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EDITORIAL

No disputan el timón a Rajoy pero abandonan el barco

Ha faltado coraje para resolver el problema que Rajoy constituye para un partido que parece apostarlo todo al miedo a Podemos.

Del silencio a la espantada. Así podríamos calificar la evolución que han tenido en sólo dos días no pocos barones y pesos pesados del PP: si el lunes escuchaban silentes la optimista valoración que Rajoy hacía de las elecciones del domingo, ahora han empezado a anunciar su intención de abandonar sus responsabilidades en el Partido Popular.

Habrá a quien parezca plausible la reacción de Bauzá, Fabra, Barberá, Rudi, Cospedal, Herrera y tantos otros frente al inmovilismo, suicida y conformista, de Rajoy. Y, ciertamente, sólo comparada con el autismo del presidente de Gobierno puede serlo. Pero como mínimo estas reacciones son tan insuficientes como tardías para enderezar el rumbo de un partido que va desde hace años a la deriva.

Ya antes de la convocatoria de las elecciones europeas del año pasado era evidente que Rajoy estaba protagonizando la mayor estafa política que un gobernante haya hecho a su electorado en la historia reciente de España. A pesar de que se sabía que eso iba a ser un enorme lastre para el partido en los comicios europeos, nadie alzó la voz para evitarlo, tampoco cuando Rajoy valoró positivamente la histórica pérdida de votos y de escaños que sufrió el PP en esas elecciones.

Otro tanto se podría decir del silencio que sucedió a las elecciones andaluzas, en las que el PP perdió prácticamente la mitad del respaldo que los andaluces le habían brindado en las últimas generales.

Ese irresponsable silencio también se ha mantenido en estas elecciones, en las que el PP ha sufrido su mayor pérdida de poder local y autonómico. Y ese mutismo no lo han roto los miembros del Comité Ejecutivo del PP para exigir unánimemente a Rajoy unas primarias, a fin de designar un nuevo candidato a la presidencia del Gobierno; sino para comunicar su intención de abandonar sus puestos de responsabilidad en el partido.

Tal vez ahora, a menos de seis meses de las generales y con un largo verano de por medio, falte tiempo para enderezar la situación. Lo que es indiscutible es que ha faltado coraje para resolver el problema que Rajoy constituye para un partido que parece apostarlo todo al miedo a Podemos.

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