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VENEZUELA

Imploremos por Chávez

Si, por designios del Universo, Hugo Chávez no sobrevive al cáncer, como auguran en la prensa y en las tertulias de exiliados venezolanos y cubanos en Miami, la historia lo premiará.


	Si, por designios del Universo, Hugo Chávez no sobrevive al cáncer, como auguran en la prensa y en las tertulias de exiliados venezolanos y cubanos en Miami, la historia lo premiará.

Los pueblos suelen ser benévolos y amnésicos con sus gobernantes, sobre todo si generan antipatía contra los imperialistas y se muestran perseguidos o enferman, convirtiéndolos en mártires, aunque hayan sido victimarios. Incluso Chávez será glorificado si sobrevive al cáncer, que dicen los rumores hizo metástasis en su cuerpo, porque la gente eventualmente votaría por él con lástima y sin remordimiento.

Muchos olvidarán que durante su gobierno arrebató las libertades civiles, confiscó empresas e industrias gritando a viva voz "¡Exprópiese!", como si estuviera repartiendo pasteles en una fiesta; restringió la libertad de prensa y ejerció como un dictador totalitario sin control ni razón. Asimismo, sus seguidores negarán que manipuló la Constitución y las leyes para perpetuarse en el poder.

Otros ignorarán que exportó la revolución bolivariana, cambiando el destino de ciertos pueblos latinoamericanos, que decidieron escoger ese camino tortuoso y quizás equivocado; ellos apenas están comenzando a sufrir el daño socioeconómico, que muchos expertos vaticinan será el acabose para el futuro de sus países.

La leyenda popular honrará a Chávez y se olvidará de que, con su mentalidad desquiciada, llevó a la ruina a Venezuela. Será más grande que el Che Guevara, si los escribanos de la historia no dicen la verdad.

También negarán que durante su gobierno distribuyó armas a un pueblo sediento de venganza por el resentimiento social que se generó a finales del siglo pasado, fraguando un choque de clases que, como una bomba de relojería, podría estallar en cualquier momento.

Nadie puede olvidar que la otrora próspera Venezuela enfrenta un futuro incierto. La carne y la leche escasean; la mafia chavista –como sus semejantes en otras dictaduras– se ha apropiado de las riquezas. Se han usurpado empresas privadas y otorgado privilegios como si el pueblo hubiera dado al chavismo permiso para regir una finca particular. El modelo chavista calca el modelo cubano.

Ya veremos la rapiña política y económica de los chavistas furibundos cuando su líder desaparezca de la escena pública. Todos ellos, que han sido cómplices de las locuras de su patrón, pelearán por el poder, y tal vez se derrame sangre inocente en las calles de Caracas.

Puede que Chávez se sienta invencible, porque él delira diciendo que es la reencarnación del Libertador de América, Simón Bolívar; pero hasta el General murió de tisis, afligido y casi arrepentido de su gesta redentora.

A nadie se le debe desear el mal, ni siquiera al enemigo, y es preferible un Chávez fuerte y enérgico, diciendo incongruencias políticas y sociales pero vencido por la democracia y no por el cáncer, que lo transformaría en mártir. Es mejor que viva y que el pueblo resuelva su destino en las urnas, y no que Venezuela entre en un período de crisis más profunda, en el que los parásitos que ostentan el poder lucharían por quedarse con el suculento sancocho en que su líder sumió al país.

 

https://twitter.com/RaulBenoit

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