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Liga

Daniel Blanco

Sobre Zidane, grises y vasos comunicantes

Cogiendo el puente aéreo hay un equipo que hace lo que quiere con esta Liga. Juega partidos buenos, regulares y malos. Y siempre gana.

Salvar a Zidane o matarle sin ningún tipo de rubor. Desafiar a la población diciendo que Rafa Benítez no era tan malo o estar con la mayoría y afirmar que el madrileño era un desastre. Tiene que haber un punto intermedio. Debe haber un gris que nos permita ver la realidad, pero en esto del fútbol o es todo blanco o es todo negro y así no vamos a ninguna parte.

Porque hay que entender en este mundo del balón redondo que todo lo que sea bueno para el Barcelona es malo para el Madrid y viceversa. Zidane ha dirigido siete partidos al equipo blanco y ha logrado 17 puntos, cediendo dos empates pero convenciendo en los partidos del Bernabéu. Él no tiene la culpa que en esos siete partidos el Barcelona lo haya ganado todo y haya convertido la diferencia de cinco puntos en nueve. Es sencillamente imposible demostrar la influencia directa del técnico francés en la pérdida de esos puntos.

Lo que habría que entender de una vez por todas es que el fútbol es completamente imprevisible. Está fuera de toda lógica que el Barcelona haya realizado los peores cinco partidos fuera de casa que se le recuerdan en estos últimos tiempos y que, sin embargo, haya ganado cuatro y empatado uno. Las salidas a Cornellá, Valencia (para jugar ante el Levante), Gijón y Las Palmas han sido partidos muy mejorables del conjunto de Luis Enrique, pero los culés han sacado 13 puntos. Imposible que un equipo que le pretenda seguir en la tabla pueda hacerlo.

Por eso Zidane, que está retomando el gusto por la pelota que tenía olvidado Rafa Benítez, se ha metido en un buen lío. Lejos de pensar que es incapaz de llevar a este Madrid a buen puerto (pienso que lo puede sacar) también digo sin riesgo a equivocarme que será presa de la famosa teoría de los vasos comunicantes. Si al rival le va bien, a ti te irá mal. Y al revés. Esto no tiene otra lectura.

Por eso si el Madrid hubiera ganado todos los partidos (ha podido hacerlo) nadie diría que el efecto Zidane se está apagando. Este llamativo titular que leo hoy en la prensa deportiva es inversamente proporcional al titular "Con Zidane, nuevo ciclo", leído sólo dos días antes. El camino sin retorno en el que se ha convertido parte de la prensa deportiva de este país contrasta severamente con el sentido común de la otra parte de ese sector de los medios. Un problema sin solución que no te deja ver la luz en situaciones dramáticas y que te llena de optimismo en situaciones favorables.

En Málaga, el Madrid jugó regular tirando a mal pero pudo ganar. El Barcelona esá jugando mal fuera de casa pero está impoluto y camino de otra Liga a la que nadie pondrá un pero.

Y mientras Zidane, como si jugara, esquivando algunas flechas que ya le sitúan como el técnico que no es. Ese entrenador llevado por las circunstancias, abandonado a su suerte con apenas dos empates en ocho partidos oficiales. Ganando en Roma un partido serio, convenciendo en algunos envites. Pero embarcado en ese trasatlántico que es el Real Madrid. Lleno de vaivenes, una montaña rusa donde nadie, ni Zidane, tiene el puesto asegurado o, al menos, unos días tranquilos. Y todo porque cogiendo el puente aéreo hay un equipo que hace lo que quiere con esta Liga. Juega con ella sin piedad. Juega partidos buenos, regulares y malos. Pero lo cierto es que siempre gana.

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