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CHUECADILLY CIRCUS

Ermua & Bassi forever

Voy a dejar la rentrée de La Prohibida para la semana que viene, si es que el maromo que me echa la bronca cuando le envío esto no se cansa antes de mí, y les contaré un poquito de la fantástica mani del sábado pasado.

Voy a dejar la rentrée de La Prohibida para la semana que viene, si es que el maromo que me echa la bronca cuando le envío esto no se cansa antes de mí, y les contaré un poquito de la fantástica mani del sábado pasado.
María Blanco (Meri White), en la manifestación del 3F.
Lo mejor: las gafas de sol vintage Gucci y Versace –¡corran a por ellas!– que llevaban un par de cuarentones absolutamente arrebatadores. Algo se mueve en Chueca. ¡Tiembla, Zerolo! Del modelazo de Cristina Paca (¿reclutará Ágata colaboradores en Cotopaxi?), mejor no decir nada. Ustedes mismos.
 
Sobre los emocionantes discursos, nada que no sepan: somos más y mucho mejores, y además lucimos regio. Y si lo dudan, echen un vistazo a mi amiga Meri White o a la entrevista de Dieter ¿dónde-está-mi-corbata? Brandau a Jiménez Becerril. Ese esmalte a juego con la melena es lo más impactante que he visto en mucho tiempo, aparte, claro está, de sus pronunciamientos contra la política del Gobierno. Como la inviten a 59 segundos es capaz de convencer hasta a la presentadora, y seguro que le sobra la mitad del tiempo.
 
Para la próxima mani sugiero un modelo tipo "España maltratada, se busca al culpable", con algún toque de maquillaje gore, como me apuntó una lectora. Los amigos del rollo "droga dura", como dice mi amigo José María, pueden visitar la página de Eolia, donde encontrarán inspiración para las pancartas más cañeras y rompedoras. Cualquier cosa menos la horrenda melenita de Iñaki Ezkerra. A algunos cincuentones les ocurre lo mismo que a Joan Collins, que piensan que la energía reside en la cabellera y se dejan crecer –o plantan– una especie de fregona en la cabeza pensando que rejuvenece. Craso error.
 
Francisco Grande-Marlaska.Y tras la mani, la after mani, regada con vinito del bueno (al próximo acto de repulsa asistiremos portando botellas de tinto, por eso de provocar una carga policial). Se nos unió el ligue de quien ya les conté la semana pasada, mi entre-él-y-tú-no-habrá-nada favorito. Mi colega P. me llamó "buenista" por eso de sentarme a su vera y celebrar sus arrumacos. Para el que fue cristiano de base y llegó incluso a pensar en tatuarse una cita del padre Llanos en el hombro, la bondad es casi congénita.
 
Acabamos en un local muy frente al café Belén, zona post-Chueca. Mi editor temía por la pureza de su madre –como si la señora hubiese nacido ayer–, así que bordeamos el barrio. No me quejé, no vaya a ser que un día de estos la White me llame marinazi o algo similar ante tres millones de personas. Al pasar por la Audiencia recordé al juez Grande-Marlaska: mi madre, con un gaydar que ni Boy George, soñaba con que yo lo conociera algún día. La pobre mujer se llevó un gran disgusto el día en que el prócer confesó estar casado con otro. Too late, my friend, que diría Miguel qué-será-lo-que-tiene-el-negro Sebastián en esos actos que le monta el partido.
 
El socialista da bastante pena. Uno no puede pasarse años frecuentando amistades de las de "para mí, todo lo que queda al sur del Manzanares no es Madrid" y luego lanzarse a la conquista del voto obrero. Me recuerda a la Trini, que sólo conocía la ciudad a través de los cristales tintados del coche con chófer en el que iba a Gobelas. De ahí su propuesta de poner semáforos en la M-30, supongo que para relajarse camino del trabajo contemplando la cúpula de La Almudena.
 
Hablando de mujeres-bandera: las últimas noticias sobre el 11-M me recuerdan aquella canción de la incomparable Cecilia, tan enemiga de la hipocresía viniera de donde viniera. Decía algo así como: "Cuántos hombres cuestan las victorias". Si levantase la cabeza, las damas del PNV la devolverían a la tumba a paraguazos (¡qué panda de ordinarias!). "Ahora mando a costa"... de doscientos muertos...
 
Releo los párrafos anteriores y no sé si deletearlo todo o pedir al maromo que me traslade a otra sección. Así que, para escapar del dilema between the horns, que diría el profesor Copi, les recomiendo que no se pierdan la última colección de Armand Bassi para hombre, recientemente presentada en París. En cuanto mi piggy bank engorde un poco, lo sacrifico y me compro un superguardapolvos con botas de motero to match.
 
De todas formas, espero que no le ocurra como al que sacó los trajes de seda de colores, que se encontró con la resistencia machirula y al final tuvo que hacer lo mismo pero en pana, que se supone es un material más masculino, y ciertamente más fácil de planchar.
 
Atentos a las ventajas, que diría la Maura en La comunidad:
 
– Ponible: No me dirán que esos abrigos y trencas en gris metalizado no son una auténtica delicia, y una prenda que uno puede usar en cualquier ocasión. Lo de la bufanda de algo parecido al papel aluminio es más cuestionable, sobre todo para la moto: te puede pasar lo que a Isadora Duncan, pero a 140 y por la carretera de La Coruña.
 
– Combinable. Algunos echan un vistazo a cualquier escaparate y salen despavoridos. "¡Qué mariconada!", comentaría mi amigo Jon, icono de la belleza osezna. Pues tú te lo pierdes. Un abrigo es un abrigo, una bufanda una bufanda, y en cuanto al corte de pelo, no está incluido en el precio. A mí los abrigos me parecen maravillosos con pantalón tweed de pinzas y zapato inglés, mejor con lazo o cordones. Brideshead Revisited por dentro, Starship Trooper por fuera.
 
– Unisex. Y si a pesar de todo lo anterior tu novio te tira a la cara el modelito porque a él no le gustan los disfraces –infeliz–, te lo pones tú. Ideal para ese look masculino chic que ahora regresa gracias a Victoria Beckham. Imagínate en vaquero ceñido, chaqueta corta –no demasiado– y trenca Bassi, o en traje sastre y guardapolvos Bassi hombre abierto. Lo más apropiado para ese look de muñeca carnívora que la chica de hoy debe cultivar en los power meetings.
 
Y, speaking of the devil, la partida de David y su esposa es un nuevo ejemplo de que eso de la hospitalidad y afabilidad del pueblo español es un mito que conviene desenmascarar cuanto antes. El tratamiento dispensado a Victoria en España fue de lo más cañí. La recibimos con el mismo gesto que hubiera adoptado la mujer de Franco con acidez de estómago. Y con todo y con eso, con la Obregón soltando necedades y los periodistas paniaguados apoyando a la castiza, la spice girl saca un fabuloso libro de fotos en Madrid. Gratis total y sin pedir nada a cambio. Pero nosotros preferimos insultarla, y si hay que promocionar la capital o la región, mejor contratar a Ana Belén, esa rutilante estrella de fama sideral. Vamos, que el extranjero que haya visto los famosos anuncios no sabrá si en ellos se promociona Madrid o alguna marca de dentaduras postizas.
 
Algunos no tienen remedio, ni en la CAM ni en el Ayuntamiento. Solución para las municipales de Madrid, necesito, ya.
 
Any ideas?
 
 
Inquire whitin: chuecadilly@yahoo.es
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