado a Pizzi al que le prometieron la continuidad. Se dijo de Nuno que muchos jugadores se le iban a rebelar. El único que lo hizo, Joao Pereira, se fue por donde vino. Ahí empezó a demostrar Nuno que tiene autoridad y ahí empezó a ganarse el respeto.
Buenos partidos ante Atlético, Barcelona y Madrid en Mestalla -ganó a los capitalinos y a los culés también mereció hacerlo- y buenas sensaciones en el Calderón la semana pasada, de equipo de bloque. Repito, sin una maravilla en cuanto a vistosidad, pero la tercera plaza hace olvidar todo eso.
Totalmente descansado toda la campaña, sin competición europea de por medio, se le tendrá que ver precisamente a este equipo el año que viene, probablemente compaginando Champions y Liga. Eso será otro cantar. Pero mientras eso llega, hay que aprovechar esta temporada con un partido por semana. Es evidente que se nota, y se notará cuanto más lejos lleguen sus tres competidores en la máxima competición europea. Eso lo puede aprovechar el Valencia. Un equipo fiable, ganando casi siempre que juega. Ya era hora de tener una referencia buena por el Turia.