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CARTAS DE ULTRAMAR

El puzzle boliviano

Entre ilusiones, promesas y utopías, la realidad política de Bolivia es ciertamente compleja, enfrentada a dos concepciones que se pueden conciliar. Es realmente complejo el entramado de intereses que allí tienen lugar. Intentaremos un puzzle para tratar de ofrecer algunas noticias. Veamos:

Entre ilusiones, promesas y utopías, la realidad política de Bolivia es ciertamente compleja, enfrentada a dos concepciones que se pueden conciliar. Es realmente complejo el entramado de intereses que allí tienen lugar. Intentaremos un puzzle para tratar de ofrecer algunas noticias. Veamos:
El presidente de Bolivia, Carlos Mesa.
– La popularidad del presidente Carlos Mesa ha caído al 61% tras haber llegado al 71%. ¿La razón? Su propuesta de acortar mandato y convocar elecciones anticipadas. El boliviano promedio no quiere que eso ocurra.
 
La desaprobación tiene relación con el ascenso del partido Movimiento al Socialismo (MAS), cuya figura principal es el líder cocalero Evo Morales, de origen aymara, quien emigrara con miles de campesinos y mineros sin trabajo al centro de Bolivia, al Chapare, para sembrar coca.
 
– El MAS acaba de cumplir, el pasado sábado 26, diez años. Naturalmente, se realizaron numerosos festejos. Los primeros en señalar su presencia fueron los embajadores de Argentina, Cuba, Venezuela y  Francia (aquí uno recuerda al "otro" Régis Debray deambulando con su disfraz de guerrillero), así como representantes del brasileño Partido de los Trabajadores.
 
Evo Morales ha proclamado que son la fuerza política más grande y destacado las numerosas organizaciones que tienen como base social.
 
– Un paso atrás (sucede en el puzzle). Al año, poco más o menos, de asumir, el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada estaba solo. A mis soledades vengo, a mis soledades voy. Ni ideas ni respuestas para con el retablo en torno, que se resquebrajaba extraordinariamente. Tanto, que el vicepresidente Mesa sólo se dedicaba a frenar conflictos y reclamos populares. El director de la CIA incluyó a Bolivia entre los potenciales focos de inestabilidad de América Latina.
 
Evo Morales y el presidente de Venezuela, el ex golpista Hugo Chávez.– El paso adelante del vicepresidente Carlos Mesa ("salvemos el sistema") disparó el conflicto. El choque de concepciones. Por un lado, Mesa (nacido en 1953 en La Paz, en el seno de una familia de historiadores vinculados a los medios de comunicación, con estudios en La Paz y en Madrid); por el otro, el líder cocalero Evo Morales (hijo de padres analfabetos, sin terminar los estudios primarios, vinculado desde muy joven a los sindicatos indígenas cocaleros). Blanco frente a mestizo, por lo demás.
 
– Carlos Mesa intentaba promover el crecimiento a través del gasto público, sin inflación ni deuda, con apoyatura en el Mercosur, sin cercenarse posibilidades de negociar con Estados Unidos y Europa. Pero la situación es ardua, para decirlo de manera delicada, ya que Mesa debía enfrentar una impresionante ola de conflictos y perdía pie, mientras Morales consolidaba poder.
 
Parece demencial, pero Carlos Mesa ha debido enfrentar como presidente 820 conflictos sociales; dicho de otro modo, unos 12.000 reclamos diferentes. Cortes de rutas, ocupaciones del aeropuerto internacional, cierre de válvulas de agua potable en la capital, ocupación de pozos petroleros..., todo ello en demanda de la ley Evo Morales de hidrocarburos. Ya que estamos en números, cabe señalar que Mesa resolvió 4.250 conflictos; pero eran pocos, frente un promedio de dos huelgas y bloqueo diarios.
 
– Y en el referéndum de la ley de hidrocarburos, la nacionalización de las compañías, para Evo Morales nada tenía que ver con una medida de extrema izquierda, naturalmente... Esta situación le sitúa, por cierto, en posición inmejorable, porque en el terreno de las confrontaciones es más avezado, dada su cercanía a Fidel Castro y a Chávez.
 
– Semejante situación muestra a Carlos Mesa en un sillón presidencial de limitadísimas posibilidades, desde donde intenta salvaguardar el orden pero sin poder hacer prácticamente nada. Ni siquiera, como vimos, adelantar comicios. O irse.

Por cierto, el más interesado en esta situación de indecisión absoluta, de limbo, es Evo Morales. La actualidad mata el tiempo en medio de una realidad que parece una fábula que se funda en falsas eternidades. Uno jaquea, y el otro procura salvar la investidura, el sistema. No todos los optimismos son iguales.

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