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Daniel Blanco

Estudiantes -Real Madrid: un derbi que se muere

Hubo una época en la que había un derbi en la comunidad de Madrid. Un partido de basket que hasta tenía emoción. Un equipo competía con el otro y era una cita ineludible para apasionados del baloncesto.

Hubo una época en la que había un derbi en la comunidad de Madrid. Un partido de basket que hasta tenía emoción. Un equipo competía con el otro y era una cita ineludible para apasionados del baloncesto.
Un derbi descafeinado en los últimos años | EFE

Hubo un tiempo en que Estudiantes y Real Madrid luchaban de igual a igual. Deleitaban con partidos apoteósicos a los aficionados a este deporte (tres prórrogas inolvidables aquella tarde en Magariños de mediados de los 80) y permitían devorar minutos de baloncesto para guardar siempre en la memoria. Ese tiempo se acabó. Ya no hay lucha, las plantillas de los dos conjuntos se sitúan en los dos extremos y el Madrid domina en la capital a sus anchas por la incomparecencia de su eterno rival.

Para desgracia del aficionado medio al baloncesto en España, pero sobre todo en Madrid, Estudiantes sólo le ha ganado dos de los últimos dieciseis derbis al Madrid. Una barbaridad, propiciada por varios factores. Uno de ellos, con toda seguridad, la falta de acierto de varios directores deportivos y entrenadores del conjunto colegial. Es evidente que el club del Ramiro no ha dado con la tecla en casi ningún fichaje últimamente y, por eso, el club ha coqueteado con el descenso en estos años.

Tanto ha jugado con la suerte que el equipo se quemó dos veces. Bajó en 2012 y en 2016. En las dos campañas fue decimoséptimo en la ACB pero en ninguna de las dos ocasiones la debacle se consumó por no conseguir ni el Canarias ni el Palencia los avales para subir a la máxima competición. Las dos veces ex jugadores y aficionados opinaron que lo mejor era haber descendido, haber estado en el infierno y saber volver a ser alguien desde lo más bajo. Saber resurgir desde la desgracia, volver a vivir después de estar casi muerto. Muchas veces es aconsejable.

El derbi de este domingo en el Wizink Center de la capital es muy desigualado. Incomprensible hace veinte años, incluso muy raro hace apenas diez cuando ya se intuía la ligera superioridad blanca, pero eran derbis en los que Estudiantes, de vez en cuando, se permitía algún lujo en forma de victoria sobre el vecino, que permitía a un aficionado medio colegial mirar por encima del hombro a su amigo, hincha del poderoso. Estudiantes le ganó al Madrid el último derbi el 7 de diciembre de 2014. Txus Vidorreta era el técnico estudiantil y Laso ya llevaba tres temporadas exitosas en el Madrid. Fue la última esperanza, el último rayo. Desde entonces, siete victorias blancas de manera consecutiva.

Lejos quedaron ya los tiempos de Rusell, de Pinone, de Azofra, de Herreros, de Orenga, de Chandler Thompson, de Loncar, de Vandiver. De la final Four de Estambul, de afrentas hacia el rival poderoso, ciertamente inimaginables. Las victorias en play off de 2002 y 2004. Un equipo que fue subcampeón de Liga y al que van dejando morir poco a poco. Por la desidia de unos, por la incompetencia de otros, por la nulidad que significa actualmente lo que algún día fue un equipazo. Un club que jugó su úlitma fase final de Copa en febrero de 2013 y sus últimos play off en mayo de 2010. El enfermo está muy grave y el vecino le puede dar, en este derbi ya inexistente, la estocada casi definitiva. Lástima que entre unos y otros le enterraron, todavía vivo, hace tiempo.

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