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CÓMO ESTÁ EL PATIO

¡Peste de "bueno", "a ver" y "en ese sentido"!

Cada vez que empieza un nuevo año, la gente se propone dejar atrás todo aquello que no le satisface. La tradición está tan arraigada en el subconsciente colectivo, que en cuanto terminan las campanadas de Nochevieja muchos empiezan con la depresión... sólo de pensar que habían prometido dejar el tabaco o apuntarse a un gimnasio el mismo 1 de enero. Si han prometido ambas cosas, estamos ante firmes candidatos a la medicación ansiolítica de por vida.

Cada vez que empieza un nuevo año, la gente se propone dejar atrás todo aquello que no le satisface. La tradición está tan arraigada en el subconsciente colectivo, que en cuanto terminan las campanadas de Nochevieja muchos empiezan con la depresión... sólo de pensar que habían prometido dejar el tabaco o apuntarse a un gimnasio el mismo 1 de enero. Si han prometido ambas cosas, estamos ante firmes candidatos a la medicación ansiolítica de por vida.
No conviene cambiar muchas cosas así, de sopetón, porque se corre el riesgo de acabar votando a Z en un momento de ofuscación. Sin embargo, hay algunas modificaciones que sí deberíamos plantearnos con toda la firmeza; por ejemplo, en nuestra manera de hablar. Ganaría mucho nuestro decoro nacional-lingüístico.
 
Por ejemplo: la gente, sobre todo la joven, debería dejar de decir "a ver" cada vez que comienza una frase.
 
"A ver". ¿Cómo que "a ver"? ¿A ver, qué? Conteste lo que proceda y deje de hacer el imbécil con esa muletilla, joven o jóvena de hoy en día. No hay que ver nada; hay que responder a la pregunta que te han hecho o continuar la conversación con una frase inteligible, algo para lo que el sentido de la vista está de más.
 
"En ese sentido" es otra muletilla repugnante que todos estamos hartos de oír. "Esta mañana me apetecía comer lentejas con tocino, y en ese sentido le he dicho a mi abuela que me preparara una buena olla". "Claro, es que en ese sentido son muy nutritivas, y altamente recomendables tras una noche de borrachera". "Bueno, pues me voy en ese sentido". "Vale, yo me voy en ese otro".
 
¿Qué mierda es eso de "en ese sentido"? ¡Pero si es una construcción absurda que no añade ni quita significado a las frases en que se incluye! Cojan cualquier discurso de Pepiño Blanco, supriman todos los "en ese sentido" y verán cómo el resultado es igual de absurdo e inteligible que antes. Entonces, ¿por qué todo el mundo habla "en ese sentido"?
 
A los que repiten el adjetivo "bueno" sin parar, creo, sinceramente, que no habría que matarles, sobre todo porque el fútbol español se quedaría sin futbolistas, pues, retirados ya hace tanto Miguel Pardeza y Jorge Valdano, no hay una sola estrella de nuestra Liga que no meta veinticinco "buenos" en una intervención de dos minutos. Sin embargo, a los que utilizan el "bueno" como jaculatoria sí sería higiénico prohibirles terminantemente que castiguen a los demás con esa comodín absurdo con que salpimentan sus triviales aportaciones a la conversación.
 
Hay casos extremos en los que la pena de privación de la libertad está suficientemente justificada. Me refiero a los que comienzan una frase diciendo: "Bueno, a ver, es que en ese sentido...". Esta gentuza es irrecuperable para el civismo, y conviene apartarla de la sociedad para que el virus no se extienda. En Zetapaña todos tenemos derecho a tener derecho, en feliz aportación intelectual de nuestro presidente, tan dado a los juegos florales. Todos, todas y tod@s, sí, excepto los que meten las tres malditas coletillas al comienzo de una frase sin tiempo casi para respirar.
 
Esos son como los católicos que se manifiestan en la plaza de Colón a favor de la familia: irrecuperables para la democracia. ¡Bermejinsky, detenlos a todos!
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