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Emilio Campmany

Estamos “chinicizados”

Cada gobernante tiene el hagiógrafo que se ha ganado. A Zapatero, en justo castigo a su perversidad, le ha tocado Suso de Toro. El gallego le dedica una sentida despedida a su hagiografiado en, como no, El País.

Parafraseando el inquietante dicho que afirma que cada pueblo tiene el gobierno que se merece, podría igualmente decirse que cada gobernante tiene el hagiógrafo que se ha ganado. A Zapatero, en justo castigo a su perversidad, le ha tocado Suso de Toro. El gallego le dedica una sentida despedida a su hagiografiado en, como no, El País.

De Toro titula "Ese chico de León se va". Dice que fue acusado de inexperto e ignorante, pero cree que, considerando los currículums (sic) de los anteriores presidentes, la acusación es excesiva. O sea, que efectivamente Zapatero es un inexperto y un ignorante, pero no mucho más que quienes le precedieron. Respecto de Adolfo Suárez y Felipe González, tiene toda la razón. En cuanto a Calvo Sotelo y Aznar, la distancia es sencillamente sideral.

Sostiene de Toro que Zapatero "no hizo un reconocimiento previo de lo intelectual establecido y lo establecido no lo reconoció". Agradecería que algún lector me hiciera la caridad de explicarme qué significa. Luego, respecto de la derrota de ETA, duda y dice que es cosa que, "seguramente, ha conseguido". Si el mismo Suso de Toro vacila a la hora de reconocer la derrota de la ETA es que la cosa está peor de lo que creemos quienes vemos que en absoluto ha sido derrotada.

Como de Toro quiere ser objetivo, admite que a la presidencia de Zapatero hay que anotarle algo en el "debe". Y, entre las cosas que hay que anotarle, está "el fracaso de su intento (...) de encajar a Euskadi y Cataluña en un proyecto español común". Lo dice como si fuera culpa de un meteorito y no del absurdo empeño en engordar al separatismo catalán, con el nuevo estatuto, y al vasco, con la negociación con ETA.

Después, disculpa al presidente por no haber pinchado la burbuja inmobiliaria y nos echa a todos la culpa: "Seamos sinceros, unos crearon la burbuja pero la hinchamos entre todos". O sea que la culpa de la crisis es nuestra. Es posible que tenga razón, pero no en el sentido con el que lo dice, sino por haberle votado.

Por liberar de responsabilidad a Zapatero, reconoce lo que la derecha viene afirmando desde hace meses y la izquierda negando: "Esta es una crisis nacional: resulta que todo era mentira. No solo ha reventado un modelo económico, también la realidad virtual que habitábamos desde hace décadas, tejida con los hilos entrelazados de la política y la especulación". Si le quitan la cursilería y cambian "especulación" por "corrupción", la frase podría ser de cualquier comentarista de derechas. Ay Suso, Suso, cuidadín que cerdeas.

Finalmente, nos avisa de lo que se nos viene encima, la "chinización" del país, un proceso imparable contra el que el bienintencionado Zapatero nada podía hacer. De momento, quien nos ha chinicizado bien chinicizados ha sido ese chico de León tan bueno y generoso. Este es el hagiógrafo. Qué no dirá alguien que no sea amigo.

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