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Enrique de Diego

De Odón Elorza a las listas únicas

No hay un problema vasco, hay sólo –aunque sea grave– un problema guipuzcoano. Se ve muy claro en el intento fallido de enfrentar a Adegui con la patronal Confebask o en la peculiar situación de Odón Elorza dentro del socialismo vasco. Es Guipuzcoa la que presiona al nacionalismo frente a Álava y Vizcaya, donde Bilbao viene dando un crecimiento constante del constitucionalismo.

Una buena parte de la estrategia socialista, en el relevo de Nicolás Redondo, se diseñó para preservar la alcaldía de San Sebastián. La tesis de José Blanco y de la dirección socialista es que en las elecciones autonómicas el PSOE iba demasiado cercano al PP como para que se viera una alternativa en dos frentes. Ese análisis es rotundamente erróneo. La ley electoral impide cualquier alternativa a dos, pues prima al partido más votado, favoreciendo un bipartidismo de tendencia lenta pero constante. Haber centrado la estrategia en Odón Elorza, al margen de los criterios morales, no va a conducir a mucho. La candidatura de Román Sudupe deja a Elorza en una posición peligrosa y desairada, casi como un peligroso radical del nacionalismo, ¡frente al candidato del PNV! O, mejor aún, en terreno de nadie. La previsible derrota de Elorza será muy positiva, marcando la crisis del socialismo guipuzcoano, como factor de corrupción moral.

En contra del criterio actual de la dirección socialista, la lógica electoral y política es que PP y PSOE vayan en listas únicas. Es lo que demandan las bases, como se pudo comprobar en la manifestación de San Sebastián. Nadie entendería que el PSOE difuminara sus siglas, pues sería una oferta conjunta, y todo el mundo sabe que son circunstancias excepcionales de lucha contra un proyecto totalitario (los terroristas lo han dejado claro indicando que el PNV casi se alegró del asesinato de Miguel Ángel Blanco y que Estella se hizo sobre su cadáver). Esa unión electoral habría de darse, sobre todo, en Álava y en Bilbao, las dos claves de la futura consulta electoral. En vez de acercarse al nacionalismo –Odón Elorza– hay que confrontarse con él, de modo que el PC vasco –crítico con Madrazo– pase al PSOE.

Si no hay listas conjuntas, la misma lógica indica fortalecer una sola de las listas, que en las últimas elecciones es la del PP y hacer repartos estratégicos –alcaldía y presidencia de la Junta General– en Álava, donde Javier Rojo está en las antípodas del censor Elorza.

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