Menú
QUEDA MUCHO POR HACER

Cultura y libertad

Entre las principales aportaciones culturales de los ocho años de Gobierno del PP están Los Lunnis, ese gran acierto mediático y popular seguido por niños y mayores. Pues bien, Los Lunnis –sí, ¡Los Lunnis!– han firmado, junto a lo más granado y rancio de la progresía española, el manifiesto a favor de esa extorsión gangsteril que llaman "canon digital". Me dirán que es una metáfora demasiado fácil. Es una realidad, y corresponde bien a la facilidad con que la derecha española ha seguido buscando la legitimidad en la izquierda, como si la izquierda tuviera el monopolio de la cultura en todos los sentidos.

Entre las principales aportaciones culturales de los ocho años de Gobierno del PP están Los Lunnis, ese gran acierto mediático y popular seguido por niños y mayores. Pues bien, Los Lunnis –sí, ¡Los Lunnis!– han firmado, junto a lo más granado y rancio de la progresía española, el manifiesto a favor de esa extorsión gangsteril que llaman "canon digital". Me dirán que es una metáfora demasiado fácil. Es una realidad, y corresponde bien a la facilidad con que la derecha española ha seguido buscando la legitimidad en la izquierda, como si la izquierda tuviera el monopolio de la cultura en todos los sentidos.
Uno de los personajes de Los Lunnis.
Frente al ataque contra las bases de la convivencia democrática que es la Ley de Memoria Histórica, alguna comunidad o ayuntamiento popular podría haber organizado una exposición seria, sin aspavientos ni designios propagandísticos, sobre el terror rojo durante la guerra. ¿Han oído ustedes de alguna iniciativa parecida? Pues ya está todo dicho. La agenda cultural de la derecha, allí donde gobierna, sigue en manos de los de siempre.
 
Siempre hay excepciones, claro está. La Comunidad de Madrid está preparando el centenario del alzamiento del Dos de Mayo con la dimensión nacional que corresponde a la efeméride. Hay previstas varias exposiciones, una de ellas bajo la responsabilidad de Pérez Reverte, que acaba de publicar un nuevo episodio nacional sobre el asunto. La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), relacionada con el Partido Popular, ha consolidado la línea editorial de Gota a Gota, y está haciendo un gran trabajo de formación y de divulgación del pensamiento liberal-conservador. Pero, en general, en cultura mandan los de toda la vida, y no parece que las cosas vayan a cambiar pronto.
 
Si quieren sobrevivir, Los Lunnis seguirán obligados a firmar manifiestos progresistas. El alcalde de Madrid, que mantiene con el dinero de todos a su corte personal de artistas y titiriteros progres, como un déspota mantenía antes a su corte de bufones, es el más aquilatado ejemplo de este complejo.
 
***
 
En cuanto a la política cultural del Gobierno de España, como gusta de llamarse desde hace algunos meses el grupo de individuos que encabeza Rodríguez Zapatero, ha habido algún cambio sustancial tras el fiasco de las elecciones municipales y autonómicas. Hasta entonces lo cultural había cobrado una prioridad absoluta. Era una línea muy postmoderna en la que primaban las "políticas de identidad" y de "reconocimiento" sobre, por ejemplo, las cuestiones económicas. La "Segunda Transición", de la que tan bien ha hablado Mayor Oreja, afectaba a la naturaleza misma de la sociedad española, que Rodríguez Zapatero se había propuesto modernizar de arriba abajo. De ahí leyes tan simbólicas como la de "violencia de género", la de "matrimonio entre personas del mismo sexo", el del "divorcio exprés", la de "identidad de género", etc. La ministra de Cultura, Carmen Pixie y Dixie Calvo, era el icono perfecto de esta oleada postmoderna y analfabeta.
 
Carmen Calvo.Las elecciones confirmaron que esta Gran Revolución Cultural Identitaria no resultaba tan rentable como se esperaba. La primera víctima fue la propia Carmen Calvo. Luego las prioridades pasaron a otros campos: la economía, cada vez más, las infraestructuras –con las improvisaciones y chapuzas de todos, en particular de los catalanes, conocidas– y lo social: cheque-bebé o vivienda (con un plan clonado del anterior tras la reforma del Consejo de Ministros)...
 
El giro se entiende bien si se recuerda que Rodríguez Zapatero piensa, como recoge un libro de Jordi Sevilla (Del nuevo socialismo, 2002), que en política "todo es posible y aceptable, dado que carecemos de principios, de valores y de argumentos racionales que nos guíen en la resolución de los problemas".
 
Aun así, este pragmático puro, sin principios ni valores, no ha podido reprimir del todo su veta visionaria ni acallar los intereses de alguno de sus aliados, como Izquierda Unida. El 2007 se recordará como el año en que un Gobierno democrático quiso reescribir la historia de España, volver a abrir las heridas de la Guerra Civil, enarbolar un estandarte guerracivilista contra el adversario y legitimar a posteriori la violencia –violencia política– del bando derrotado. Éstas son algunas de las consecuencias, sin duda queridas, de la Ley de Memoria Histórica.
           
La otra gran ley cultural, en el sentido amplio en que hoy se utiliza la palabra, es la de Educación para la Ciudadanía. La asignatura ha devuelto a la actualidad el esotérico vocabulario masónico, más aún que el republicano. Nos ha hecho cambiar de opinión a quienes siempre hemos sido escépticos acerca de la influencia de la masonería. Hay que rendirse a la evidencia: además de la línea roussoniana y sesentayochista de la nueva pedagogía que tanto gusta a los socialistas, hay, detrás de la famosa asignatura, un proyecto masónico. El Gran Arquitecto, Relojero, o como quiera que sea el oficio que le asignen los masones, se ha aposentado en La Moncloa en forma de Pedagogo. Madera de pedagogo, podía haber titulado Suso de Toro su libro sobre Rodríguez Zapatero.
 
Tarik Ramadán.La Alianza de Civilizaciones, algo maltrecha tras los desplantes de Hugo Chávez y otros compañeros mártires, se cobró una víctima este año: la Fundación Atman para el Diálogo de Civilizaciones, la que trajo a Tarik Ramadán a Madrid. Tras el fallecimiento de Jesús de Polanco, ha sido misteriosamente cerrada. En compensación, se ha abierto en pleno centro de Madrid la Casa Árabe, que anda sumamente preocupada con la islamofobia en las sociedades occidentales. ¿El islamismo radical? Un prejuicio reaccionario, ya se sabe.
 
Se demuestra así que el Gran Proyecto de Alianza de Civilizaciones, con los masones progresistas del bracete, continuará en marcha. Lo mismo han indicado la exposición titulada –sin bromas– Dios(es). Modos de empleo o la celebración del solsticio de verano en la Casa de América de Madrid, reconvertida en santuario maya o azteca por unos días, para regocijo de propios y extraños y, probablemente, sustancioso provecho económico de los organizadores del evento. El indigenismo resulta fashion para esta izquierda que gusta de vestirse en la calle Serrano (es aún más fácil con coche oficial a la puerta) y se entretiene, eso dice, leyendo a ideólogos republicanos y poetas leoneses.
 
***
 
El intento de Gran Revolución Cultural Identitaria suscitó bastante pronto una fuerte reacción ciudadana. Francisco José Alcaraz, el presidente de la AVT, lo ha llamado "rebelión cívica". Esta rebelión cívica ha tenido frentes muy diversos, algunos políticos y otros más culturales. Entre los primeros, las grandes manifestaciones contra la rendición a los etarras. Entre los segundos, cabe mencionar la aparición y consolidación de toda una serie de asociaciones, fundaciones y grupos surgidos espontáneamente para defender la libertad de los españoles, como el Instituto Juan de Mariana, la Fundación Burke, Hazte Oír o Profesionales por la Ética. También se han consolidado editoriales fundadas hace poco tiempo, en la misma línea de rebelión ciudadana (Libros Libres, Áltera o Ciudadela, con su club de lectores Criteria). Han aparecido nuevas revistas, como Chesterton, y ganan terreno, en credibilidad informativa y en audiencia, las nuevas televisiones, con Libertad Digital TV a la cabeza.
 
Se han llegado a crear nuevas palabras, como liberogay, que son síntoma de nuevas tendencias: véase Chuecadilly o Aquiles en Madrid. La respuesta progresista ha sido fulminante. Se han atacado medios de comunicación como la COPE, se han emprendido acciones judiciales contra periodistas e incluso se ha llegado a cerrar algún blog político, algo inédito en democracia. En buena medida, la batalla cultural por la libertad se ha dado en la Red, en Red Liberal, Barcepundit, Nuevo Digital Internacional y tantos otros, alguno recién llegado, como El Estado del Derecho.
 
***
 
El cine español sigue viviendo, salvo contadas excepciones, de los impuestos que pagamos todos. Ya nos hemos acostumbrado, pero la ofensiva de la cochambre cultural progresista sigue avanzando en terrenos cada vez más sensibles.
 
El Centro de Estudios Constitucionales, por ejemplo, ha publicado una nueva edición de las Obras Completas de Azaña, en siete volúmenes. Es un monumento que debería haber constituido un gran acontecimiento cultural. Pues bien, se han editado 500 ejemplares. No conozco a nadie que las haya visto. A mí, que me pasé años trabajando sobre Azaña, no me han enviado siquiera una invitación para comprarlas, o al menos para contemplarlas de lejos.
 
Rosa Regàs.Aún más inquietante ha sido lo ocurrido en la Biblioteca Nacional bajo la dirección tan inepta como sectaria de Rosa Regàs, con robos de incunables incluidos. La sede central del Instituto Cervantes se convirtió, por arte de birlibirloque, en un centro cultural. Lo sigue siendo. El Teatro Real, con un presupuesto astronómico, se ha decantado por una programación cada vez más elitista, aunque como está de moda se llena pongan lo que pongan.
 
El Museo del Prado lleva peor camino. Por fin se inauguró la horripilante ampliación firmada por Rafael Moneo (impulsada por el PP, dicho sea de paso). Sólo de verla dan ganas de llorar. Pero lo más grave, probablemente, está por venir. El Prado parece encaminarse a la incorporación del arte contemporáneo. Así lo indican payasadas como la performance a cargo de Barceló en el Casón del Buen Retiro y exposiciones mediocres, como la dedicada a Picasso. Dado que el Casón se ha dedicado a centro de documentación, no albergará ya las colecciones de pintura del siglo XIX. Tal vez se vaya a una fusión con el Reina Sofía. Y ya puestos, acabará pareciendo lógico que el Guernica termine en el País Vasco, a cambio de quién sabe qué favor electoral.
 
Para compensar este triste panorama, ha habido exposiciones extraordinarias: la de las Fábulas de Velázquez, en el mismo Prado; la de Durero y Cranach, en el Thyssen; la de El retrato moderno en España, de la Real Academia de Bellas Artes, y la dedicada a Poussin en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. El Guggenheim, ese bostezo gigante, intenta paliar su oquedad ontológica con pintura norteamericana. En este terreno, como en el de los Oscar, el antinorteamericanismo de la progresía española deja paso al papanatismo perfecto, inagotable. El mismo síndrome ha acabado con el último resto de prestigio que le quedaba al Premio Príncipe de Asturias, tras concedérselo el jurado al ecolojeta Al Gore. Aunque, gracias a eso, el Instituto Juan de Mariana ha alcanzado una fabulosa notoriedad pública.
 
Lo más notable es la visibilidad cada vez mayor de los liberales y los conservadores en la esfera cultural. Ya no nos pueden silenciar, como antes. Ahí están las tiradas de los libros de Federico Jiménez Losantos, Pío Moa y César Vidal, o la del último de José María Aznar. Pero que nadie se haga ilusiones: hay muchos modos de callar a la gente.
 
 
Pinche aquí para acceder a la página web de JOSÉ MARÍA MARCO.
0
comentarios