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Enrique de Diego

La autodeterminación alavesa

Me parece que el PP no ha dado suficiente cancha a Pablo Mosquera, de Unidad Alavesa, tras su fusión de facto en las últimas elecciones autonómicas. Error enmendable. Tiene uno de los discursos más coherentes y claros. Conoce y muestra las contradicciones del nacionalismo. Éste concibe el esotérico derecho de autodeterminación como inserto en un ente abstracto denominado “pueblo vasco”, preexistente desde la prehistoria y los dólmenes. Nada tiene que ver tal cuestión con la realidad concreta, y menos con la pluralidad de personas individuales. Incluso en la mentalidad nacionalista, no existe, ni de lejos, lo que se conoce como “comunidad moral”. Sólo hay un escenario semejante en algunas comarcas rurales de Guipúzcoa y Vizcaya, sobre todo en los pueblos más pequeños, merced a abrumadoras dosis de violencia y amedrantamiento, llegando con frecuencia al asesinato. El PNV gana gracias a ETA, y lo demás es comentario.

En Álava, a pesar de esas coacciones, los votantes de PP y PSOE suman el 53,36%. En Vitoria, alcanzan el 58,32. Hemos de suponer incluso que no todos los votantes de IU son independentistas, y para ello bastaría citar a Gaspar Llamazares en el debate del estado de la nación: “No somos independentistas”, aunque quizás Madrazo matizaría sustancialmente tal afirmación. Álava, Vitoria, otras muchas poblaciones, barrios, familias y personas han de tener derecho, en la lógica nacionalista, a la autodeterminación frente al proyecto imperialista, colonialista e impositivo del nacionalismo sabiniano. Porque, por ejemplo, no teniendo el Rh bueno, temieran una depuración étnica, o porque, siendo castellanoparlantes, sospecharan una previsible limpieza lingüística.

Todo el sentido tiene que frente a esa supuesta emancipación en avance, según el criterio de Egibar, se alzara la emancipación de Álava, a la que hace referencia con lucidez y racionalidad Pablo Mosquera. Y la de Ermua, donde el constitucionalismo es ampliamente mayoritario. La realidad es que, como viene destacando Joseba Arregi, la sociedad vasca es plural, y de ahí viene ese gran pacto del Estatuto. El nacionalismo lo que pretende es acabar con la pluralidad para imponer el monolitismo de una quimera ideológica. Eso es, ciento por ciento, totalitarismo. Frente a ello hay que oponerse y autodeterminarse.

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