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Daniel Blanco

Un partido para recordar

El Madrid fue mejor en general, pero el Barça lo fue media hora y se dejó ir en los últimos quince minutos de la primera parte, que fueron su muerte.

El Madrid fue mejor en general, pero el Barça lo fue media hora y se dejó ir en los últimos quince minutos de la primera parte, que fueron su muerte.
Messi, cabizbajo tras uno de los goles del Real Madrid. | EFE

No sé si veremos un clásico de esta magnitud en mucho tiempo. No sé si tantos hechos puntuales, tantas variables incontrolables serán protagonistas en los partidos próximos entre los dos colosos del fútbol español. El Madrid fue mejor en general, pero el Barça lo fue media hora y se dejó ir en los últimos quince minutos de la primera parte, que fueron su muerte. Aguantar para morir en el tramo final de un primer acto agridulce para los visitantes.

Digo lo de los hechos puntuales porque nunca en un partido así fueron tan importantes. El gol de Neymar a los tres minutos en un error defensivo blanco, porque el Madrid no se dio cuenta que el encuentro empezaba a las seis en punto, no a las seis y cuatro minutos que es cuando activó su reloj. Se percató entonces de lo que había en juego. Tras ese detalle, muchos más. El doble poste de Benzema que seguramente hubiera revitalizado antes al Madrid, la ocasión insólita que falla Messi o, más bien, que saca Casillas en una parada monumental. El penalti de Piqué, tonto, absurdo, inesperado tratándose de un campeón del Mundo y de Europa. Más esperado ahora que el catalán es otro jugador, peor, más apático, en contínua caida libre. Un jugador que ha tirado de un plumazo los detalles que le convertían en bueno. Ahora es normal, tirando a vulgar.

El empate del Madrid cambió todo, justo cuando no debería cambiar nada porque el Barcelona tenía el partido controlado. Pero en la segunda parte fue brutalmente arrollador el Madrid. Tras el gol de Pepe, el control, la posesión del balón. Todo lo hizo el Madrid, hasta que mató el partido. Nada que hacer en un Barcelona timorato en la reanudación, que se cambió completamente de piel en el descanso, como si el empate blanco hubiera sido mortal, que si lo fue, pero que no debió cambiar tato a los visitantes.

Sale muy bien Ancelotti del clásico. Sale mal Luis Enrique que perdió los dos partidos serios que afrontó este año. Jugó bien en París, jugó peor el sàbado en el Bernabeu. Al menos, 60 minutos fue barrido por el rival. En el Madrid grata noticia la aparición de Isco, que no olvidemos que es casual por la baja de Bale, pero que a este paso va a hacer pensar mucho a Ancelotti. Tanto, que ahora mismo un porcentaje muy alto de los madridistas prefieren al malagueño que al galés.

Mal salieron del partido Messi, muy bajo el sábado, como si las fuerzas le faltasen justo el día que había que estar. Muy superado por Neymar y por Luis Suarez, autor de los dos pases principales del Barcelona en la primera parte, el del gol y el del casi gol. Se retiró porque el ritmo de competición le impidió jugar nada más que 60 minutos pero, lejos de ser una decisión muy compartida, tampoco se pede decir que Luis Enrique hizo una locura sacándole de inicio. No estuvo mal, pero tampoco cerca del nivel que, evidentemente, se le espera.

Buenas notas en el Madrid para, además de Isco, monumental, Benzema otra vez espléndido. Para Pepe, Ramos, seguros atrás. Para Casillas, notable en el mejor encuentro de la temporada, con dos paradas del Casillas de antes, del de toda la vida. Salvando en un momento muy peliagudo.

La liga se aprieta. Aprovecharon la derrota culé, el Sevilla, el Valencia, el Atlético, muy sobrio en Getafe. La gran noticia es que en la jornada 9 están todos en dos puntos. Cuando digo todos, no digo tres, digo cinco equipos. ¿Que hasta cuándo durará esto? No lo sé. Pero deseo que todo el año.

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