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Champions League

Daniel Blanco

Final de la Champions 2014: un derbi inolvidable

En el minuto 93 Ramos marcó un gol inolvidable, cuando un ciclo se venía abajo.

En el minuto 93 Ramos marcó un gol inolvidable, cuando un ciclo se venía abajo.
El gol de Ramos en el 93, quedará para la historia | EFE

Fueron muchas finales en sólo una, fueron muchas sensaciones en 90 minutos. La final de Lisboa quedará siempre en la memoria de todos. Para unos, los ganadores, la pincelada final de aquel gol de Ramos, imposible saber con qué fuerza remató. Para otros, los perdedores, la sensación que nunca volverá una oportunidad así y que ya se habían deslizado dos ocasiones de entre los dedos. Real Madrid y Atlético se dejaron la vida, en un derbi especial, con el cetro europeo de por medio.

Demasiadas cosas que contar en pocas líneas, una final de emociones, de sobresaltos, el primero la retirada de Diego Costa con sólo nueve minutos jugados. Luego el gol de Godín ante el mejor juego del Madrid. En la segunda parte, la huida hacia adelante del conjunto blanco, sin red, sin casi orden, a la desesperada, dejando atrás la sensación de vulnerabilidad. En medio y antes del gol de Ramos, salvador para llevar el partido a una prórroga inesperada, muchos detalles. Ese cambio de Sosa por Raúl García "si pudiera volver atrás ese cambio no lo haría. Me equivoqué", dijo tiempo después Simeone. Queda el cansancio del Atlético, extenuado por un final de temporada eufórico pero matador. Arda fuera de la final, lesionado una semana antes en Barcelona, Costa lastrado. Todo se le hizo eterno a los rojiblancos.

Hasta ese gol, de un córner agónico, cuando ya no quedaba nada por hacer, cuando Neptuno se arreglaba para recibir a sus chicos aquella misma madrugada. Cuando Ancelotti se diluía como entrenador blanco. Entonces, ese remate a la cepa del palo dio paso a la prórroga pero todos supimos que el Madrid acababa de ganar la Copa de Europa.

Porque sólo un milagro te repone de una cosa así. Tener la Copa en las manos y dejarla escapar. No solo no hubo milagro sino que el Madrid fue un vendaval. 4-1 con tres goles en el tiempo extra. Los recuerdos de 1974 y aquel tiro de ese alemán con nombre impronunciable. 40 años después otra Copa cogida sólo de un asa y otra vez la cruel historia.

De aquella noche inolvidable de Lisboa quedan más cosas. La suplencia sorprendente de Illarramendi cuando todo el mundo le daba como titular. El propio Ancelotti, ocho días antes, lo había comentado "Illarra es la primer opción para jugar ahí, porque para eso le hemos fichado". No estaba Khedira atravesando su mejor momento físico y Xabi Alonso se perdía la final por una inoportuna amarilla en semifinales. Pero en Lisboa, salió Khedira y no Illarra.

Mucho se habló de eso, de la falta de confianza en el de Mutriku por parte del técnico. Se habló, incluso de que el chico no estaba bien psicológicamente para afrontar aquel encuentro. Por una cosa o por la otra, fue la cruz casi definitiva para el mediocentro.

Aquel 24 de mayo de 2014 el Madrid consiguió la décima, tras tres años consecutivos en semifinales y habiendo caído los seis anteriores en octavos. Fue una losa que se quitó de encima el conjunto blanco, que luego ganaría tres consecutivas los años 2016, 2017 y 2018.

Para el Atlético fue el final de una temporada agridulce, con la consecución de la Liga una semana antes. Quizá en esa liga ganada en Barcelona en el último partido, se le fue a los rojiblancos media final europea. Siempre se dijo que ganarla ante el Málaga, una jornada antes, le hubiera supuesto a Simeone rotar en el último encuentro, ya campeones. Pero es fútbol ficción, cosas que nunca sabremos a ciencia cierta.

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