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ESTADOS UNIDOS

Boicot demócrata a la Fox

En estos días, en los que tanto se habla de los boicots a Telemadrid y Prisa, nos llegan noticias de prácticas similares en Estados Unidos. El boicoteador es el Partido Demócrata; el boicoteado, la cadena conservadora Fox (por cierto, un modelo de pluralidad en comparación con las españolas, especialmente aquéllas que pagamos todos los contribuyentes).

En estos días, en los que tanto se habla de los boicots a Telemadrid y Prisa, nos llegan noticias de prácticas similares en Estados Unidos. El boicoteador es el Partido Demócrata; el boicoteado, la cadena conservadora Fox (por cierto, un modelo de pluralidad en comparación con las españolas, especialmente aquéllas que pagamos todos los contribuyentes).
La Fox tenía pensado auspiciar un debate entre los aspirantes a hacerse con la candidatura demócrata para las presidenciales de 2008, pero el Partido Demócrata ha dado al traste con el proyecto por la tendencia conservadora de la cadena. Lo cierto es que este boicot no es sino el reflejo de la tensión existente entre el ala izquierdista del Partido Demócrata y la Fox, que ha roto el monopolio de la izquierda en el panorama televisivo norteamericano.
 
Aunque también puede leerse como el enésimo pulso entre una dirección demócrata washingtoniana, realista y que intenta conseguir votos más allá de las bases izquierdistas del partido, y la legión de bloggers que rechaza cualquier compromiso, por nimio que sea, con la derecha, a la que demonizan.
 
Estos bloggers, a los que se conoce por el nombre de netroots, dan articulación a una base de militantes muy radicalizada y que se moviliza a través de internet. Su origen data de 2004, cuando se movilizaron en apoyo de la candidatura de Howard Dean, y alcanzaron su más sonada victoria el verano pasado, cuando consiguieron derrotar en las primarias demócratas de Connecticut a todo un candidato a presidente de los Estados Unidos, Joe Lieberman, y aupar a un político poco conocido pero que se había mostrado muy crítico con la guerra de Irak, Ned Lamont.
 
Ésta es la primera parte de la historia, la que nos habla de la capacidad de los netroots para determinar el resultado de unas primarias demócratas; la segunda es igualmente significativa, y nos habla de su incapacidad para determinar el ganador de unas elecciones. De hecho, finalmente Lieberman, que se presentó a las elecciones como independiente, derrotó a Lamont (también, y antes, mordió el polvo Howard Dean), con lo que quedaba de manifiesto que los netroots son un fenómeno poderoso pero muy alejado del país real.
 
Aun así, lo cierto es que entre las filas demócratas cada vez se les tiene más en cuenta; desempeñan un papel que algunos equiparan al de la derecha religiosa en el Partido Republicano.
 
Pero volvamos al debate de la Fox. Organizado con el plácet de los líderes del Partido Demócrata, iba a celebrarse en Reno, Nevada, el estado de Harry Reid, el líder de la mayoría demócrata en el Senado. No iban a intervenir  periodistas de la cadena: se trataba, sencillamente, de que los candidatos demócratas debatieran entre ellos, sin intermediarios.
 
Y entonces aparecieron los netroots, los artífices de Move On, Daily Kos y MyDD, inundando de e-mails los buzones demócratas y pidiendo la cancelación de un debate que tenían por un acto de colaboracionismo con el enemigo. Mostraron, así, cuál es su manera de entender la democracia. El objetivo, al decir de uno de los propulsores de la campaña, era negar a Fox la condición de "fuente de información legítima".
 
Los dirigentes demócratas resistieron unos pocos días; algunos incluso utilizaron la Red para explicar por qué sería positivo llevar ese debate demócrata a la Fox. Pero no sirvió de nada.
 
El primero en dar un paso al frente fue John Edwards. El candidato a vicepresidente con John Kerry anunció que no pensaba poner los pies en la Fox... y aprovechó para criticar a la cadena con especial dureza (quizá sea bueno recordar que hace un mes la Fox aireó un embarazoso vídeo en el que se veía a Edwards durante dos larguísimos minutos dándole a la laca y mirándose en el espejo, obsesionado con su tupé estilo Kennedy). El siguiente en desertar fue Bill Richardson, el gobernador de madre hispana a quien todos auguran un gran porvenir como candidato a la... vicepresidencia. Ni Hillary Clinton ni Barack Obama tuvieron que dar explicación alguna: el partido no resistió la presión de las bases y anunció que el citado debate no iba a celebrarse.
 
De momento, toda una victoria para los netroots. Veremos si se torna en augurio de derrota cuando los candidatos deban apelar al conjunto del pueblo norteamericano. Por lo pronto, los niveles de audiencia de la Fox parecen confirmar que, por fortuna, el país real va por otros derroteros.
 
 
© Fundación Burke
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