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VENEZUELA

Carta a Chávez

Ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela: Las muestras de fortaleza, dignidad y entereza que han dado los trabajadores de RCTV y sus familias en estos difíciles momentos sólo me llenan de admiración y estima. Es por ellos y por Venezuela, Ciudadano Presidente, que seguimos firmes en nuestra decisión de hacer que se respete nuestro derecho a seguir operando.

Ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela: Las muestras de fortaleza, dignidad y entereza que han dado los trabajadores de RCTV y sus familias en estos difíciles momentos sólo me llenan de admiración y estima. Es por ellos y por Venezuela, Ciudadano Presidente, que seguimos firmes en nuestra decisión de hacer que se respete nuestro derecho a seguir operando.
Hugo Chávez.
En RCTV hay casi 3.000 personas que tienen el derecho a seguir trabajando en la misma empresa donde han escogido trabajar durante tantos años. Hay más de 5.000 trabajadores indirectos que tienen derecho a continuar en sus trabajos y en sus negocios. Nadie, ni siquiera usted, puede decidir arbitraria e ilegalmente que el producto de su trabajo ahora deba ser sustituido por el producto del trabajo de otros, por más respetable que sea.
 
En un país donde cada vez se crea más desempleo, mi compromiso y el de los otros accionistas de RCTV es luchar para que esta empresa de trabajadores venezolanos siga operando bajo las mismas condiciones que hasta ahora lo ha hecho, pues es la única que asegura la estabilidad de la empresa y, por consiguiente, la de los trabajadores. En esta defensa lo único que no se negocia es la libertad de expresión. No podríamos hacerlo aunque quisiéramos, porque pertenece a los venezolanos y no podemos ponerla en una mesa de discusión.
 
Afectar ese derecho es inaceptable, como lo es afectar los derechos de los trabajadores. Por eso yo le pido, Ciudadano Presidente, que recapacite, porque los verdaderos gobernantes ni dejan sin empleo al pueblo al que deben proteger ni silencian a sus críticos.
 
Si observamos a nuestro alrededor, a los gobernantes de América Latina, incluso a quienes, como usted, siguen una línea política de izquierda –me refiero a los presidentes Lula, Bachelet, Torrijos, Vásquez o Kirchner–, todos gobiernan tolerando a sus opositores. A ninguno de ellos se le ha ocurrido cerrar un medio de comunicación porque dé cabida a quienes piensan distinto.
 
Ésa es la verdadera fortaleza de un líder democrático. La de convencer a los ciudadanos con su visión, pero, a la vez, la de escuchar opiniones diferentes. La de resistir la fiscalización de los gobernados y la de los medios. La de respetar la libertad de pensamiento, información y expresión. Ello forma parte esencial de la democracia.
 
Lo que usted pretende en la Venezuela de hoy, en contra del mandato que recibió en las urnas, es algo para lo que no se requiere valor. Pretende una Venezuela en la que nadie opine o exprese una idea distinta al discurso oficial.
 
Tiene usted ya el control total de la Asamblea Nacional. No contento con ello, logró que ese organismo le otorgara poderes ilimitados para legislar y reformar la Constitución. El Poder Judicial está sometido constantemente a la intimidación y la presión de su Gobierno. Algunos medios, como usted mismo ha dicho, y lo sabe ya todo el mundo, han modificado su línea editorial para garantizar su supervivencia, "por ahora".
 
Hoy se busca el cierre del canal más antiguo de la televisión venezolana. El canal que llega al corazón de todos. Un canal que resume buena parte de la historia de nuestro país y que hace posible que el pueblo le diga lo que sus asesores jamás le dirán.
 
Yo no sé, y me lo he preguntado mucho en estos tiempos, quién le ofreció semejante recomendación política, tan desacertada. Esta pretensión de cerrar el canal de todos los venezolanos para iniciar otro canal oficial más, que repita sin descanso el mensaje del Gobierno, lo ha enfrentado a más del 80% de los venezolanos, a buena parte de los seguidores chavistas, a gremios periodísticos de todo el mundo, a organizaciones de defensa de los derechos humanos reconocidas mundialmente, a organismos multilaterales de diverso tipo, a Congresos de varios países –incluyendo el Senado y la Cámara de Diputados de Chile–, a presidentes, a profesores y a académicos, y, por supuesto, a las más de 8.000 familias que dependen de RCTV. ¿Quién se beneficia con esta decisión, Ciudadano Presidente?
 
Yo le pido, Presidente, que escuche a la gente y que asuma la responsabilidad de gobernar conviviendo con quienes no piensan como usted. Permita que en la Venezuela de hoy existan otras opiniones. Nuestro país es una mezcla de razas, identidades, voces, culturas, y nadie puede encerrarlas todas dentro de un modelo único.
 
Un buen estadista sabe que la verdadera fuerza no reside en aplastar al adversario, ni en ocultar las verdades o silenciar a los críticos. La verdadera fuerza descansa en la conciliación, el pluralismo y la tolerancia.
 
Todos sus asesores comunicacionales, a pesar de una campaña desmedida, abusiva y violatoria de los derechos humanos, no han podido convencer al pueblo de que ésta es una decisión legal. Todo el mundo sabe, puesto que usted lo ha dicho reiteradamente, que es su decisión personal y que se debe a la línea editorial de este canal, por lo tanto es arbitraria e ilegal.
 
En este tema tiene usted en sus manos una decisión histórica. ¿Es un dirigente de la nueva izquierda latinoamericana o es un populista totalitario más? ¿Es fuerte porque sus convicciones también lo son, o es débil y necesita anular a todo el que le lleve la contraria? ¿Gobierna usted, presidente, o gobiernan los asesores que ven en la supresión de los contrarios oportunidades de negocio?
 
Son preguntas que, hoy, no me hago solamente yo, o los trabajadores del canal, o los millones de televidentes que quieren a Radio Caracas Televisión. Son preguntas que se hacen muchos en el mundo entero, pero sobre todo los venezolanos. Y son preguntas que merecen una respuesta de su gobernante, si éste tiene el coraje de responderlas.
 
Respetuosamente,
 
Marcel Granier, director general de RCTV.
 
 
© AIPE
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