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CHUECADILLY CIRCUS

La ruleta rusa

No quería hablar de Obama, pero una exclusiva es una exclusiva: en 1996 el entonces candidato al Senado de Illinois era partidario del matrimonio entre personas del mismo sexo: "Estoy a favor y lucharé contra los esfuerzos por prohibirlos". ¿Por qué no lo contaron antes? ¿Se imaginan la que se habría armado si el donde dije "digo" digo "Diego" lo hubiera protagonizado un republicano? ¿Cuántas varas de medir tiene el movimiento gay?

No quería hablar de Obama, pero una exclusiva es una exclusiva: en 1996 el entonces candidato al Senado de Illinois era partidario del matrimonio entre personas del mismo sexo: "Estoy a favor y lucharé contra los esfuerzos por prohibirlos". ¿Por qué no lo contaron antes? ¿Se imaginan la que se habría armado si el donde dije "digo" digo "Diego" lo hubiera protagonizado un republicano? ¿Cuántas varas de medir tiene el movimiento gay?
Barack Obama.
A propósito de Diegos, de movimientos y de otro asunto del que tampoco quería hablar más: el periodista Enrique de Diego revela en su blog que, según el diario Ya, Vanesa de las Heras, adoptante de LA HIJA BIOLÓGICA DE SU PAREJA (perdonen las mayúsculas, pero a ver si nos enteramos de una vez de que la niña del caso Ferrín Calamita tiene una madre legal y biológica, y nos dejamos de "la niña a la que quería adoptar una pareja de lesbianas"), figuró en la candidatura de UPyD al Congreso en las últimas elecciones generales. Dadas las pésimas relaciones entre el partido de Rosa Díez y el establishment zerolista, que considera a UPyD una peligrosa secta ultraderechista, a estas alturas la tesis del lobby gay y demás chorradas aplicadas al juez condenado ya no las sostiene ni el mismísimo Hércules reencarnado.
 
Me figuro que a Vanessa el proceso de paz de ZP y los flirteos del zerolismo con el nacionalismo radical y los islamofascistas le harían la misma gracia que a mí, y quizá por eso decidió participar en política. Sea por la razón que fuere, muy bien hecho. Yo pensaba que los hijos eran de quien los paría y los criaba, y no del Estado. No sé en qué manual de liberalismo viene la esterilización forzosa de las lesbianas, o el robo de niños con dinero público.
 
Mientras lo busco –¿alguien me echa una mano?–, les cuento lo de Obama, que mucho me temo no sea sino el comienzo de una larga lista de imposturas motivadas por puro electoralismo. En 1996 el periódico gay Outlines y la organización Impact hicieron un sondeo entre varios candidatos a diversos cargos. Los resultados fueron publicados en Outlines, y los encuestadores se quedaron con los documentos originales manuscritos y firmados por los políticos.
 
Resulta que, 12 años después, una periodista de otra publicación gay, el Windy City Times –se refiere al clima de Chicago, no a los gases–, se topa con el cuestionario en el que Obama afirma estar a favor del matrimonio gay mientras revisa sus archivos para un proyecto de historia local. ¡Qué causalidad, justo después de las elecciones y días antes del acto de juramento del nuevo presi! La verdad es que ni el guionista más avezado se habría imaginado algo así. Empezamos bien, Mr. President. Entre los clérigos que ha invitado a los fastos washingtonianos, un obispo gay para empezar y un predicador medio homófobo para el fin de fiesta, estamos apañados. Si esto no es esquizofrenia, que venga Dios y lo vea.
 
¿Para qué ir al teatro, si ya tenemos políticos?, se preguntará más de uno. Porque cuando juegan a la ruleta rusa, los actores suelen hacerlo con balas de fogueo, no con pólvora del Rey pagada por todos; y además saben dónde apuntar. No se pierdan el estupendo espectáculo que Enric Benavent, Luis Bermejo y El Zurdo han montado sobre unos textos de Chéjov. La obra fue representada el pasado mes de diciembre en la Sala Triángulo de Madrid, un lugar al que no había regresado desde aquella terrible noche en la que un actor argentino casi acaba con la salud mental del respetable a base de gritos huracanados y aspavientos desbocados, que por poco lo llevan del escenario a la morgue.
 
La ruleta rusa es una divertida sátira de diversos usos y costumbres que nunca pasarán de moda. Ahí están el funcionario pelota (ese consejero de Parques y Jardines me recuerda a alguien), la señora que explota a su criada, el papá que se lleva al niño de putas... y, por supuesto, las broncas que se montan entre bambalinas. También la tragedia de los cuernos con el mejor amigo –las personas inteligentes saben que los mejores amigos nunca han de ser de la misma orientación sexual– y alguna otra situación por la que habrán pasado, o que al menos alguien les habrá contado.
 
El reparto está muy bien, aunque yo destacaría a la bellísima Paloma Mozo, que hace de mala malísima, y a dos de los chicos, un vasco que está como un tren –doy fe de ello porque el otro día me lo encontré en el metro– y Fernando Otero, a quien algunos conocerán por su papel de Moncho en la serie Gominolas, de Cuatro. Si quieren compensar las horas de dolor y rabia contenida en la incómodas butacas de las salas de Lavapiés mientras soportaban el engendro del algún discípulo tarado de Calixto Bieito, vean La ruleta rusa, la obra que nos reconcilió con el off Broadway madrileño. La podrán disfrutar el día 21 en el Teatro Lara de Madrid... y los días 30 y 31 en el Teatre Sans de Mallorca. Seguro que mis amigos baleáricos disfrutarán de lo lindo con ese catañol casi ininteligible de la pareja barcelonesa protagonista de una de las historias, la más real a mi modo de ver, y que tanto me recuerda a Nebrera Nodoyuna y a su elegante marido. Como la vida misma.
 
No me propongo hacer sangre con el último desatino de la Nebrera a cuenta del acento de Maleni Álvarez, la ministra más dicharachera, porque ya la he puesto verde en otras ocasiones por lenguaraz y pizpireta. Nos lo advirtió José García Domínguez hace más de dos años en un profético artículo titulado "La oscura historia de la candidata Montse":
Quizás de ahí que Josep Piqué y su inseparable escudero, el camarada Vendrell, hayan cooptado con tamaño alborozo a esta fiel empleada y colaboradora de Ignasi Guardans en el Instituto Cambó. Motivos para la euforia no le han de faltar a ese par de dos con su nueva compañera de viaje. Porque la flamante señora directora de tal geriátrico del pensamiento no sólo llega del brazo del máximo perseguidor de la COPE en el Parlamento Europeo. También la escolta en su debut un conocido filántropo antinacionalista, cierto Miquel Roca i Junyent por más señas, que preside la magna institución. Pesada carga para la que cuenta con el auxilio inestimable del afamado rapsoda Federico Mayor Zaragoza, que sestea en la vicepresidencia. Como se ve, lo mejor de cada casa.
Si es que mi Pepe nunca se equivoca. No sé por qué será, pero en los últimos años las pijas catalanas han perdido todo su glamour. Más que como señoritas bien de la capital del Mediterráneo, algunas se comportan como pescaderas de algún arrabal napolitano.
 
En fin, que casi todos tienen un pasado que ocultar. El de activista pro gay marriage de Obama es parte del personaje, que siempre ha sabido arrimarse al sol electorero que más calienta. Esperemos que no acabe chamuscado. Que la minifalda de Montse esconde las gruesas enaguas de la España negra de las doñas perfectas galdosianas es algo que todo el mundo sabía. Y revelar el incierto pasado lésbico de Norma Duval le ha costado 15.000 euros a Jesús Mariñas, del que recuerdo haber oído cosas terribles sin que al señor le importase un pito lo que dijeran de él. Será que el teatro es así.
 
 
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