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ORIENTE MEDIO

¿Pueden ser demócratas Hezbolá y Hamas?

Si Al Qaeda renunciara al terrorismo, ¿saludaría el Gobierno de EEUU la participación de candidatos suyos en las elecciones norteamericanas? De haber denunciado los nazis la violencia, ¿hubiera sido Hitler un buen canciller para Alemania? Probablemente no, porque las tácticas de Al Qaeda y de los nazis importan menos que sus metas.

Si Al Qaeda renunciara al terrorismo, ¿saludaría el Gobierno de EEUU la participación de candidatos suyos en las elecciones norteamericanas? De haber denunciado los nazis la violencia, ¿hubiera sido Hitler un buen canciller para Alemania? Probablemente no, porque las tácticas de Al Qaeda y de los nazis importan menos que sus metas.
Terroristas de Hamás.
Igualmente, Hezbolah y Hamas son inaceptables debido a sus metas. Dichas organizaciones son elementos importantes del movimiento islamista que pretende erigir un orden global totalitario en la línea de lo ya instaurado en Irán, Sudán o en el Afganistán de los talibanes. Se ven a sí mismas como parte de un choque cósmico entre los musulmanes y Occidente; el vencedor dominará el mundo.
 
Washington, intentando ser consistente con su impulso a la democracia, prefiere ignorar estos objetivos y aprueba la implicación de Hezbolá y Hamas en el proceso político, siempre y cuando realicen unos pequeños cambios.
 
Las señales comenzaron el 15 de marzo, cuando el presidente Bush declaró que, aunque Hezbolá es "una organización terrorista", espera pueda cambiarse esa denominación mediante "la deposición de armas y la no amenaza a la paz [por parte de aquélla]". El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, hizo después este comentario, donde especificaba las alternativas: "Organizaciones como Hezbolá tienen que elegir: o eres una organización terrorista o eres una organización política".
 
Posteriormente Bush en persona explicó lo que quiso decir el día anterior, al presentar las elecciones como un método para desprenderse de la designación de terrorista: "Me gusta la idea de que la gente participe en las elecciones. Es positivo que te presentes a los comicios. Puede que algunos se presenten y digan: votad por mí, estoy impaciente por volar América. No sé, no sé si esa sería su plataforma o no. Pero no lo creo. Creo que, en general, la gente que se presenta dice: votad por mí, estoy impaciente por solucionar vuestros problemas, o por asegurarme de que ponéis pan en la mesa".
 
George W. Bush y Condoleezza Rice.La secretaria de Estado, Condoleezza Rice, manifestó entonces que también Hamas podría evolucionar en la dirección adecuada, una vez entre en el proceso democrático: "Cuando la gente comienza a salir elegida y a preocuparse por los distritos electorales y no tiene que empezar a preocuparse de si se escucha su retórica asombrosa contra Israel, sino de si el hijo de esa persona que vive calle abajo es capaz de ir a la escuela o no, o de si se arregla la carretera, o de si las condiciones de vida mejoran, esas cosas empiezan a cambiar".
 
La teoría es que gestionar un cargo –con su énfasis en temas tan mundanos como el de solucionar los baches o proporcionar buenas escuelas– aplacará a Hezbolá y a Hamas. Yo me cuento entre los escépticos.
 
La experiencia histórica no respalda tal optimismo. Cuando los totalitarios se hacen con el poder democráticamente no arreglan los baches ni mejoran las escuelas, si no es como medio de transformar sus países según sus visiones utópicas. Esta generalización se aplica con más claridad a los casos históricos (Adolf Hitler en Alemania tras 1933, Salvador Allende en Chile tras 1970), pero también parece válida para los actuales (Khaleda Zia en Bangladesh desde 2001, Recep Tayyip Erdogan en Turquía desde el 2002).
 
Después está la cuestión de sus intenciones antidemocráticas. Joseph Goebbels explicó en 1935 que los nazis utilizaban métodos democráticos "sólo para" llegar al poder. En el caso de los islamistas, el entonces asistente del secretario de Estado para Oriente Medio, Edward Djerejian, dijo en 1992: "Mientras que sí creemos en el principio de 'una persona, un voto', no apoyamos lo de 'una persona, un voto, una vez'". El Jomeini de Irán es la muestra de que los islamistas sí manipulan las elecciones para mantenerse en el poder.
 
Washington debería adoptar una posición de principios que excluya del proceso democrático no sólo a los terroristas, también a los totalitarios que utilizan el sistema para llegar al poder y mantenerse en él. No es suficiente que las organizaciones islamistas renuncien a la violencia; por ser irremediablemente autocráticas, tienen que ser excluidas de las elecciones.
 
En un famoso disenso (1949) del Tribunal Supremo, el eminente juez Robert H. Jackson se decantó por el arresto de un demagogo neonazi de Chicago con el argumento de que no hacerlo convertía la Ley de Derechos Constitucionales en un "pacto suicida". El mismo imperativo de autoprotección se aplica a la política internacional.
 
Aunque Hezbolá o Hamas prometen un cambio de táctica, América –o, a estos efectos, Israel y otros Estados occidentales– no debería aceptarlos como partidos políticos legítimos.
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