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CUBA

El líder necesario

La muerte de Zapata Tamayo y la represión de las Damas de Blanco han tenido una enorme repercusión mundial. Esto debería subrayar, en primer lugar, la enorme miseria moral de gobiernos como los de Brasil y Argentina, francos simpatizantes de la dictadura castrista, por no hablar de Venezuela, Nicaragua y Ecuador, partidarios militantes de la misma.

La muerte de Zapata Tamayo y la represión de las Damas de Blanco han tenido una enorme repercusión mundial. Esto debería subrayar, en primer lugar, la enorme miseria moral de gobiernos como los de Brasil y Argentina, francos simpatizantes de la dictadura castrista, por no hablar de Venezuela, Nicaragua y Ecuador, partidarios militantes de la misma.
Hace pocos meses estaban luchando, desesperadamente, por incluir a Cuba en la Organización de Estados Americanos, aireando la especie de que se trata de una democracia más. Y uno se preguntaba, ¿cómo es posible? Poco después, esa dictadura dejaría morir a Zapata Tamayo y golpeaba a las Damas de Blanco; pero para ello no introdujo cambio alguno en su forma de proceder, sino que mantuvo la misma línea represiva que ha seguido desde que, hace más de 50 años, conquistó el poder, como ha dicho el propio Castro en su discurso ante la Unión de Jóvenes Comunistas.

Durante miles de años, el único gran propietario fue el estado. El desarrollo del capitalismo cambió eso, subrayando la importancia de la propiedad privada de los medios de producción. Esto permitió que el mundo pasara de la etapa agrícola a la industrial. No es de extrañar que ésta llevara aparejada numerosos problemas. Molestos sobre todo con la necesaria desigualdad, nuestros progresistas pretenden resolverlos acabando con la propiedad privada y regresando a la vieja omnipotencia del estado. Es increíble, son reaccionarios por excelencia.

Obviamente, esta pretensión genera una enorme resistencia popular, y de aquí que el comunismo sea un sistema esencialmente represivo, como demuestra la experiencia de todos los países socialistas. En cuanto disminuyó la amenaza de una represión sangrienta, prácticamente todos los gobiernos comunistas fueron violentamente rechazados por los pueblos por ellos sojuzgados, empezando por el de la Unión Soviética. Fue la revolución político-social más grande del siglo XX.

En Cuba, el comunismo no sólo ha reprimido con crueldad a la población, sino que la ha empobrecido trágicamente. Ahora todos son pobres, menos los dirigentes políticos, quienes han trasladado cientos de millones de sus fortunas personales al exterior. ¿Es eso lo que quieren los progresistas latinoamericanos para sus pueblos? Algunos dirigentes envidian profundamente a Fidel Castro, con sus 50 años en el poder. Pero ¿qué tienen que envidiar los pueblos latinoamericanos a los cubanos de a pie? Pasaron de ser de uno de los pueblos más prósperos del hemisferio a uno de los más miserables: los cubanos no tienen derechos, ni siquiera les está permitido el acceso a la internet.

Este último y masivo repudio internacional a la represión castrista ha hecho que muchos hayan llegado a la conclusión de que el régimen está agonizando. Eso es un error. La dictadura sabe que la oposición cubana es masiva. Es por eso que trata, por todos los medios, de impedir que se organice y pueda manifestarse libremente. Y es por eso que, dentro de Cuba, el repudio expreso a la dictadura sigue siendo raro.

El reto fundamental de la oposición cubana es convertir ese repudio masivo, que no ha podido expresarse abiertamente, en un repudio a viva voz y visible para el mundo entero. De lograrlo, la dictadura tendría que usar las fuerzas armadas para reprimir a la población, algo que probablemente los militares no estarían dispuestos a hacer; incluso podría voltearlos en contra del régimen. Los Castro utilizan la demagogia populista como un simple instrumento, pero la mayoría de los militares realmente cree que su papel es proteger a la gente. Y nunca han sido puestos a prueba.

Desde hace tiempo, quejarse de los atropellos ha dejado de ser suficiente. En cierta medida es hasta contraproducente, porque nadie quiere militar voluntariamente en las filas de las víctimas. La oposición tiene que aprovechar el prestigio ganado y utilizarlo a favor de una causa activa. Es por eso que los Municipios de Oposición son tan importantes. Se trata de un gran movimiento de base y con vastas posibilidades de expansión. Tener contactos con dirigentes del exterior sería de enorme importancia para ellos.

Yo me pregunto, ¿qué dirigente político norteamericano de importancia ha viajado por América Latina explicando la situación real del pueblo cubano, y lo profundamente reaccionario que resulta apoyar una dictadura comunista? ¿Y qué dirigentes políticos han tratado de ayudar al desarrollo de los Municipios de Oposición? Es comprensible que algunos hayan renunciado a una exigente carrera pública para poder dedicarse más a su vida privada. Es el caso, digamos, de Mel Martínez o el de Raoul G. Cantero III, que renunció al Tribunal Supremo de la Florida. No hay nada que criticar en eso, aunque tampoco nada que admirar. No creo que sea el caso de Lincoln Díaz-Balart. Pudiera ser el líder que necesitamos. Él ha hablado de los Municipios de Oposición. ¿Estará dispuesto a emprender esta tarea? Nadie mejor calificado para hacerlo.


© AIPE

ADOLFO RIVERO CARO, editor de En Defensa del Neoliberalismo.
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