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Federico Jiménez Losantos

Los comisionistas de la democracia

Dice Benegas que el PP debe "aprender a ser demócrata en el País Vasco". Hasta ahora se ha limitado a acudir a las urnas cada vez que hay elecciones, hacer campaña electoral pacíficamente donde ha podido presentarse y enterrar a los muertos elegidos en sus listas. Evidentemente, le falta mucho para alcanzar la condición moral de "demócrata" desde que la que presume y predica José María Benegas. Le falta emprender el terrorismo de Estado, como Benegas, creando desde las tripas del Ministeruo del Interior y la cabeza del PSOE vasco una banda como los GAL. Le falta la malversación generalizada y masiva de fondos reservados con excusa de la lucha antierrorista. Le falta la sumisión política a la banda criminal sentándose sin condiciones previas con ETA en los diálogos de Argel. Y, naturalmente, le falta acompañar al PNV en toda su política de discriminación linguística, ninguneo cultural y persecución ideológica de todos los que no son nacionalistas, como ha hecho el PSOE de Benegas durante sus muchos años de Gobierno compartido con el PNV.

Le falta, sobre todo, algo especialmente sutil pero férreo de lo que depende el errático, inmoral y desastroso itinerario de cierto socialismo vasco y español que no ha sido finalmente ni socialista ni vasco ni español, porque ha partido de aceptar una condicón que invalida la democracia: los vascos nacionalistas son ciudadanos de primera y los no nacionalistas, de segunda. El nacionalismo legitima las instituciones representativas y el no nacionalismo carce de legitimidad para ocuparlas sin la escolta del nacionalismo. Ese complejo de Tío Tom, esa interiorización del racismo aranista es lo que llevó a Benegas y su partido a ganarle una vez las elecciones al PNV y entregarle a continuación la Presidencia del Gobierno Vasco, como si ellos, es decir, sus votantes, no tuvieran, en el fondo, los mismos derechos democraticos que los del PNV.

Naturalmente, hay una forma de compensar esta degradación de la democracia vasca que predica el PSOE y no es otra que la corrupción. Si Benegas y su partido o la parte de su partido que con él se identifica hubieran demostrado una honradez acrisolada en el manejo de los fondos públicos, podríamos hablar de estupidez política y de omisiones éticas. Pero como son lo que son y han hecho lo que han hecho, debemos concluir que lo que realmente buscan no es que en el País Vasco haya alguna vez una democracia de verdad sino que sus omisiones sigan generando comisiones. Dame pan y dime tonto, o maketo, o lo que se te ocurra, que para eso eres el amo, Xabier. Esperemos que el PP no aprenda nunca a ser demócrata en el País vasco a la manera de Benegas: de rodillas, con la mano tendida y la palma hacia arriba. Que no sea nunca un comisionista de la democracia.

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